El viaje de Carlos Cuadrado por el Covid: “Yo no tenía derecho a morirme”

06.01.2022 CARLOS CUADRADO, ALCALDE DE HUECHURABA. FOTO : FRANCISCO PAREDES

El alcalde de Huechuraba pasó 10 días intubado por Covid y tres meses con licencia médica, fuera de la gestión comunal y de la Asociación Nacional de Municipalidades de Chile, donde él es el presidente. Aquí habla por primera vez, de esa experiencia, de las cosas que se perdió en su ausencia y la reflexión que hace después de haber estado al borde de la muerte.


El día en que Carlos Cuadrado (56) despertó de la sedación, dice que abrió los ojos y leyó un letrero pegado en la muralla de su habitación: “Estoy en Clínica Alemana de Vitacura, es sábado 22 de octubre de 2021″. Pero no entendía nada. Por más que repasara las letras, él sentía que estaba en Puerto Natales. Desde su ventana veía el Pueblo del Inglés, un centro comercial que se ubica al frente de la clínica, pero Cuadrado pensaba que era el cuartel de bomberos de la ciudad magallánica al que tenía que llegar como fuera para salir de ahí.

Lo que Cuadrado estaba viviendo en ese momento era un delirium, un estado de confusión mental que ocurre como respuesta a los medicamentos -y que les pasa a gran parte de los pacientes graves de Covid- después de la intubación. No lo sabía aún, pero llevaba dos semanas hospitalizado y 10 días absolutamente sedado.

Nunca antes, en los más de 20 años que lleva trabajando en el sector público, el alcalde de Huechuraba, militante PPD y actual presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades de Chile, había pedido una licencia médica. Hasta ahora. En octubre del año pasado, cuando se programaba para asumir por tercera vez a la cabeza del municipio, el Covid lo agarró sin piedad.

–Siempre decíamos que ya habíamos pasado la pandemia y que la habíamos pasado invictos. Porque habíamos repartido las 50 mil cajas de mercadería en el territorio, habíamos vacunado a toda la gente que había que vacunar y pese a que uno iba adelante con los equipos acompañando, no nos contagiamos. Somos la comuna que más se ha vacunado contra el Covid en la RM. Por eso, yo estaba profundamente orgulloso del compromiso cívico de los vecinos, porque nosotros podemos hacer todo el intento, pero si las personas no ponen el brazo, no se logra.

¿Y cuando se contagió tenía esas tres dosis de la vacuna?

Me había pasado de la fecha de la tercera, porque con la Asociación Chilena de Municipalidades me tocó viajar justo en esa época. Fui a Iquique por el día, luego a Concepción y, así, se me pasaron los días. Después de eso me agarró el virus.

¿Cómo fueron esos días contagiado?

Mi hijo de nueve años cayó primero, un lunes. No sabemos cómo se contagió, luego vino mi hija de siete que cayó al día siguiente. Ya ese miércoles yo me empecé a sentir mal, pero no me imaginé que iba a terminar en la clínica. Como nunca había pedido licencia y nunca me he creído mucho el cuento de los resfríos, la miré a huevo pensando que era tos nomás y un poco de fiebre.

La tarde del 8 de octubre de 2021 su esposa, Natalia Pérez, llevó a Cuadrado a Urgencia de la Clínica Alemana. Con dos dosis de vacuna en el cuerpo y sin ninguna enfermedad de base, el alcalde de Huechuraba no podía respirar.

La ida

Los primeros días internado, Carlos Cuadrado los pasó lúcido: llamaba para saber en qué estaba la gestión de la municipalidad y reagendaba reuniones para los próximos días. Pero después de casi una semana que estuvo con oxígeno, una doctora le advirtió que eso no era suficiente.

¿Ese fue el momento más duro?

Sí, cuando me dijeron que me tendrían que intubar. Ahí ya se viene la película de todo lo que uno había leído, de las intubaciones, de cómo salía la gente, de cuánta gente me tocó ver durante la pandemia que tuvo coronavirus y que luego salió muy mal, en silla de ruedas, con muletas, con bastón.

Cuadrado pidió hablar con su señora, pero no lo dejaron. Quería decirle que la quería, que cuidara a sus hijos y que esto pasaría.

–No sé si era una suerte de despedida pero había escuchado muchas historias de personas que murieron y que no pudieron hablar antes. Lo mío era más bien darle tranquilidad. Quería ser yo el que le informara el procedimiento que me iban a hacer.

Al rato de iniciar el proceso de intubación, Natalia Pérez intentó llamarlo, pero su esposo ya estaba sedado.

–Recuerdo que se pusieron como siete personas alrededor de la cama, hablaban y se intercambiaban cosas y de ahí yo no supe más. Si no me hubiesen dicho que estuve dormido 10 días, no habría sabido.

No fue hasta ese momento que el alcalde entendió que esto era grave y que una de las posibilidades, si es que no salía de eso, era morir. Tocar fondo con la muerte lo hizo cuestionarse algunas cosas:

–Yo no tenía derecho a morirme, habría traicionado a los niños, a mi esposa y a la comuna que me eligió para esto. Cuando pensé en la muerte simplemente me dije a mí mismo que eso no estaba permitido.

Consciente de que la muerte estaba cerca, más que hacer un repaso de su vida, Cuadrado dice que fue un lamento. Un lamento porque había demasiadas cosas que tenía pendientes por hacer y, sobre todo, porque a sus hijos les quedaba mucho por crecer.

06.01.2022 CARLOS CUADRADO, ALCALDE DE HUECHURABA. FOTO : FRANCISCO PAREDES

En el intertanto, su esposa Natalia Pérez esperaba la llamada diaria desde la UCI, mientras cumplía cuarentena con sus hijos distrayéndolos lo más que podía para que no se dieran cuenta de lo que estaba pasando. Ella es profesora de inglés, pero trabaja en Sernatur. En su trabajo tampoco se había pedido licencia médica más allá de los posnatales, pero esta vez tuvo que hacerlo.

–La cabeza no me dio. No podía trabajar pero, además, me pasó que me despertaba en las noches a sobresaltos. Era como estar viviendo una pesadilla. Me acuerdo cuando me llamó una doctora y me dijo ‘su marido no está grave, está muy grave’. Jamás te imaginas que vas a pasar por una situación así, si hace una semana estábamos comiendo todos felices en un restorán”, cuenta Pérez.

Esos días ella los resume como un momento muy íntimo con sus hijos. Los pasó sola en su casa, pese a que gente la llamaba y acompañaba desde los mensajes. Entre las llamadas, estuvo la del expresidente Ricardo Lagos, y los ministros Enrique Paris y Rodrigo Delgado. Pero, cuenta ella, llegó un momento en que las noticias eran tan pocas -y para nada optimistas- que decidió darse un respiro y dejar de contestar.

Su espera se terminó cuando Carlos Cuadrado abrió los ojos.

Cuando despertó de la sedación, ¿cuánto se demoró en salir de ese delirium?

Eran episodios de lucidez y otros de volarme. Después de unos cuatro días ya asumí que estaba en la clínica, que estaba bien cuidado y que no había peligro. Pero previo a eso era hacer lo que me decían los doctores: me tomaba los remedios, pero en mi delirio no me los quería tomar, porque pensaba que me querían matar. Era toda una cuestión onírica, de estar entre despierto y dormido.

La vuelta

Son las 16.30 del jueves 6 de enero. Es el primer día de Cuadrado en la municipalidad después de tres meses de licencia médica. Luego de visitar durante la mañana las obras que quedaron antes de que se fuera, el alcalde camina despacio por los pasillos del edificio. Cada tanto se encuentra con grupos de funcionarios que lo saludan.

06.01.2022 CARLOS CUADRADO, ALCALDE DE HUECHURABA. FOTO : FRANCISCO PAREDES

“Lo echamos de menos, alcalde, qué bueno tenerlo de vuelta”, le dice una auxiliar de aseo. Uno de los conductores en el estacionamiento incluso le canta una canción, mientras otros lo abrazan.

¿De qué cosas siente que se perdió en estos meses?

Todo, si uno se da cuenta de que cuando se es alcalde, uno manda el barco, y en la asociación, el barco de las 345 comunas de Chile. Entonces hay temas en que uno necesariamente tiene que intervenir y no puedes porque estás con una situación sanitaria que te lo impide. Hay decisiones que hay que tomar, que tampoco las puedes tomar libremente, porque emocionalmente estás con fármacos. Las decisiones también pueden ser arbitrarias. Y por eso también evité intervenir tanto en la asociación como en la municipalidad.

Su ropa y sus característicos lentes y zapatillas Converse rojas siguen con él, pero hay cosas que cambiaron: se le ve más cansado, y con el tono de voz más pausado y agudo propio de un convaleciente de Covid. El alcalde también decidió raparse. Lo hizo, casi simbólicamente, el mismo día de la primera vuelta cuando les pasó unas tijeras a sus hijos para que se entretuvieran con su cabeza, mientras miraba la jornada de elecciones por la televisión.

–Era como una forma de limpiar para atrás todo lo que me ha tocado vivir– dice él.

¿Primera vez que no va a votar?

Desde que peleamos por la democracia jamás había dejado de ir a votar y esta vez no pude no más. Me pasaron algunas cosas, pero también había que comprender el momento físico y mental que estaba viviendo yo.

Cuadrado reconoce que el haber estado al borde de la muerte hizo que, en medio de la locura por las elecciones, el escenario político pasara a segundo plano. Por primera vez, dice, él era un espectador.

–En el entendido de que no iba a poder participar, preferí estar al margen. No tuve idea de lo que pasó y tampoco he tenido interés de revisar los diarios de esos días que estuve hospitalizado para actualizarme. Más bien lo que hice fue revisar en internet cómo fueron los procedimientos que me hicieron: la intubación, la posición prono (acostar boca abajo al paciente), entre otros.

Después de que le dieron el alta parcial en la clínica, Cuadrado llegó al mediodía del 1 de noviembre a su casa. Ahí lo esperaban sus hijos pequeños.

–Salieron corriendo a abrazarme. Hubo mucho llanto compartido, mucho abrazo, mucho de estar pegados el uno al otro casi todo el rato.

El jueves, sentado en su oficina con una foto de Salvador Allende enmarcada atrás –un recuerdo que le pesa, pues Cuadrado es nieto del excomandante en jefe del Ejército Carlos Prats, asesinado por la Dina en 1974 en Buenos Aires-, el alcalde dice que ya está recuperando energías. Sigue con algunas secuelas, cuenta él, como un dolor muscular en el hombro izquierdo, además de estar acompañado cada semana por un psiquiatra, un broncopulmonar y un kinesiólogo. Pero en todo este proceso, él dice que jamás se cuestionó volver al cargo para el que ha sido reelegido tres veces.

¿Qué lección de vida ha sacado de todo esto que vivió? ¿Qué cosas le gustaría cambiar?

Después de estas cosas, uno hace un balance para atrás y se da cuenta de que el trabajo que uno desarrolla en función de los demás nos priva demasiado de destinar ese mismo tiempo a la gente más cercana. Quizás es aprendizaje de futuro, de tener más tiempo, horarios más normales y no esa locura de comenzar tan temprano y terminar tan tarde es algo que cambiaría. Porque los hijos van creciendo, la familia va desapareciendo y uno no le da el tiempo suficiente.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.