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Las claves del regreso del León de Collao: el proceso que llevó a Deportes Concepción de vuelta a Primera División

El equipo penquista selló su retorno a la Liga de Primera con oficio. La gestión de Patricio Almendra, la influencia de Joaquín Larrivey y la solidez de un plantel maduro fueron decisivos para una campaña que tomó vuelo en el tramo final.

Las claves del regreso del León de Collao: el proceso que llevó a Deportes Concepción de vuelta a Primera División. MARCO VAZQUEZ/PHOTOSPORT

Deportes Concepción vuelve a instalarse en la élite del fútbol chileno. Lo hace después de 18 años. El ascenso conseguido en Calama, con un 3-2 dramático frente a Cobreloa, es la validación más contundente del proceso. Un regreso trabajado desde lo futbolístico, pero también desde la gestión, la cohesión del plantel y el liderazgo de un cuerpo técnico que tomó el equipo en medio de la irregularidad.

La campaña lila no fue la más brillante en la fase regular. Terminaron en el sexto lugar, con 43 puntos y un rendimiento marcado por altibajos. Sin embargo, el cuadro penquista logró sostener un crecimiento que se expresó con claridad en la liguilla, donde lograron tres triunfos y tres empates. De la mano de figuras experimentadas, como Joaquín Larrivey, y con un entrenador que logró intervenir en los aspectos donde más margen de mejora había, el León de Collao construyó una promoción de categoría que pocas semanas antes parecía improbable.

Un giro de liderazgo

La llegada de Patricio Almendra, en septiembre, modificó el rumbo del equipo. El exvolante del histórico plantel que jugó la Copa Libertadores de 2001 reemplazó a Manuel Suárez en la fecha 22 y, desde ahí, consolidó una estructura que entregó orden defensivo y eficiencia en ataque. Su aporte estuvo más cerca de la gestión de grupo que de una revolución táctica. Reforzó convicciones, potenció roles y estabilizó a un camarín que había perdido regularidad.

Almendra rearmó la cadena de liderazgo interna. Apostó por transiciones rápidas y balón detenido como recurso y le dio confianza a las piezas experimentadas. Bajo su conducción, el Conce cerró el torneo con ascendencia anímica, incluso en medio de contingencias importantes. En la final de vuelta, suspendido, debió dirigir su ayudante Mario Salgado.

Un plantel experimentado

Concepción tuvo durante el año uno de los vestuarios más longevos de la categoría, algo que no siempre se traduce en ventaja. Futbolistas con recorrido, como Sebastián Silva (34 años), Nelson Sepúlveda (33 años) y, sobre todo, Larrivey (41 años), fueron sostén emocional en los momentos más críticos. Eso se reflejó en la liguilla, donde el equipo mostró resiliencia incluso cuando el trámite estuvo cuesta arriba.

El Bati fue el principal diferenciador de la campaña lila. No solo en materia goleadora, con 20 tantos en 34 partidos de la Primera B y otros anotados en Copa Chile, sino en influencia sobre el grupo. En Concepción, su impacto superó lo futbolístico.

Internamente, valora su rol como puente entre el cuerpo técnico y el plantel. Su experiencia internacional y su forma de trabajo lo transformaron en referente inmediato. El delantero asumió funciones de guía, especialmente para los más jóvenes. “Trato de trasladar esa experiencia cuando se requiere. Después de tantos años en el fútbol, puedo intuir con más facilidad, por haber vivido un montón de situaciones, entonces trato de ayudar a resolver conflictos, de ayudar a los compañeros, al entrenador, de ser un nexo también con el cuerpo técnico en ciertas cuestiones que tienen que ver con los dirigentes”, dijo a El Deportivo.

En la cancha, respondió. Fue el autor del 2-0 parcial en Calama. Su posicionamiento ofensivo, su capacidad para fijar centrales y su lectura del ritmo de los partidos fueron elementos que Concepción aprovechó en todos los cruces definitorios.

La evolución

El progresivo ascenso del equipo se aprecia con claridad en la tabla de posiciones fecha a fecha. Tras un arranque que los llevó a ubicarse en el duodécimo lugar en la sexta fecha, el Conce se rearmó desde el orden y fue trepando hasta instalarse en zona de liguilla. La consistencia llegó recién en el último tercio. Entre las fechas 18 y 30, el equipo rotó entre posiciones de clasificación.

Concepción llegó al repechaje en un punto alto. Eliminó a Antofagasta (3-2 global) y luego a Copiapó (2-1). Los cinco goles del Conce en esos cruces los anotó Larrivey.

En las semifinales, superaron a uno de los equipos más estables de la categoría. En la final, pese al golpe emocional de la remontada de Cobreloa, consiguieron resolver el partido en los últimos instantes. El gol de Sepúlveda, con un remate que pegó en el palo antes de entrar, fue la síntesis de un equipo que no se desprendió de la convicción.

La reconstrucción

La historia reciente de Deportes Concepción es la de un club que sobrevivió a una crisis terminal: la desafiliación. Con ello vino la incertidumbre económica y la reconstrucción desde la base social. Ese proceso generó un vínculo muy estrecho entre el equipo y su gente. El partido de ida de la final, con 29 mil personas en Collao, reflejó la magnitud del arraigo penquista.

Durante todo el año, los lilas sostuvieron una asistencia de las más altas de la categoría, con un promedio superior a los 8 mil espectadores. Para quienes trabajaron en el plantel, ese respaldo fue determinante en el cierre del torneo.

La reconstrucción estuvo llena de obstáculos. Desde la campaña en Tercera A, el traumático descenso evitado en 2021 por decisión del Tribunal de Disciplina, la inestabilidad de sus cuerpos técnicos en 2023 y el ascenso a Primera B obtenido recién en enero de 2025 por sanción a Melipilla. El retorno a Primera cierra un ciclo que partió en reuniones de socios.

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