La ruta del astrónomo


Ya estamos en las últimas semanas del año, las que traen consigo la ansiedad de muchos estudiantes que deberán definir su futuro a través de la Prueba de Transición Universitaria (PTU).

Pasé por lo mismo varios años atrás cuando me tocó dar la entonces PSU. Si bien, siempre tuve claro que quería estudiar y dedicarme a la astronomía, había cierta incertidumbre. Por ese entonces, mi familia me molestaba con los famosos rankings de empleabilidad y los bajos sueldos que ganarían los astrónomos al terminar sus estudios (lo que te hace dudar un poco más teniendo la opción de acceder a carreras con mejores índices como ingeniería, derecho o medicina). A pesar de todo, mi ánimo no decayó y el apoyo de mi entorno siempre estuvo presente, logrando hoy ser astrónomo, trabajando como tal y cursando un doctorado. Todo lo anterior, me inspira a hablar desde adentro de temas que en los estudios de grandes marcas o medios no son capaces de transmitir.

Los programas de astronomía en universidades chilenas han crecido enormemente en las últimas décadas, pasando de unos pocos, a principios de 2010, a más de una decena de opciones en la actualidad. Este ánimo de las universidades en incluir la astronomía como carrera de pregrado, no solo promueve la oferta de astrónomas y astrónomos chilenos para los próximos años, sino que además genera nuevos puestos de trabajo para las nuevas generaciones.

Pero si alguno de los jóvenes lectores pretende iniciar su carrera en esta ciencia, tengo que ser honesto y dejar en claro que no solo son necesarias habilidades matemáticas y mucho estudio, sino que tener presente que es una carrera de muy largo aliento.

Una vez terminado el pregrado o la licenciatura, es necesario continuar con los postgrados de magíster y doctorado. Así como, en su gran mayoría, los estudiantes de medicina se especializan en algún área de la salud para empezar a ejercer su profesión, el requisito mínimo para entrar al mundo académico en astronomía (y cualquier otra ciencia) es el grado de doctor. Teniendo en cuenta los más de 10 años que puede durar la carrera, sumado a la alta competencia que existe a la hora de postular a becas o postgrados, muchos suelen deprimirse antes de tiempo y comenzar a considerar cualquier otra opción de estudios. Pero no teman, el futuro no es tan oscuro como parece.

Según el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Desarrollo e Innovación, en Chile se generan el 40% de las observaciones astronómicas del mundo, pero con los nuevos telescopios que se están instalando y poniendo en marcha en territorio nacional, antes del 2030 esa cifra se extendería a más del 60%, lo que va de la mano con el aumento de demanda por astrónomos e ingenieros chilenos que estarán a cargo de hacer funcionar esos grandes observatorios.

De hecho, hace unos años, un grupo de astrónomos nacionales consiguieron que un 10% de las observaciones de cada telescopio presente en territorio chileno, sea para personas asociadas a instituciones del país, por lo que se generó una explosión de conocimiento y publicaciones científicas de alto impacto desde nuestro país, provocando que la comunidad internacional mirara con otros ojos el trabajo astronómico que aquí se realiza, abriendo y facilitando la entrada de estudiantes chilenos a universidades de todo el mundo, para cursar doctorados o trabajar como investigadores. Con estos antecedentes, se hace evidente que la necesidad de jóvenes astrónomos chilenos irá aumentando cada vez más con el pasar de los años.

El telescopio VLT de la ESO en el cerro Paranal. Foto: ESO

Además de las opciones de estudio y laborales, cabe destacar que el trabajo de un astrónomo no es sinónimo de estar en una oficina programando frente al computador, hacer clases o encerrarse en un observatorio, pues hoy son muchas las personas que han decidido tomar un camino distinto a la investigación, abriendo nuevas rutas para dedicarse a la comunicación científica, acceder a posiciones en cargos públicos relacionados a la ciencia, e incluso, y yendo más allá, dejando de lado la astronomía para dedicarse al análisis de datos en bancos, aerolíneas o el retail, donde el famoso título de doctor deja de ser necesario, y lo que pesa son las habilidades computacionales y el rigor metódico a la hora de resolver problemas que nos entrega la carrera de astronomía.

Con todo, si tu interés es la astronomía y quieres seguir una carrera ligada a esta ciencia, mi invitación es a empaparse de curiosidad, no dejarse llevar por los rankings laborales y conversar con su astrónoma o astrónomo más cercano. El futuro necesitará de las nuevas generaciones de científicos dispuestos a resolver los problemas del mundo moderno Y, en especial, en uno de los polos astronómicos más importantes del mundo: Chile.

* PhD (c) de la Universidad Diego Portales y European Southern Observatory (ESO), y colaborador de la Fundación Chilena de Astronomía.

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