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¿Es bueno trabajar desde casa? El estudio que reveló los beneficios y perjuicios del home office

La investigación, difundida por The Conversation, mostró que el teletrabajo produce resultados muy distintos entre hombres y mujeres.

¿Es bueno trabajar desde casa? El estudio que reveló los beneficios y perjuicios del home office

El debate sobre los efectos del trabajo remoto sigue vigente pese a su retroceso post pandemia, especialmente en países donde el home office se volvió parte estable de la cultura laboral.

Una nueva investigación publicada en The Conversation por Jan Kabatek y Ferdi Botha, ambos del Instituto de Investigación Económica y Social Aplicada de la Universidad de Melbourne, analizó cómo trabajar desde casa influye en la salud mental de más de 16.000 empleados australianos a lo largo de 20 años.

El estudio combinó datos de la encuesta HILDA –principal registro longitudinal de trabajo y bienestar en Australia– con modelos estadísticos que controlaron cambios vitales significativos como el nacimiento de hijos o cambios de empleo.

Su objetivo fue claro: medir el efecto del teletrabajo y del tiempo de desplazamiento sobre la salud mental.

Para evitar distorsiones, se excluyó el período de pandemia (2020 y 2021) de este análisis.

¿Es bueno trabajar desde casa? El estudio que reveló los beneficios y perjuicios del home office. Foto: Raul Zamora/Aton Chile RAUL ZAMORA/ATON CHILE

El impacto del home office en hombres y mujeres

Un primer hallazgo clave fue la diferencia de efectos según género.

En el caso de los hombres, los autores señalaron que “añadir media hora al viaje de ida al trabajo redujo la salud mental declarada en una magnitud similar a una disminución del 2% en los ingresos familiares”.

En cambio, para las mujeres, el tiempo de traslado no mostró un efecto claro en su bienestar psicológico.

Según la publicación de The Conversation, “trabajar desde casa tuvo un fuerte efecto positivo en la salud mental de las mujeres”, especialmente cuando se trataba de modelos híbridos, es decir, acudir uno o dos días a la oficina.

Ese equilibrio generó mejoras comparables –según los investigadores– “a un aumento del 15% en los ingresos familiares”.

El beneficio, indican los autores, no se explica solo por evitar los desplazamientos.

Al haber controlado esa variable por separado, los resultados sugieren que intervienen otros factores del home office, como mayor facilidad para conciliar vida laboral y familiar o menores niveles de estrés en el entorno doméstico.

En el caso de los hombres, en cambio, el trabajo remoto no registró efectos significativos –ni positivos ni negativos– sin importar cuántos días a la semana lo practicaran.

Los investigadores plantean que esto podría relacionarse con la distribución de tareas dentro del hogar y con el hecho de que las redes sociales masculinas suelen estar más ancladas al espacio laboral presencial.

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Home office y la salud mental

Otro punto relevante del estudio indica que quienes presentan peor salud mental son los más sensibles a cambios en los desplazamientos y los que más se benefician de modalidades flexibles.

“Las personas con mala salud mental tienen una capacidad más limitada para afrontar situaciones estresantes”, advierten los autores.

Esto explicaría por qué, en el caso de las mujeres con dificultades psicológicas, el home office híbrido se traduce en un impulso notable al bienestar.

Entre quienes gozan de buena salud mental, tanto el teletrabajo como el tiempo de viaje parecen tener un impacto menor, aunque valoran igualmente la flexibilidad.

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Recomendaciones para trabajadores, empleadores y autoridades

El artículo en The Conversation finaliza con una serie de sugerencias basadas en los hallazgos.

Para los trabajadores, proponen monitorear cómo distintas combinaciones de teletrabajo afectan su bienestar y organizar las tareas más exigentes en el entorno donde se sientan más cómodos.

Para los empleadores, recomiendan ofrecer esquemas flexibles y evitar políticas uniformes de regreso obligatorio a la oficina. También sugieren incorporar el tiempo de desplazamiento en las conversaciones sobre carga laboral.

Por último, para los formuladores de políticas públicas, los autores llaman a invertir en transporte público, reducir la congestión y fortalecer marcos regulatorios que fomenten la flexibilidad y el acceso a servicios de salud mental.

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