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El drama de jubilarse a los 60: estudio asegura que mujeres pueden trabajar 6 años más sin deteriorar su salud

La investigación muestra la cantidad de años que un trabajador podría seguir en el mercado laboral sin afectar su salud en circunstancias equivalentes a las de generaciones anteriores

El drama de jubilarse a los 60: estudio asegura que mujeres pueden trabajar 6 años más sin deteriorar su salud

La mayoría de los expertos estima que una de las principales razones de las bajas pensiones en nuestro país es la baja edad de jubilación, especialmente en el caso de las mujeres. Aunque eso no necesariamente es un problema, sí pasa a serlo cuando la pensión debe financiar muchos años desde el momento de jubilarse.

Entre los países del OCDE, las chilenas que ingresan hoy al mercado laboral son las que más años tendrán que financiar desde su jubilación hasta su muerte, con 24 años, seis años más que el promedio OCDE, que es de 18 años. Incluso, en contraste, las danesas solo deben financias en promedio menos de 10.

Y aquí se conjugan dos variables que hacen más complejo el problema para las mujeres chilenas frente a sus pares del OCDE: se jubilan antes y mueren más tarde.

16 Mayo 2025 Gente, trabajadores, pensiones, empleo, caminando, mujeres, hombres. Foto: Andres Perez Andres Perez

El drama de jubilarse a los 60: estudio asegura que mujeres pueden trabajar 6 años más sin deteriorar su salud

Las edades de jubilación no han variado por décadas: las mujeres se jubilan a los 60 años desde 1952 y los hombres a los 65 desde 1924 -con la creación del sistema de protección social, pese a que la esperanza de vida ha aumentado casi 30 años en estos 100 años.

Ahora un estudio publicado por el think tank español Fedea señala que los hombres de entre 55 y 69 años en España podrían permanecer activos alrededor de ocho años adicionales respecto a la generación que se retiraba al comienzo de la democracia y las mujeres unos seis años más, sin que ello suponga, en promedio, un deterioro significativo de la salud.

La investigación, realizada por Laia Bosque-Mercader, José Ignacio Conde-Ruiz, Sergi Jiménez y Judit Vall-Castelló estimó la capacidad adicional de trabajo de las personas de entre 55 y 69 años en España entre 1977 y 2018. Para ello, los autores utilizaron la tasa de empleo como indicador de actividad y la tasa de mortalidad como aproximación al estado de salud, aplicando una innovadora metodología de análisis.

Los resultados son concluyentes: los trabajadores españoles tienen una gran capacidad latente de trabajo en edades avanzadas que no se aprovecha. En concreto, en comparación con finales de los años 70, los hombres podrían trabajar 8 años más y las mujeres 6 años más, sin que ello supusiera un deterioro de su salud mayor que el de generaciones anteriores.

Mario Pinto

De acuerdo a la investigación, a lo largo del periodo analizado, la salud de los mayores ha mejorado de forma continuada, tanto en indicadores objetivos (mortalidad, esperanza de vida) como subjetivos (salud autopercibida). Sin embargo, esta mejora no se ha traducido en un aumento equivalente de la participación laboral en edades avanzadas. La tasa de empleo cae abruptamente a partir de los 60 años, a pesar de que la salud se mantiene estable, lo que sugiere que existen barreras institucionales, laborales o culturales que limitan la continuidad laboral de las personas mayores.

El estudio estima que, a igualdad de estado de salud, los hombres y mujeres mayores trabajan hoy menos que sus homólogos del pasado. Así, en 2018, un hombre de 71 años tenía la misma tasa de mortalidad que uno de 63 años en 1977, pero su tasa de empleo era 57 puntos inferior.

En el caso de las mujeres, que históricamente han estado menos representadas en el empleo, la diferencia también es notable, aunque se ha reducido por la creciente incorporación femenina al mercado laboral.

Ante esta situación, los autores subrayan que la prolongación voluntaria de la vida laboral debe dejar de verse como una amenaza y empezar a aprovecharse como una palanca de sostenibilidad y bienestar. Para ello, proponen avanzar hacia un sistema de jubilación más flexible y gradual, que permita combinar pensión y trabajo de forma compatible y adaptada a las circunstancias personales y laborales de cada individuo.

La evidencia presentada en estudio, muestra que existe un potencial laboral sin explotar en la población sénior, que podría contribuir a mitigar los efectos del envejecimiento sobre el sistema de pensiones, el mercado de trabajo y el crecimiento económico.

Según sus autores, ahora el reto es diseñar políticas que favorezcan ese aprovechamiento, eliminando rigideces normativas y ofreciendo incentivos adecuados para quienes deseen seguir trabajando en edades avanzadas.

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