El Huaso le dice adiós a San Carlos

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Jugó cuatro minutos de descuento y se retiró en andas, llorando y con todo el estadio coreando su apodo. Cristián Álvarez jugó el último partido en su casa, porque después de la última fecha en Temuco, se retira.



A cinco minutos del final, Stefano Magnasco le dijo a Patricio Ormazábal, ayudante de Beñat San José, que Cristián Álvarez tenía que entrar. "¡Denle unos minutos al Huaso!", expresó el lateral. Y claro, en los días previos al partido con O'Higgins, sin mayor publicidad, el histórico capitán de Universidad Católica ya le había revelado al plantel que el de ayer era su último partido en San Carlos de Apoquindo. Que después del cierre del torneo en Temuco, su carrera de 19 años llegará definitivamente a su cierre.

Fue, quizás, el epílogo perfecto de la tensa tarde en la Precordillera. Porque el 1-0 de los cruzados nunca dio pie a la fiesta completa. Esta recién se desató con el pitazo final y con Álvarez corriendo hacia la tribuna, ya sin camiseta, visiblemente emocionado, saltando el muro de protección y abrazándose con todos los suyos, que estaban todavía más conmovidos.

Las cámaras de televisión se olvidaron por un momento del escenario del torneo, de Universidad Católica a un punto de obtener su estrella número 13 en Primera División. El protagonista era el jugador ícono de esta plantilla, que a sus 38 años ya no suma tantos minutos como en otras campañas, pero que en la interna ha sido uno de los sostenes ideológicos del cuadro que hoy tiene tres cuartas partes del título en su poder.

Mientras sus compañeros se abrazaban en la cancha, a la espera de que se confirmara el empate a cero de la U en el Nacional, Álvarez volvió al terreno y se acercó a la galería Mario Lepe, para tener una despedida particular, más íntima, con los fanáticos que durante cientos de fines de semana han aplaudido su entrega por la camiseta de la franja. Las emociones nuevamente traicionaron al defensor, que intentó estrechar la mano de la mayor cantidad de hinchas posible.

"¡Huasooo... huaso queridooo... los cruzados... jamás te olvidarán!". El estadio era un solo coro en honor del futbolista. A esa altura, el 4 cruzado ni siquiera tenía que caminar. Es que dos de sus discípulos más cercanos en la plantilla, Benjamín Kuscevic y el mismo Magnasco, se encargaron de cargar el ya mítico jugador sobre sus hombres. Una imagen para la posteridad, con Álvarez casi tan nervioso como en una final.

Después vino la celebración en el camarín. El abrazo con los compañeros, la última arenga en el camarín de San Carlos. A Cristian, sin embargo, le quedaba otro capítulo de su íntimo festejo. Con la familia, amigos e incluso algunos colegas de camarín (Kuscevic no perdió la ocasión de tomarse una fotografía con él), el capitán estudiantil se reunió en el centro de la cancha que tantas veces lo vio festejar. Abrazos, más fotografías y nuevamente mucha emoción.

Universidad Católica hoy se enfoca en el cierre del campeonato. La idea, obviamente, es que Cristián Álvarez vuelva levantar la copa de campeón con el equipo de sus amores. Justamente donde levantó la anterior, para la coronación del bicampeonato de 2016, bajo la conducción de Mario Salas. Su escuadra necesita un punto para conseguirlo. Y el Huaso llegará a siete títulos con la UC: cuatro en Primera, una Copa Chile y una Supercopa. De concretarse la corona de los franjeados, el jugador que también militó en River Plate y Universitario de Lima, se convertirá en el futbolista más ganador en la historia del club, superando a Mario Lepe, con quien hoy igualaba en seis.

La dirigencia de Cruzados confirmó, por otra parte, que Álvarez será homenajeado en el próximo partido como local de Católica. Da lo mismo la instancia. El objetivo es darle otro homenaje al lateral derecho. Uno más elaborado, pero igual de emotivo.

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