
Una inauguración con baile y hits: Ricky Martin seduce al público en la apertura del Claro Arena
El astro de la música latina presentó un show a la altura de la inauguración del nuevo estadio. Con un repertorio cargado a sus clásicos, y un bloque de temas románticos, el puertorriqueño dejó en claro su buen presente. Una noche en que sonaron ineludibles como Vuelve, María, A medio vivir, entre otros, que generaron la entusiasta respuesta del público.

El hito de inaugurar un nuevo espacio para los conciertos en la capital, debía tener un nombre a la altura. El puertorriqueño Ricky Martin mostró ser un nombre tan rutilante como el espléndido Claro Arena.
El arranque del show, con 10 minutos de retraso, presentó a la estrella entrando a escena tras un corto video introductorio. Mientras, todavía se notaba gente arribando al recinto. La ubicación del estadio, a pesar del refuerzo del transporte público y la necesidad de recurrir a los estacionamientos aledaños, son aspectos que inciden en afectar la puntualidad del público menos habituado a los conciertos.
Como ya se hizo notar en la presentación de Lionel Richie, en septiembre pasado, el Claro Arena ofrece una experiencia óptima para apreciar el show. Se ve bien incluso desde las posiciones posteriores en la cancha y el sonido se beneficia de la estructura.

Ante un estadio lleno, Ricky Martin mostró que está disfrutando de un buen presente. Viene de presentarse con dos fechas en Las Vegas, recientemente fue reconocido con el premio ícono Latino en los MTV VMA y no olvida vincularse con las nuevas generaciones al visitar la casita de Bad Bunny, durante su monumental residencia en Puerto Rico. Aún así, se mantiene en forma. Su voz se escucha muy cuidada y despliega precisos pasos de baile (danzando a momentos con bailarines y bailarinas) que arrancan los primeros gritos del público, en su mayoría femenino.
Apoyado de una eficiente banda en directo, Martin demuestra su carisma y una actitud seductora en el escenario. Mientras despliega un repertorio asentado a nivel popular con hits como Pégate, María, Shake your bon bon, Adrenalina, entre otras, el puertorriqueño juega con el vestuario, manejando una gestualidad cargada de coquetería.
Tras un arranque asentado en temas más encendidos, el concierto pasó a un instante de reposo. “Siempre estoy agradecido por su amor, gracias Chile”, comentó el artista. Luciendo un camisón blanco, que permitía un elegante juego de contraluz, comenzó a cantar Vuelve, el hit escrito por Franco de Vita, que le dio un número 1 en el Hot Latin Songs. El público acompañó levantando los globos blancos preparados para el momento. Aquel fue uno de los puntos altos de la noche.
A tono con su estatus de estrella internacional, Ricky Martin mezcla su repertorio en castellano con algunos de los cortes en inglés. Aún así, los arreglos de bronces y el trabajo de las percusiones (que incluye congas) subrrayan el carácter latino de su propuesta, especialmente en el segmento en que pasan temas como Qué rico, Lola, La Bomba y She Bangs. En la pantalla, el acompañamiento de las visuales enfatiza colores y formas, en una propuesta más bien sobria.

Enseguida el show pasó al segmento romántico, probablemente el más coreado por el público. Un bloque abierto con la balada Disparo al corazón (mientras sonaban los “mijito rico” del público), que Martin (esta vez, vistiendo un largo chaquetón blanco) cantó manejando su interpretación, que incluye ese vibrato corto, característico de su etapa madura.
Siguió con Asignatura pendiente (trabajada con un suave acompañamiento que potencia la voz), la incombustible A medio vivir (con el arreglo muy cercano al de la versión de estudio, incluyendo al sugerente saxo), Tu recuerdo (adaptada con un arreglo en que destaca la guitarra criolla), la épica Fuego de noche nieve de día, coreada con entusiasmo por la gente y un cierre con la energía en alto con Te extraño, te olvido, te amo, que el público cantó como un solo gran bloque a la vez
El segmento final, de canciones más animadas, inició con el despliegue de su grupo de bailarines, que permitió arrancar con La mordidita, Por arriba (en que Martin desplegó pasos de baile), Livin’ la vida loca, que canta casi completa en inglés (le dio el número 1 del Billboard durante 5 semanas en 1999), para rematar con La Copa de la Vida, su recordado éxito que musicalizó el mundial de Francia 98 (con un arranque instrumental que le suma tensión), cantada en español.
Así cerró un espectáculo en que el puertorriqueño mostró plena vigencia como showman, pese a que ya pasó los 50 años. Un buen apronte para el concierto que repite este domingo en el mismo lugar. Apoyado en un cancionero con éxitos bien distribuidos y un magnetismo potenciado por su trabajado despliegue en escena, fue el número adecuado para recibir en toda regla a un necesario nuevo recinto para conciertos en el país.

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