El incierto lío en que se está convirtiendo la pugna por el control de la UDI

Jacqueline Van Rysselberghe
Senadora y presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe. (Foto: Agencia Uno)

El lunes se fijará la fecha definitiva de las internas de diciembre, antes de Navidad. Unas horas después, Pablo Longueira explicará a la Comisión Política Ampliada del partido su plan para encarar el proceso constituyente, lo que es leído como un casi lanzamiento de campaña. A JVR y los suyos les interesa que eso cuaje para aliarse con él, ir en la misma lista, disuadir a la disidencia de María José Hoffmann a plantar batalla y que no se presente. En dicho bando retrucan que competirán igual. Pero con la "mochila" del juicio que él tiene pendiente por el Caso SQM, eso puede quedar en nada y se reabriría la opción de Coloma. Mientras, el exlíder ya se juntó con Matthei, con un grupo de ex diputados y alcaldes, y le falta un café con Lavín. Todo pasando.


Sea o no un “súper lunes” para el controvertido retorno de Pablo Longueira, el enredo que se ha tomado el partido entre apruebos, rechazos, y las intrigas alrededor de la interna de fin de año podría abrir una temporada de la impredecible teleserie UDI en cuatro días más, el 7 de septiembre.

Ese día van a pasar dos cosas. Uno, la directiva de Jacqueline van Rysselberghe quiere fijar la fecha definitiva de las elecciones que definirán su sucesión; caería en diciembre, antes de Navidad. Dos, a las 18 horas el ex líder le hablará por primera vez en años al pueblo gremialista en la Comisión Política Ampliada para volver a explicar su pretendido plan de encarar el proceso constituyente, votando “Apruebo” y fichando ya candidatos a la convencional.

Hasta ahí no más llegan las certezas por ahora. El resto es una nebulosa que podría comenzar a disiparse si -como creen algunos- su intervención del lunes es además leída como una suerte de lanzamiento de campaña a la presidencia del partido. Como eso será telemático, no habrá cómo saber si conserva mucho o poco arrastre con un salón lleno o a medio llenar. Como sea, las placas se siguen moviendo en el partido fundado por Jaime Guzmán: aunque muchos sigan criticando que Longueira juega al llanero solitario, sin haber armado un consenso antes de mostrar sus cartas, todo esto ha desordenado más la lucha por quién controlará la tienda durante los cruciales dos años que se vienen encima. Veamos.

Hoy el exsenador divulgó una foto con Evelyn Matthei apenas un par de días después de que la tratara de “mala leche” por haberle ella advertido que no puede presidir el partido mientras no salga del juicio por SQM que lo tiene acusado de cohecho. Hasta ahora se sabe que ese proceso se reactivará el 5 de octubre, es decir, unos pocos días después del deadline para que los aspirantes a suceder a JVR se inscriban (60 días antes de las internas). La duda para la que nadie tiene respuesta es cómo podría entonces aspirar al cargo; un viejo conocido suyo sentencia que “si a Longueira no le importa, el problema no existe”. En la directiva no emiten comentarios.

En la UDI, estén o no de acuerdo con él, o sean o no sus amigos, esta mañana se comentaba y advertía que podría quedar fuera de todos los eventos políticos, luego que la fiscalía hiciera ver que el Servicio Electoral ha de determinar si puede o no votar en el plebiscito de octubre. Sus abogados declinaron dar luces sobre esto, hechas las consultas para esta nota. Y entre quienes están trabajando con él su plan de medios y despliegue de cara al lunes, afirman que lo que les han dicho los entendidos es que, mientras no haya fallo, sus derechos ciudadanos no han sido conculcados.

Parte de la duda se ha despejado hoy, pero no resuelve el puzzle. Longueira, según entendidos, sí puede votar porque la fiscalía nunca solicitó suspender derecho a sufragio. Como él aparece en el padrón, estando auditado y habiéndose vencido los plazos para impugnarlo, está habilitado para votar. Otra cosa: la fiscalía lo acusa por el delito de cohecho, por el cual arriesga 818 días, y que no alcanza para pena aflictiva (castigo que según la Constitución suspende estos derechos). Pero el ministerio público pide además una pena accesoria, de inhabilitación temporal de cargos públicos por cinco años y un día.

“De acuerdo a la información que ha circulado, Pablo Longueira se encuentra acusado de un delito cuya pena asignada no es aflictiva: De ser así, él no se encuentra suspendido de su derecho a sufragio al no cumplirse los supuestos establecidos en el artículo 16 numeral 2°. Lo anterior queda incluso reafirmado por el hecho de que figura en el padrón electoral para el plebiscito. Si Pablo Longueira no tiene suspendido su derecho a sufragio, no existe ninguna razón legal que le inhabilite para competir por la presidencia de su partido, salvo que existiera alguna otra inhabilidad estatutaria que no conozcamos”, redondea el abogado Jorge Barrera, profesor de Derecho de la Universidad San Sebastián.

Podrá votar el 25 de octubre, y mientras no haya sentencia podrá competir a las internas de la UDI. Pero si le cae una sentencia que lo inhabilite, todo volverá a cero. Así las cosas, lo que hacen ver moros y cristianos en el partido es que con la elección cruzada por el juicio, esto será un flanco de constante polémica (el ministro del Interior, Víctor Pérez, ya tropezó al decir que cree en su inocencia).

Por un carril paralelo pero no ajeno a esto corren las intrigas y cálculos ante las internas de diciembre. JVR no se va involucrar abiertamente, pero en su equipo lo que más querrían es lo siguiente: que la resurrección de Longueira decante por sí sola, que la reticencia con que lo han recibido los diputados de la disidencia (”que compita” le dijeron apenas declaró intenciones de liderar la UDI) lo convenza de que no tiene el poder de antes, y que luego de todo eso se termine aliando naturalmente con ella.

¿El “hasta” de esta aspiración? Que ambos vayan en la misma lista, él de candidato a presidente y ella a vicepresidenta, y que el arrastre de él disuada y neutralice ipso facto la candidatura ya anunciada de la diputada María José Hoffmann. “Juntos serían imparables, nadie se atrevería”, dicen los más entusiastas. En el partido hay otras voces que creen que en tal caso “no habrá interna”. En el bando de la diputada Hoffmann no niegan que se les pondría complicado, pero declaran fuera de comillas que están decididos a competir igual y que así lo expresarían pronto.

Si todo esto falla, en la mesa le pondrían sus fichas al senador Juan Antonio Coloma. La premisa es que si el juicio SQM o cualquier otro facto deja a Longueira fuera de la interna, pues que entonces entre a la cancha el otro “coronel”: el punto es que apuestan a que Hoffmann, por anga o por manga, no competirá ni presidirá el partido. Así están los ánimos allá.

Pero lo de Coloma tiene una incógnita. Él solo estaba dispuesto a ser hombre al mando de una mesa de unidad y sin competencia fratricida a dos listas; pero sus amigos dicen que no se considera candidato hasta ahora.

Su nombre apareció en este mapa cuando a JVR se le cayó la carta de Víctor Pérez (el llamado de Piñera para ficharlo en Interior llegó dos días antes del día que le iba a contestar a la senadora), y luego la opción de repatriar al “jovinista” Domingo Arteaga de la embajada en México para encabezar una lista unitaria.

Luego, la jefa UDI levantó un globo sonda con la carta de su secretario general, Felipe Salaberry; pero hasta antes de Longueira era Coloma su mejor opción. El problema es que JVR y él no tienen las mejores relaciones (él apoyó a la disidencia en la pasada interna) y que hasta ahora no se había decidido.

En el partido dicen que Longueira se lo habría “madrugado”, pero otras voces niegan que el senador esté compitiendo con él. La cosa es que Coloma comparte la lógica del exministro de mirar a abril, pero no lo del “Apruebo”. Él, al igual que Andrés Chadwick, siguen por el “Rechazo”, y toda esta baraja del exlíder no fue “convenida ni compartida” por ninguno de los dos, afirman en el corazón de los coroneles UDI.

Mientras todo esto ocurre, Longueira sigue tratando de reactivar redes. Ayer tuvo un zoom con poco más de 40 -dicen en su equipo- ex alcaldes y ex diputados, militantes y ex militates UDI para predicarles su dibujo constituyente. Le ayudaron a organizarlo hombres como Darío Molina (ex diputado durante los años de gloria del expresidente gremialista), y se conectaron exparlamentarios como Andrea Molina y Marcelo Forni.

Mientras, Longueira juega también al agente neutral en la pugna Lavín versus Matthei. Con ella ya se juntó hoy y está pendiente un café con el alcalde.

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