Por Felipe RetamalSon hermosos ruidos: las historias chilenas de MTV
El anunciado fin de la señales musicales de MTV, el próximo 1 de enero de 2026, marca la palada de una era y de un sueño por llevar la música de latinaomérica a la pantalla. Sus episodios chilenos abarcaron desde un arranque con un video de Los Prisioneros, a los tres MTV Unplugged de grupos insignia del rock local, la vitrina para bandas emergentes y la presencia de presentadores locales como Alfredo Lewin y Tonka Tomicic. Una historia a todo color.

Cuando lo invitaron a una prueba de cámara en Nueva York, apenas se lo creyó. En agosto de 1993, el joven Alfredo Lewin, un estudiante de literatura inglesa de la Pontificia Universidad Católica y cantante del grupo Diva, había sido convocado para participar en el proceso que definiría al elenco de presentadores de la nueva señal de MTV Latinoamérica. “Me resulta un privilegio haber participado en eso, que se me diera la chance, porque yo no era un conductor de televisión, ni era un periodista, ni una persona de radio. Tuve la chance única de caer parado en una prueba de cámara que alguien arregló para mí”, recuerda al teléfono con Culto.
Según Lewin, el vínculo se gestó a partir de una recomendación. “Un ejecutivo argentino de un sello disquero en Chile, Óscar Sayavedra, le dio el dato a un ejecutivo de MTV International, que se llama Alex Pels, un argentino que vivía en Nueva York”.

Sayavedra, efectivamente conocía a Pels. El vínculo se gestó tiempo antes de la existencia de la señal de MTV Latinoamérica. En 1988, ocurrió que la señal abrió un programa, MTV Internacional, que permitió la chance de programar artistas latinos. La conductora de ese programa inicial era Daisy Fuentes y para el primer capítulo se decidió programar un especial dedicado a Santana y a Soda Stereo, la banda de la que Sayavedra era el mánager por entonces. “Estábamos en Nueva York, fuimos a Times Square donde se grababa, ahí estaba Alejandro Pels de productor general, ahí comenzó mi relación con él”, recuerda al teléfono con Culto.
Con Pels se generó una instancia de negociación para pasar los videos de Soda. “En los países serios, los canales pagan por cada emisión a las compañías discográficas, a los dueños del video. Eso en Chile no se ha podido lograr, pero en MTV eso era ley -dice Sayavedra-. Entonces, para poder pasar el video de Cuando pase el temblor nos pidieron, porque no tenían presupuesto, que liberáramos el pago de ese canon, que en ese momento era como US$70 por pasada. Entonces, a él le pareció muy osado y muy buena onda que yo les libere ese pago, porque ellos pensaban que si no, no iban a poder hacerlo. Entonces, ahí se estableció una relación de mutuo cariño, confianza y respeto”.

Tiempo después, Sayavedra se estableció en Chile como ejecutivo de BMG. Entre sus fichajes, había firmado a Diva, la banda en la que cantaba Alfredo Lewin. Una tarde perdida en 1993, atendió la llamada de Pels. Venía al país, en el marco de su búsqueda de rostros para MTV Latinoamérica. Así, estaría una semana, en el Hotel Hyatt, en una comitiva en que estaban un par de productores, además de Daisy Fuentes. “Y él me dijo pasáme un listado de eventuales periodistas, animadores, alguien con perfil como de noticiero”, recuerda Sayavedra. “Nos juntamos a un almuerzo, le hice un listado como de 10 personas, le recomendé a Iván Valenzuela, al Rolo Ramos, y obviamente, como yo estaba invirtiendo en el nacimiento de la carrera de Diva, donde estaba Alfredo como vocalista, no le dije nada, ni lo mencioné a Alfredo porque sabía que era el indicado”.
Al día siguiente, Sayavedra recibió una llamada de Pels. “Oscár, anoche Daisy vio a un tipo en el trasnoche de La Red, y dijo ¡ese es!”. Ahí el ejecutivo se dio cuenta de que se habían fijado en Alfredo Lewin, quien junto a Paulina Magnere aparecía en Lee Night, un programa de videoclips que iba a las 00:30 de la madrugada. “Alex se cagaba de risa, lo llamaron y quedó. No solamente era guapo y sabía de música, sino que un cerebro, un tipo perfecto, un superdotado”.
Según Lewin, Pels lo llamó y lo invitaron a una prueba de cámara “muy precaria con una camarita Sony”. Básicamente era un encuentro para conocerlo. “Luego me dejaron en ascuas un par de meses y en agosto del año 1993 me llaman para que haga una prueba de cámara en Nueva York”. La prueba consistió en presentar tres videos. “Tuve que presentar a Café Tacvba, a Guns N’ Roses y a Paralamas do Sucesso. Me manejé, porque obviamente Café Tacuba no era mi expertise en ese momento, pero lo ubicaba perfectamente. Y a Paralamas por supuesto que los ubicaba porque ya eran un hitazo”.
En ese proceso, Pels le comentó al chileno que con su look de pelo largo, impronta rockera y manejo del inglés, algo podría suceder. Y pasó. “En septiembre me llaman y me dicen: haz tus maletas, porque esto va a iniciar en octubre, te vienes a vivir acá -recuerda Lewin-. Yo alcancé a decir: pero es que tengo que arreglar ciertas cuestiones con mi grupo, porque ya sacamos un disco, estamos en promoción…y ahí como que me dieron a entender: tu grupo va a tener que estar en pausa durante un tiempo. Y así fue”.

El 1 de octubre de 1993, arrancaron las transmisiones de MTV Latinoamérica. Todo inició con una transmisión, que tras un conteo dio paso a los primeros rostros, la argentina Ruth Infarinato, el mexicano Gonzalo Morales y Alfredo Lewin. “Ese segmento estaba grabado y se transmitió en una fiesta en donde estábamos en vivo haciendo ese lanzamiento. Era una fiesta en el Club de Prince, el Paragon, en Miami Beach”, recuerda el chileno. “Ahí estaba Prince, estaba Phil Collins, estaba Sting y la leyenda urbana dice que también estaba Don Francisco, porque era un evento muy social y de Latinoamérica”.
Para la historia quedó la elección del primer videoclip, el de We are sudamerican rockers, un single de 1988 de Los Prisioneros. Toda una declaración porque era programar a una banda que para entonces ya no existía. “La idea fue de Alex Pels, a mí me sorprendió y me encantó -apunta Lewin-. Alex me dijo: mirá, tú que eres chileno, decidí que vamos a partir con We are sudamerican rockers, la justificación está en escuchar su letra y te das cuenta de que es el que es adecuado para partir. Eso es lo que somos. Somos rockeros sudamericanos para bien o para mal”.
Según Lewin, la decisión de programar a Los Prisioneros como primer video generó reacciones. “Alex me dijo que tuvo que salir a defender ese video porque de inmediato saltaron en la industria, diciendo por qué van a partir con un video de una banda que no existe, porque en rigor, Jorge González había lanzado su primer disco como solista. Imagino que ahí hubo algunos intereses de las corporaciones que decían la historia tiene que ser escrita con justicia. Con justicia debería haber sido De música ligera o quizá un clásico como En la ciudad de la furia, porque es un video muy icónico para la videografía de Latinoamérica”.
Por entonces, el guitarrista Claudio Narea miraba con distancia la historia de Los Prisioneros. Se había marchado del grupo en 1990 y en los primeros años noventa debutaba con su nueva banda, Profetas y Frenéticos. Como muchos, se sorprendió por la elección de Sudamerican rockers como primer video de MTV Latinoamérica. “Yo me enteré por el diario y fue sorprendente que haya sido noticia -dice al teléfono con Culto-. Me pareció interesante como noticia, pero más que eso…yo no tenía MTV, en esos días, pero para mí no fue más que una noticia por el diario”.

Años después, con ocasión de la reunión de Los Prisioneros, Narea pudo estrechar la mano de uno de los mandamases de MTV. “El año 2002, fuimos a tocar a Miami y en una fiesta conocí a quien dirigía MTV. Era un argentino, no sé su nombre. Y entiendo que él era muy fan de los Prisioneros y él seguramente fue quien puso la canción. Me lo presentaron, conversamos un poco”.
El video de Sudamerican Rockers, filmado por Cristián Galaz, es icónico en la carrera del trío. Una incursión lúdica en el rockabilly que tuvo a los sanmiguelinos tocando con diferentes vestuarios. “Me acuerdo haber llegado al set y haber visto gente trabajando en unos huevos, echándoles pintura. No lo entendía mucho, supongo que se le ocurrió a Cristian Galaz”, dice Narea. En ese clip, el músico usó una guitarra que le prestaron desde la producción y la polera a rayas que visitó en un segmento, se la terminó regalando a Klein Guzmán, de Los peores de Chile, quien a su vez, se la puso en el video de Síndrome Camboya.
Alfredo Lewin recuerda que en esa fiesta de lanzamiento en Miami, pudo ver a Jorge González. “Hablé con él ese día, yo estaba emocionado de que Jorge estuviera ahí, viendo que en la pantalla se estaba transmitiendo su video como el primer video de MTV”.
Pronto, el VJ entró en la dinámica que imponía la rotación de videos durante las 24 horas del día. “Estábamos en un formato que era como una fábrica de salchichas. Éramos cuatro VJ’s todo el día al aire presentando turnos tras turnos, horas de horas y horas. Era mucha exposición”, dice. Sin embargo, asegura que el canal apuntaba alto en la parte técnica. “Los cromas de MTV eran alucinantes. Tenían una tecnología que no existía en Latinoamérica. Había otro nivel y el canal sonaba la raja. O sea, el estéreo del canal era una cuestión que tú la podías enchufar al equipo y sonaba increíblemente bien. Porque la promesa de MTV era que tú lo vas a ver como si estuvieras escuchando una radio. Y eso fue lo que hizo”.
Como era una novedad, la señal de MTV se sumó a las grillas de las incipientes empresas de TV cable que comenzaban a expandirse por el país. Para 1995 ya figuraba en la oferta de operadores como Cablexpress, pero incluso hubo un espacio en la TV abierta, con el programa Lo Mejor de MTV, que iba los sábados a las 17:30 horas en la señal de Megavisión. Probablemente, fue el primer acercamiento a la señal, y a sus rostros, para muchos chilenos.
La huella chilena en MTV
La expansión de MTV se consolidó con uno de sus productos estrella. Si hoy por hoy, el Tiny Desk de NPR y las sesiones de KEXP se han vuelto una referencia, en la medianía de los 90’ lo eran los conciertos Unplugged. La cadena desarrolló los conciertos en formato desenchufado desde comienzos de los noventa. En 1994 se amplió hacia el mercado latino, con la sesión de Los Fabulosos Cadillacs. Siguieron con las sesiones de Caifanes, Charly Garcia, Café Tacvba y El Tri.
Luego la mirada de la cadena bajó hacia Chile. La historia dice que los primeros a los que se les ofreció la chance fue a La Ley, pero estos prefirieron esperar un mejor momento. Así fueron Los Tres quienes grabaron el primer Unplugged chileno. No fue fácil. Hubo que convencer a los ejecutivos de la cadena. Allí fue que Alfredo Lewin tendió una mano. Hizo el nexo para que el productor Alex Pels viera al grupo tocar en un bar en Miami, el Roses. Ahí alucinó con la calidad de la banda, que por entonces ya tenía un par de videos rotando en la programación del canal. “Yo hice lo posible para que Alex Pels se enamorara de Los Tres”, dice Lewin. Esa misma noche, Pels y la mánager Carmen Romero cerraron el acuerdo.

Tiempo después, La Ley concretó su Unplugged. Tras prepararlo por dos meses en Los Angeles, lo grabaron el 28 de junio de 2001, en el Miami Broadcast Center. Un hito total en la carrera del grupo, que amplificó su alcance continental. “Yo te diría que hay un antes y un después del Unplugged, porque si bien, ya veníamos en una cuesta ascendente con muchos aciertos discográficos como Invisible y el disco Uno, fue un momento perfecto”, dijo Beto Cuevas a este medio en 2022.
El Unplugged de La Ley fue un rotundo éxito. Les permitió ganar el Grammy Latino al Mejor Album Rock y hasta hoy ha vendido sobre un millón de copias en todo el mundo. “La Ley la rompió -dice Alfredo Lewin-. Yo me recuerdo que para los primeros premios MTV Video Music Awards Latinoamérica, en el año 2002, La Ley fue una de las bandas sin tocar, fue una de las bandas estrellas de la noche. Y sin tocar”.
La señal fue clave en el auge de una nueva camada de bandas chilenas. Desde su puesto como director de marketing en BMG, Oscar Sayavedra, captó el impacto, especialmente por la posibilidad de mover artistas más alternativos. “La aparición de MTV fue un detonante en el ritmo del crecimiento y el desarrollo de cada artista -asegura-. Yo estaba de director de marketing y no solamente los chilenos entraron a rotar, Garbage, por ejemplo, que era un artista que no estaba en la lista de prioritarios. MTV se la jugaba, el caso mío, yo me jugué a poner campaña de promoción y de marketing como si fuese un artista prioritario y el resultado fue bueno. Estábamos un poco en rebeldía con el establishment de las multinacionales que estaban siempre con artistas mucho más clásicos que eso. Preferían poner plata en Diego Torres y no en Aterciopelados”.
La pantalla fue clave para De Saloon. En los primeros años 2000, el grupo comenzaba a hacerse un nombre. La rotación del video de Quiero hacerte feliz, single de su segundo disco, Morder (2004), les dio una inesperada expansión internacional. “Era la forma en que tú te dabas a conocer visualmente -dice el cantante Jean Pierre “Piero” Duhart-. Cuando nosotros llegamos en 2005 a México supimos que nos conocían porque Quiero hacerte feliz había rotado…¡y era un video que habíamos hecho con muy bajo presupuesto! pero ellos igual entendían que era un buen single y lo rotaban. Así llegamos al Vive Latino y ahí parte como nuestro nuestra carrera internacional”.
La expansión de MTV hacia Latinoamérica permitió la entrada de nuevos rostros chilenos. Fue el caso de Tonka Tomicic, por entonces una destacada modelo que hacia comienzos de los 2000 comenzaba una carrera en televisión. Así llegó a ser presentadora de Los 10 + Pedidos. “Todo fue a través de la productora Roos Film, y tengo excelentes recuerdos de Juan Harting y del productor musical Hernán Rojas”, dice la actual conductora del reality show El Internado a Culto. “La primera vez que grabé Los 10+ Pedidos fue, si no me equivoco, en el Jardín Japonés del cerro San Cristóbal, junto a Alfredo Lewin y Matilda Svensson. Dos personas que sabían muchísimo de música y de quienes aprendí mucho: eran y son realmente secos. Fue desafiante enfrentar la cámara, sobre todo sabiendo que trabajaba para una cadena internacional tan potente como MTV”.
Para Tomicic, trabajar en la señal fue toda una experiencia. “Recuerdo que cuando comencé me entregaron un kit espectacular de merchandising de MTV —¡todavía conservo la lonchera!— y me fascinó todo ese universo visual. También me llamó la atención la estructura, el look, el estilo tan propio del canal”. La presentadora de Mega aún recuerda ese trabajo como un momento crucial de su carrera. “Fue uno de mis primeros pasos importantes. Me ayudó a foguearme, a entender la conexión con la cámara y con el público. Conocí personas muy interesantes a las que no habría tenido acceso de otra forma. Al mismo tiempo, ya estaba comenzando a trabajar en TVN, así que fue un período de aprendizaje y crecimiento intenso. Hoy lo miro con mucho cariño; recuerdo esa etapa con alegría y gratitud, aunque en ese momento no era tan consciente de que ahí empezaba a construirse mi futuro profesional”.
Pero hacia 2003 el canal comenzaba a mostrar fisuras. Poco a poco los contenidos comenzaron a girar hacia el entretenimiento duro y la música quedaba atrás. “A principios de ese año, viajamos a una reunión en Miami, en los estudios de MTV -recuerda Alfredo Lewin-. Una de las productoras importantes, Paula Golvin, nos dice: vamos a terminar con los VJs. En el fondo, se acaba. Yo podría haber trabajado un año o dos años más, pero me lo tomé como que me había graduado. Tenía 33 años y yo ya sentía que estaba viejo para el formato de MTV sobre todo lo que había pasado con el cambio generacional del 2000, que trajo tanto Nü metal, tanto pop como Christina Aguilera, Shakira, Enrique Iglesias. El canal se puso pop y los contenidos iban a ser generados por MTV como cadena. Contenidos que no eran la música, sino que los reality shows, programas de animación. Y yo creo que era como para empezar a zafarse del juego de poderes que MTV estaba teniendo con los sellos discográficos. Al final de cuentas, los sellos disqueros fueron los que obligaron a que MTV tuviera que repartir sus señales, lo que para mí fue el primer gran error”.

Con su experiencia de años, Oscar Sayavedra aquilata los factores que golpearon al canal, en una era en que además la industria discográfica debía hacer frente a la piratería y la irrupción de los sistemas de distribución de archivos, como Napster. “El desfonde financiero de las multinacionales fue un factor -dice-. Porque para mantener todo eso, 24 horas con novedades, los videos caros, sobre todo los gringos. O sea, esa trilogía brutal de Aerosmith ¡cada video costó un millón de dólares! Nosotros en Chile producíamos por 5000 dólares, un video en cine espectacular, pero era la excepción. La industria se quedó sin plata, quedaron la compañías independientes, producción más barata, videos más baratos”.
Fue así que la programación mutó. “Empezaron a llenar la programación con los reality shows, todo eso, se fue yendo el concepto -dice Sayavedra-. Y a su vez, las nuevas generaciones que son nacidas digitales, empezaron a vivir todo de las pantallas de los celulares, de la música en per se. Entonces, ahí se produjo el alejamiento del público de las nuevas generaciones”.
MTV comenzó entonces a vivir una lenta decadencia. “En el año 2013, yo miraba y desconocía completamente lo que estaba viendo -dice Alfredo Lewin-. No es que no me guste solamente porque no tocan tanta música, que la seguían tocando, sino porque no me gustaba el tema de que los reality shows se empezaron a colocar más exhibicionistas, más grotesco, más baratos. Ese canal no me convoca, pero es un canal por el cual siento un enorme cariño, porque le debo todo por hoy. Pero lo único que quedó fue el logo de MTV”.
Para la música chilena el último gran hito fue el MTV Unplugged de Los Bunkers. Grabado en octubre de 2024, era un proyecto que ya estaba en la mira del grupo desde que comenzó a proyectar su reunión. Fue además el único grabado en Chile, en los estudios de Machasa, lo que mostró la capacidad de producción de la industria local.

Con la producción musical del mexicano Emmanuel “Meme” del Real, la dirección cinematográfica de Pablo Larraín y hasta la participación de Mon Laferte como invitada, de alguna manera recuperó el espíritu continental que marcó los comienzos de la cadena. La posibilidad de ver las propuestas de distintos puntos. “MTV creó una revolución tan importante como haber unido Latinoamérica de una manera que no se había visto jamás y que lamentablemente no se volvió a ver a partir del año 2003 -dice Lewin-. Era el privilegio de hacer un canal panregional en donde artistas colombianos, chilenos se escuchaban en México y nosotros nos enterábamos de lo que pasaba en Perú y México. MTV era lo heterogéneo, lo colorido. Por un momento nos acostumbramos a nuestras diferentes morales, a nuestros diferentes acentos, lo logramos. Lo hicimos durante cinco años y fue, pero, extraordinario. Quizás para los sellos disqueros, no tanto, pero para los grupos fue un sueño”.
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