La odisea ambientalista de John Steinbeck

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Crédito: Creative Commons

#EspecialMedioambiente : En 1940, el autor de Las uvas de la ira y el biólogo marino Ed Ricketts exploraron durante semanas el mar de Cortés, en México. La travesía originó uno de los textos fundacionales del movimiento ecologista y también dio pie a décadas de búsqueda del barco en que se realizó la expedición. Hoy, el navío está siendo restaurado y volverá al océano en 2020.


Octubre de 1930. El escritor John Steinbeck llevaba varios minutos en la sala de espera de un odontólogo en Nuevo Monterrey, California, y por su angustiada mente rondaba sólo una idea: "Un diente me dolía mucho y no tenía suficiente dinero para pagar un buen tratamiento. Mi única esperanza era que el dentista pudiera aplacar el dolor sin cobrarme demasiado y sin encontrar otras cosas que estuvieran mal", recuerda en uno de sus libros. En ese momento, agrega el autor, la puerta del "matadero" se abrió y un hombre delgado y con barba salió sosteniendo un molar sanguinolento. "Mira esta maldita cosa. Salió de mí", exclamó el sujeto.

El horrorizado Steinbeck le dijo que parecía más un pedazo de quijada que un diente, a lo que el hombre respondió: "Supongo que él se impacientó. Soy Ed Ricketts". El escritor se presentó y le preguntó si le dolía. "No mucho. He escuchado de ti", dijo Ricketts; y el autor replicó: "Yo también he escuchado de ti. Vamos a tomarnos un trago". Ricketts tenía referencias de Steinbeck porque un año antes éste había publicado su primera novela, La taza de oro, en la que recreaba la vida del corsario inglés Sir Henry Morgan. Y el escritor sabía que Ricketts era un ecléctico biólogo marino, ecólogo y filósofo que, además de ser bastante mujeriego, poseía una empresa que preparaba muestras de animales para instituciones académicas.

"Había oído que había un hombre interesante en el pueblo que manejaba un laboratorio comercial, tenía una buena biblioteca de música e intereses que iban más allá del estudio de los invertebrados. Había querido conocerlo por bastante tiempo", relata Steinbeck en su libro Por el mar de Cortés, de 1951.

Esa bitácora de viaje, considerada hoy como la colaboración literaria más influyente entre un famoso novelista y un gran científico de Estados Unidos, surgió precisamente de la amistad que nació en esa sala de espera de Nuevo Monterrey. "Sus mentes se provocaban entre sí y ambos se admiraban mutuamente", cuenta Susan Shillinglaw, ex directora del Centro Nacional Steinbeck, a Tendencias.

"Ricketts tenía referencias de Steinbeck porque un año antes éste había publicado su primera novela, La taza de oro, en la que recreaba la vida del corsario inglés Sir Henry Morgan".

La aventura que relata el libro partió en la primavera de 1940, cuando el escritor contrató los servicios del barco Western Flyer, su capitán Tony Berry y una tripulación de tres hombres. Steinbeck, su primera esposa Carol y Ricketts cargaron equipos, libros, comida y vinos; y emprendieron una travesía de seis semanas hacia el mar de Cortés, un escondite natural mexicano conocido hoy como golfo de California. El viaje tenía varias metas: observar la rica vida marina del lugar, refinar las ideas ambientalistas que el autor y Ricketts ya estaban delineando y escapar de la fama que empezaba a rodearlos.

Un año antes del viaje, Steinbeck había publicado Las uvas de la ira, libro que le trajo aclamación, dinero y amenazas de muerte por su historia que fue acusada de ser propaganda comunista. En 1939, Ricketts también se hizo conocido por Entre mareas del Pacífico, un trabajo de biología marina considerado como fundamental y que se sigue enseñando hasta hoy. En sus páginas, el investigador optó por una metodología inusual para la época: en lugar de agrupar las especies sólo según su taxonomía, Ricketts las aglomeró según sus hábitats y las analizó como comunidades interrelacionadas entre sí, lo que marcó una revolución en el naciente pensamiento ecológico.

Shillinglaw cuenta que esa visión holística también permea las páginas de Por el mar de Cortés y explica por qué el libro es considerado un texto fundacional del movimiento ambientalista, junto a obras como Bajo el viento oceánico, publicado en 1941 por la bióloga marina y conservacionista Rachel Carson. "El principal legado del libro de Steinbeck es la preocupación que muestra por la interconexión de todas las cosas", señala la profesora de literatura estadounidense de la Universidad Estatal de San José.

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Barco Western Flyer

El barco Western Flyer, en el que navegaron Steinbeck y Ed Ricketts. Crédito: Fundación Western Flyer.[/caption]

Hoy la académica integra la Fundación Western Flyer, que pretende revivir el navío en el que viajaron Steinbeck y Ricketts y que estuvo extraviado por décadas. El proyecto es liderado por el geólogo John Gregg, quien ha invertido tres millones de dólares. La idea es que el Western Flyer regrese al océano en 2020 y recree la travesía que cumplirá su aniversario ochenta. Luego, la nave se dedicará a labores científicas y educativas.

"Ambos estaban interesados en la observación cercana, tanto de lo que ocurría entre las mareas como entre los humanos. Ricketts era un biólogo marino, y Steinbeck, un escritor, pero compartían la sensación de que los humanos no controlaban el medio ambiente, sino que eran sólo otra especie enlazada a un todo interconectado", explica Shillinglaw.

En el mar de Cortés

Steinbeck, Carol y Ed Ricketts organizaron la expedición entre enero y febrero de 1940. En un comienzo, pretendían viajar hasta la zona de Baja California en auto, pero luego acordaron realizar un viaje oceánico de casi 6.500 kilómetros que involucraba más 25 paradas para recolectar invertebrados marinos. "Steinbeck amaba México. Un tercio de su trabajo se ambienta en ese país o incluye personajes mexicanos. Además, el mar de Cortés es un ambiente marino muy rico", señala Susan Shillinglaw.

La zona abarca casi 160 mil kilómetros cuadrados y tiene una línea costera de cuatro mil kilómetros. El lugar es uno de los mares con mayor diversidad del planeta, ya que alberga más de cinco mil especies de microinvertebrados y diversos tipos de ballenas, tortugas, manta rayas, pulpos y otras criaturas. Steinbeck y Ricketts ansiaban visitar ese mar, pero ningún bote quería llevarlos. Finalmente, el capitán Tony Berry del pesquero Western Flyer aceptó el desafío, porque ya había realizado un viaje científico a Alaska.

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Golfo de California

La zona del mar de Cortés, actual golfo de California, contiene una rica biodiversidad. Crédito: Jeff Gunn/Creative Commons[/caption]

Luego de una gran fiesta en el muelle de Monterrey, el barco se dirigió directamente hacia Cabo San Lucas, en la punta más extrema de la península de Baja California. Hoy el lugar alberga un resort, pero en 1940 era una zona remota y misteriosa. "El cielo absorbe la tierra y la regurgita. Un sueño se cierne sobre toda la región, una especie de alucinación melancólica", escribió Steinbeck.

En las rocas costeras de San Lucas, ambos hallaron docenas de especies que preservaron en formaldehído y que el escritor calificó como de una "ferocidad exuberante". Al llegar al mar de Cortés, Steinbeck y Ricketts empezaron a analizar la distribución de los invertebrados marinos, siempre bajo una perspectiva que el autor describió como "amplia y sin horizontes". Esa postura se refleja en el impacto que les generó el encuentro con una flota camaronera de Japón que usaba la pesca de arrastre y arrasaba con todo lo que atrapaba en el fondo marino. En esa acción, Ricketts y Steinbeck vaticinaron una catástrofe ambiental global que tarde o temprano amenazaría "el bienestar eventual de toda la especie humana".

Susan Shillinglaw cuenta que Elaine Steinbeck, la tercera esposa del escritor, le contó que su marido -fallecido en 1968, seis años después de haber ganado el premio Nobel de Literatura-consideraba Por el mar de Cortés como su libro favorito de todos los que escribió. El impacto de ese viaje se aprecia en este párrafo donde resume lo que aprendió: "Todas las cosas son una y esa única cosa es todas las cosas; plancton, una reluciente fosforescencia en el mar y los planetas que giran y el universo en expansión, todos unidos por la cuerda elástica del tiempo".

"El cielo absorbe la tierra y la regurgita. Un sueño se cierne sobre toda la región, una especie de alucinación melancólica".

John Steinbeck

La bitácora del viaje fue publicada originalmente en 1941 por Viking Press con el título Mar de Cortés: Un diario relajado de viajes e investigación. Tenía 600 páginas, de las cuales 300 correspondían a un catálogo científico de las especies marinas encontradas por Ricketts y Steinbeck. La obra vendió sólo dos mil copias.

Siete años después, el biólogo marino murió luego de que un tren impactara su auto en las vías férreas de Monterrey. Steinbeck estaba devastado y quemó todas las cartas que le había enviado su amigo, el mismo que sirvió de inspiración para el predicador Jim Casy de Las uvas de la ira. El escritor eliminó el catálogo de especies del libro publicado en 1941 y lo republicó con su título actual y un prefacio de homenaje que se llama Sobre Ed Ricketts. Años después, el escritor diría: "Él me duele como un brazo perdido".

En busca del Western Flyer

Luego del viaje de Steinbeck y Ricketts, el Western Flyer volvió a las labores pesqueras. Primero se dedicó a atrapar sardinas del Pacífico y luego cangrejos rojos y salmones en Alaska. En 1971, cargaba casi 60 toneladas de salmón cuando chocó con un arrecife y casi se hundió. Nunca volvió a surcar el mar abierto, aunque siguió trabajando en la zona de Puget Sound. En ese punto, su rastro se esfuma hasta que John Gregg vuelve a encontrarlo hace ocho años.

El geólogo preside la compañía Gregg Drilling & Testing y tenía diez años cuando una biblioteca móvil llegó a las cercanías de su hogar. La cubierta del libro que cogió mostraba un bote en un gran océano verde y él pensó que era una aventura de piratas. En realidad, era una copia de Por el mar de Cortés y creó un lazo instantáneo con la dupla Steinbeck-Ricketts: "Yo vivía en la Georgia rural al momento del lanzamiento del Apollo 11. El tipo de gente que aparecía en las noticias eran científicos y exploradores. Eso es lo que queríamos ser en los 60", recordó en el diario Monterey County Weekly.

Gregg buscó el bote por décadas. Nadie en Monterrey parecía saber nada. Algunos le decían que seguía pescando en Alaska, otros aseguraban que se había hundido. Hasta que en 2011 averiguó que le habían cambiado el nombre a Gemini y que su dueño era un empresario inmobiliario y fan de Steinbeck llamado Gerry Kehoe.

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Barco Western Flyer

El deteriorado estado en el que estaba el barco Western Flyer. Crédito: Fundación Western Flyer[/caption]

El bote estaba varado cerca de Anacortes, Washington. Su estado era paupérrimo, pero Kehoe quería cortarlo en pedazos y volver a ensamblarlo en el lobby de un nuevo hotel que estaba desarrollando. Sin embargo, una sección del casco se rompió y el navío se hundió. Kehoe invirtió 100 mil dólares para reflotarlo, pero en 2013 volvió a sumergirse. Hasta ese momento, el empresario se había rehusado a venderle el navío a Gregg, pero tras esos contratiempos finalmente accedió.

Hoy el Western Flyer está siendo restaurado en un astillero de Port Townsend, Washington. Una labor compleja, porque al extraerlo de su último hundimiento su interior estaba repleto de lodo, las algas colgaban de sus maderos podridos y las lapas cubrían su casco. "Esto ha implicado una reconstrucción intensa. Algunas secciones necesitan ser reemplazadas por completo para que el barco vuelva a ser seguro", explica Susan Shillinglaw.

Según la fundación, se preservará apenas un 30 por ciento del navío original, incluyendo su galera, el baño y los camarotes donde durmieron Steinbeck y el resto de los tripulantes. El 70 por ciento restante será reconstruido con materiales como roble de Kentucky y caoba producida de manera sustentable en el Congo. Además, se le sumará un motor eléctrico recargable, un vehículo submarino a control remoto y un laboratorio móvil.

Tras el viaje de aniversario fijado para 2020, el Western Flyer pasará 26 semanas al año en Monterrey y el resto del tiempo viajará hasta localidades de Baja California como Santa Rosalía, un antiguo pueblo minero francés. En las aguas del sector, estudiantes de universidades comunitarias de bajos recursos ayudarán en el estudio de fenómenos como la acidificación oceánica y la acumulación de plástico.

Susan Shillinglaw confía en que el barco logre navegar por muchas décadas y que preserve el legado del viaje de Steinbeck y Ricketts. Para John Gregg, recuperar un ícono de la conjunción entre el arte y la ciencia es un honor, como lo dijo en el diario Monterey County Weekly: "Yo sólo soy el administrador. Mi misión es mantenerlo en la mejor forma que pueda para la siguiente generación. Nunca se puede ser realmente dueño de algo así".

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Por el mar de Cortés

Por el mar de Cortés

Autor:

John Steinbeck

Páginas:

240

Editorial:

Austral

Precio:

$ 13.210 en Buscalibre.cl[/caption]

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