Manifiesto de Rodrigo Goldberg, ex futbolista: "No me parece que ahora Claudio Bravo aparezca como el malo y Arturo Vidal como el bueno"

"Mucha gente no sabe que soy tartamudo. En redes sociales hay gente que se burla de ello. Duelen esas críticas, porque se burlan de algo que no es agradable. A mí me encantaría no tenerlo, pero tengo que lidiar con eso. Lo he trabajado, por eso no se me nota".


Había jugadores de la selección nacional que eran intocables. Les hacías una crítica y saltaba todo el mundo a matarte y ellos mismos a defenderse. No clasificamos al Mundial por un relajo futbolístico, táctico y de actitud. La autocrítica era poquísima. Hoy, hay un proceso de renovación que no se puede apurar. Creo que Reinaldo Rueda es un muy buen entrenador, pero no sé si el ambiente va a ser tan conciliador con él.

Me di cuenta el año pasado que no creía en Dios. Fue muy heavy, porque me crié en colegio católico. Acepté que me obligué y me obligaron a creer durante muchos años. No necesito la religión para ser una buena persona y siempre me vendieron eso. Conozco creyentes que son extraordinarios y creyentes que son unos putamadre. Lo mismo pasa con los no creyentes. A mi señora le digo que la admiro por la fe que tiene, pero a mí no me nace.

Los hombres que nacimos entre los 70 y los 80 tenemos que reeducarnos. Yo hace poco todavía tiraba la talla con el "ay, es niñita". Pero me di cuenta de que no podía hacerlo más: conozco mujeres que tienen una fortaleza gigante, como mi mamá o mi señora. El movimiento feminista que ha nacido es para tomarlo en serio. Los que hablan de "feminazis" y dicen que exageran, están equivocados. Es súper enriquecedor lo que han logrado. Tenemos mucho que mejorar en ese aspecto.

Entre junio y julio de 2006 quebró mi empresa, me retiré del fútbol y me separé. Fue uno de los años más duros de mi vida. Fueron tres momentos muy dolorosos. Tenía una fábrica de cartón, un patrimonio importante. Y de repente, verte embargado y con juicios fue súper fuerte. Salir de eso me costó años, hubo un tiempo en que no me quería ni siquiera levantar.

No me parece que ahora Claudio Bravo aparezca como el malo y Arturo Vidal como el bueno. Acá se dio vuelta la tortilla de forma increíble porque Bravo ventiló lo que pasaba en el camarín con su esposa. Pero siempre fue un tipo que se partía el lomo, nunca chocó curado, nunca estuvo metido en problemas. Vidal tampoco es un santo ni un diablo, es un jugador extraordinario. Todo lo que ha pasado ha sido demasiado drástico, injusto y no se condice con la realidad. Espero de todo corazón que Bravo vuelva a la selección.

Los grandes próceres del periodismo chileno ven el fútbol desde la casa. Después, esas mismas personas no quieren trabajar con exfutbolistas. Sé de periodistas que han hecho un lobby enorme para que no llegara a ciertos canales. Y es curioso, porque creo que somos súper complementarios: yo no creo que hay que ser futbolista para saber de fútbol. Se estudia, se aprende y se va al estadio.

Con la Kika nos casamos los cuatro, mis tres hijos y yo. Tenemos esa sensación de núcleo. Cuando le pedí matrimonio, ella me preguntó la opinión de los niños. Después, en una cena les preguntamos y todos dijeron que sí, estaban súper contentos. En la planificación estuvieron siempre presentes en todo: con el traje, el lugar y el menú. Éramos todos, por eso salimos juntos en la foto.

Mucha gente no sabe que soy tartamudo. En redes sociales hay gente que se burla de ello. Duelen esas críticas, porque se burlan de algo que no es agradable. A mí me encantaría no tenerlo, pero tengo que lidiar con eso. Lo he trabajado, por eso no se me nota. Hace muy poco terminé un tratamiento de fonoaudiología para controlar mi respiración, porque soy súper acelerado.

Soy fanático de Metallica, Iron Maiden y Judas Priest, de la vieja escuela. Soy muy metalero, y me gusta el rock en general. A Metallica los fui a ver al Monumental. También fui a ver a Lenny Kravitz, lo encuentro seco. De hecho, mi perro se llama Lenny Quai, por él y porque mi esposa es fanática de Jamiroquai.

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