
Las preocupantes condiciones que enfrentan los soldados de Rusia que regresan del frente en Ucrania
Profesionales de la salud que atienden a efectivos que regresaron alertan que muchos vuelven con trastorno de estrés postraumático, problemas relacionados a adicciones y tendencia a presentar actitudes agresivas. Aunque reconocen que el gobierno ha tomado medidas, acusan que son insuficientes.

Ya han transcurrido más de tres años desde que Rusia inició su invasión militar a gran escala en Ucrania, el 24 de febrero de 2022. Y son miles los soldados rusos que han regresado a su país tras haber servido en el frente.
Aunque el Kremlin no ha revelado cuántos efectivos participan actualmente en los enfrentamientos, el mandatario ruso Vladimir Putin afirmó en diciembre de 2023 que se había desplegado a unos 617.000 soldados en zonas de combate.
Al año siguiente se desplegaron otros 490.000, según reportó Moscú en ese entonces.
Entre los soldados rusos que han batallado en el frente no solo se han encontrado profesionales militares, sino que también criminales convictos que aceptaron ir a la guerra a cambio de reducciones en sus condenas.
Dicha medida fue implementada por el Kremlin al inicio del conflicto, para así reforzar sus filas en lo que ha denominado como una “operación militar especial” en el territorio ucraniano.
Tras el estallido de la invasión a gran escala, muchos reclusos fueron reclutados por el Grupo Wagner, una organización de mercenarios afín al gobierno ruso.
En un principio, las autoridades rusas prometían un indulto total a los criminales convictos, a cambio de que fueran al frente por un periodo de seis meses.
El fundador del Grupo Wagner, el ahora fallecido Yevgeny Prigozhin, declaró que así enlistaron a unos 50.000 reclusos.
No obstante, el rol del grupo mercenario se redujo a principios de 2024 y el Ministerio de Defensa de Rusia asumió el control. Esto trajo consigo una serie de cambios, los cuales incluyeron que los voluntarios deben servir por el tiempo en que se extienda la guerra.
Según informaciones rescatadas por los corresponsales de la BBC en Rusia, actualmente la mayoría de los soldados —tengan una condena o no— están sujetos a contratos sin fecha de término, mientras que la baja solo se aprueba en casos de lesiones graves, vejez o nuevas condenas penales.

Fuentes familiarizadas con las situaciones de los soldados rusos que han regresado del frente aseguraron al citado medio que varios de ellos vuelven con problemas de salud mental, como trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros diagnósticos del ámbito de la psicología.
Agregaron que la mayoría se resiste a asistir a terapia y que aunque el gobierno ruso ha adoptado medidas para atenderlos, sus esfuerzos han sido insuficientes.
Junto con ello, reportaron que varios han enfrentado problemas relacionados al consumo excesivo de alcohol, dificultades para reintegrarse a la sociedad y tendencias a presentar actitudes agresivas.
De acuerdo a una investigación del medio independiente Verstka, al menos 242 personas murieron y otras 227 resultaron heridas en crímenes cometidos por veteranos en Rusia, en el periodo entre febrero de 2022 y agosto de 2024.
Tales casos incluyeron asesinatos, agresiones sexuales y golpizas.
Asimismo, el Instituto Jurídico de los Urales, dependiente del Ministerio del Interior de Rusia, advirtió en un informe a inicios de 2025 sobre el “impacto de la operación militar especial en el crimen” al interior del país.
Según reportó el organismo, se ha registrado un aumento significativo de los delitos graves y violentos en Rusia desde que el país inició la invasión a gran escala en Ucrania.

Qué condiciones enfrentan los soldados de Rusia que regresan de la guerra en Ucrania
Una psicóloga voluntaria del proyecto Hogar Familiar, el cual recibe financiamiento estatal, relató a la BBC cómo ha sido su experiencia atendiendo a efectivos que fueron desplegados en el frente y que regresaron a Rusia.
Tanto a ella como a otros profesionales de la salud mental que hablaron con el citado medio se les cambiaron los nombres, por motivos relacionados a su seguridad.
La psicóloga, Tatyana, aseguró que “la mayoría de los soldados no quieren ir a terapia” y que muchos de ellos creen que quienes no han estado en combate no podrían entender las experiencias que han vivido, mientras que tampoco podrían soportar la crudeza de sus relatos.
Desde el Centro de Psiquiatría Bekhterev de Rusia han alertado que entre el 3% y el 11% de los soldados que son desplegados en el frente podrían sufrir TEPT. Y que, si tuvieron lesiones graves, la probabilidad de enfrentar este diagnóstico se incrementa a entre un 14% y un 17%.
Desde que Rusia inició su invasión a gran escala, el Ministerio de Salud ruso ha establecido alrededor de 2.700 oficinas de orientación médica y psicológica en todo el país, las cuales tienen el objetivo de atender a veteranos y a sus familiares.
Las autoridades rusas y grupos de voluntarios también han implementado programas que ofrecen apoyo.
Sin embargo, los profesionales de la salud mental consultados por el citado medio afirmaron que los centros que entregan ayuda psicológica carecen de personal o no cuentan con los espacios suficientes para responder a este escenario.
Tatyana aseguró que algunos de los soldados que han regresado del frente han presentado comportamientos agresivos ante otras personas.
Relató que uno de sus colegas atendió a un paciente que “entró en una cafetería y empezó a golpear a los clientes, porque estaban ahí sentados relajándose”.
Según Tatyana, muchos de los excombatientes tienden a enfrentar un “conflicto interno” en el que se cuestionan: “Aquí soy una buena persona, amable, y allí estaba matando gente”.

La psicóloga comentó el caso de un comandante al que atendió, quien solía obligar a sus subordinados a mantenerse en un hoyo sin comida ni agua durante días, ya que consideraba que esta práctica podía ser útil para hacerlos más disciplinados.
“Cuando volvió a casa con su familia, se preguntaba: ‘Dios mío, ¿cómo pude tratar así a estos chicos?’”.
Yana, otra psicóloga que atiende a soldados que pasaron por el frente, dijo que una de las dificultades que enfrentan tanto los pacientes como los terapeutas es que las críticas hacia la invasión rusa podrían significarles problemas legales con las autoridades.
Aseguró que aquello influye en que muchos se resistan a expresar lo que piensan y sienten en relación con la guerra.
“A todos nos da miedo hablar. Si lo haces con alguien que no comparte tus ideas, puede haber consecuencias. Alguien podría delatarte y ya tu vida se arruinó”, declaró a la BBC.
El principal hospital psiquiátrico de Rusia, el Centro Serbsky, reportó en 2024 que el personal militar representaba el 10% de todos los casos tratados por problemas de adicción.
Matvey, psicólogo que trabaja en una clínica rusa especializada en el tratamiento de adicciones, dijo que los pacientes de dicho grupo que llegan al recinto en el que se desempeña tienden a estar internados un máximo de dos semanas.
Precisó que dicho periodo es más de “cuidados paliativos” que de tratamiento efectivo contra adicciones a sustancias como el alcohol.

“Para la mayoría, la terapia resulta demasiado dolorosa o abstracta como para comprometerse con ella. Nuestros pacientes pueden darse cuenta de que algo no está bien, pero el problema es tan terrible, tan traumático y doloroso, que no quieren tocarlo”.
A principios del año pasado, Putin sugirió la idea de hacer obligatoria la terapia para los soldados desplegados en el frente que regresan a Rusia. Sin embargo, dicha medida no se ha implementado hasta el momento.
Los profesionales de la salud mental que trabajan con excombatientes rusos concuerdan en que la terapia ha sido beneficiosa para quienes la han mantenido.
Según Yana, muchos de estos pacientes empiezan a sentir avances significativos después de unas 10 o 12 sesiones.
No obstante, tanto ella como sus colegas sostienen que se requieren más iniciativas de apoyo psicológico para quienes son desplegados en la guerra y regresan a la sociedad civil.
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