De Rivera a Botero: llegan 110 íconos del arte latino

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La Colección FEMSA, un importante acervo corporativo mexicano, presentará a partir de este miércoles la muestra Grandes artistas latinoamericanos, en el Centro Cultural Palacio La Moneda.


Antes de que fuera reconocido como el destacado muralista mexicano que es hoy, antes incluso que conociera a Frida Kahlo (1907 - 1954) -su musa "ácida y tierna, dura como el acero, y delicada y fina como el ala de una mariposa"-, con quien tejió uno de los romances más polémicos en la historia del arte del siglo XX, Diego Rivera (1886 - 1957) fue un pintor cubista, admirador de artistas como Pablo Picasso y Paul Cézanne.

Uno de los óleos que mejor ilustran ese período es El Grande de España (El ángel azul o El caballero) que data de 1914. Se trata a su vez de la obra más antigua de la Colección FEMSA, un importante acervo corporativo mexicano que a partir de este miércoles presentará en el Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM) la muestra Grandes artistas latinoamericanos. Colección FEMSA, la exhibición más grande realizada por el conglomerado cultural que actualmente celebra 40 años desde su formación.

La obra de Rivera estará acompañada de My dress hangs there (1933) de su esposa Frida Kahlo. Así, mientras la obra del pintor muestra su etapa formativa, la de la artista da cuenta de un período más avanzado y especial, pues es el único collage de la icónica figura mexicana que ha sido documentado hasta hoy.

Ambos trabajos son sólo un pequeño ejemplo de la exposición, que en total reunirá 171 obras de 110 artistas modernos y contemporáneos, entre ellos Fernando de Szyszlo de Perú, Joaquín Torres García de Uruguay, Fernando Botero de Colombia, Wilfredo Lam de Cuba, Lygia Clark de Brasil, Emilio Pettoruti de Argentina, Carlos Cruz-Diez de Venezuela y Roberto Matta y Alfredo Jaar de Chile.

"Ha sido un privilegio compartir esta revisión sobre lo latinoamericano por medio de la obra de reconocidos artistas que han explorado las vanguardias, el arte, su tiempo, su contexto y han abierto nuestras mentes a otras perspectivas en torno a la región", cuenta Magaly Hernández, jefa de Investigación del Programa Cultural FEMSA, y cocuradora de la muestra junto a Macarena Murúa, coordinadora de exposiciones de CCPLM.

El proyecto comenzó a tomar forma en 2016, con la idea no solo de dar cuenta de la identidad del continente, sino también de su desarrollo artístico y relación con la escena internacional. La Colección FEMSA (Fomento Económico Mexicano) apareció entonces como la más indicada: su acervo creado en 1977 cuenta con alrededor de 1.200 obras -que abarcan disciplinas como la pintura, escultura, fotografía, instalación y video- que ilustra con piezas de más de 20 países la evolución y riqueza del arte de la región.

En palabras de Rosa María Rodríguez, jefa del Programa Cultural FEMSA: "Aunque siempre ha existido un interés por el arte latinoamericano, anteriormente se centraba más en obras modernas con referentes históricos. En la actualidad, las obras de los años 60 y 70 de los movimientos cinéticos, la abstracción geométrica, el arte concreto y neo-concreto, así como la de creadores de las dos últimas décadas, han adquirido mayor interés".

Alejandra Serrano, directora del CCPLM, concuerda y agrega: "En 12 años, hemos traído un patrimonio invaluable que nos ha permitido una programación de exposiciones de gran calidad (...). Quiero destacar que nada de esto lo hemos hecho solos. Hemos contado con un valioso aporte económico proveniente del Estado y logrado la colaboración de la empresa privada".

Del paisaje al humor

Abarcar 100 años de arte latinoamericano, desde un principio se planteó como una tarea compleja y ambiciosa. Para simplificar el recorrido, la muestra se compondrá de seis ejes temáticos.

En la Sala Andes habrá tres secciones. Una de ellas es El mito del paisaje que propone vincular paisajes tradicionales, abstractos, urbanos, geográficos e imaginarios, a través de obras de artistas como los mexicanos Alejandro Contreras y Gabriel Orozco, el argentino Guillermo Kuitca y los chilenos Francisca Aninat y Raúl Zurita.

Sobre este último, que presentará la obra Escrito en los acantilados (1993-2014), Hernández comenta: "Además de ser una obra sumamente poética y visual, está dotada de una carga política en la cual el artista aborda uno de los periodos que marcaron la historia de Chile. Hablar del paisaje en la actualidad implica repensar este concepto y la problemática que le rodea".

Las otras dos secciones, en tanto, serán La palabra y la máquina y La imagen del artista. La primera se relaciona con la racionalización y la experimentación vinculada al lenguaje; la segunda muestra la necesidad de los creadores de construir una imagen de sí mismos, como es el caso de los artistas Tina Modotti, Francisco Toledo, Diego Rivera y Frida Kahlo.

Asimismo, en la Sala Pacífico se presentará un área llamada América mira al otro, que examina en qué medida los espacios hegemónicos culturales de Europa y EEUU han sido determinantes para el arte Latinoamericano.

"Creo que éste puede ser de gran interés para el público infantil y adulto, porque además de encontrarse con obras de los artistas más representativos del continente, se hace un breve recorrido por su proceso creativo desde la fuerte influencia de las academias europeas hasta las vanguardias como el cubismo y surrealismo. Es un núcleo lleno de poderosas imágenes y de un colorido singular", cuenta Rodríguez.

La exposición se completa con las secciones El cuerpo habitado, que incorpora al cuerpo como espacio de representación artística, y Latinoamérica como un estado de ánimo: humor y violencia, que considera trabajos donde los contextos sociopolíticos son abordados desde la ironía y la sátira, presentes en obras de artistas como las del mexicano Pedro Reyes y el chileno Alfredo Jaar.

A propósito de ambos autores, Hernández comenta: "Chile es un país cuya producción es sumamente interesante, repleta de obras muy fuertes y a veces tan sutiles, que no dejan de impactarnos.

Igual que México y Latinoamérica, continúa buscando una voz propia. Nuestro pasado complicado ha dificultado definir una identidad; sin embargo, también ha sido un aliciente para la producción artística. Hoy, muchos nombres latinoamericanos suenan en el medio, lo cual nos llena de orgullo, pero también nos pone el reto de que sean todavía más".

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