Columna de Rodrigo Guendelman: París Londres, Santiago

LONDRES 45. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


Por Rodrigo Guendelman, conductor de Santiago Adicto de Radio Duna

“Ojo con el arte fue la proclama de Nemesio Antúnez. Este lugar cobijó su infancia y adolescencia. Según sus propias palabras, aquí nació como pintor a los seis años”. Lo que acabas de leer está escrito sobre ocho preciosos y elegantes cuadrados de cerámica, en la pared exterior de una de las casas más lindas del barrio París Londres, obra de 1924 del arquitecto Ricardo González Cortés. Qué barrio más espectacular.

Ubicado a pasos del metro Universidad de Chile, destaca por la notable cantidad de casas diseñadas hace casi un siglo por algunos de los mejores arquitectos de Chile (Ricardo Larraín Bravo, Alberto Cruz Montt, Eduardo Knockaert y González Cortés, por supuesto, el genio del art decó local), por sus calles adoquinadas, antiguos faroles que iluminan sus escasas cuadras, sitios de memoria histórica (Londres 38), sedes de partidos políticos (Socialista, Radical Liberal, PPD), gárgolas, puertas y rejas de una ornamentación muy fotogénica y, desde hace algunos meses, un bistró y bar de alto nivel cuyo nombre (y dirección) es Londres 45.

Se trata de un edifico art decó que fue restaurado con pasión y sin miedo a invertir fuerte en un sector afectado por la situación del centro de Santiago en los últimos tres años. Su fachada, que alguna vez estuvo completamente rayada, hoy luce blanca e inmaculada. Su carta atrae a los oficinistas y emprendedores que buscan refinamiento. Y la presencia de arte permanente (Roberto Matta, Totoy Zamudio) así como de exposiciones transitorias de pintores y fotógrafos, sumado al excelente trabajo de arquitectura interior de Oz Arquitectos y a las preciosas plantas (reales) que son parte del interiorismo, convierten a este nuevo espacio gastronómico en otra razón para estar optimistas acerca del futuro del centro capitalino.

“Eduardo Bolt Vega y Marina Latorre Uribe fundaron en esta casona la Galería Bolt, donde expusieron en la década del 60 artistas como Inés Puyo, Camilo Mori, Sergio Montecinos, Vergara Grez, Pablo Burchard (hijo), Sergio Castillo, Iván Vial, Bernal Ponce, el japonés Shiko Munakata y el alemán Hap Grieshaber.

Pablo Neruda y Nemesio Antúnez participaron activamente en las tertulias culturales que aquí se realizaron. Su espíritu establece este lugar como un sitio permanente de arte y poesía”, se lee en otros ocho cuadrados de cerámica, en el frontis de otra preciosa casa del barrio. A todo esto, qué buena idea de alguna administración anterior de la Municipalidad de Santiago (no aparece algún año que permita aplaudir con nombre y apellido) el ubicar estos “letreros” informativos en las casas, pues eso nos permite entender con mayor profundidad la historia, el patrimonio intangible que se suma al evidente tesoro patrimonial, muy tangible, que ya hemos descrito algunas líneas atrás.

Podemos sumar otro elemento que hace único a este barrio. Justo en la entrada a la calle Londres, desde la Alameda, está la Iglesia San Francisco y el Museo de Arte Colonial. Es cierto, la iglesia está rayada entera por fuera, pero por dentro es tan fantástica, tan delicadamente hermosa, que se produce esa sensación que a algunos nos ocurre con la ciudad por estos días: sí, el centro está afectado, sucio en muchos lugares, lleno de tags en cientos de paredes, con descontrol del comercio ambulante, carpas en espacios públicos…sí, es cierto, pero es eso: está afectado; no destruido, ni horrible, ni es una zona de sacrificio, ni lo perdimos, ni nada de eso. Aquí no ha habido un bombardeo (bueno, sí, hubo uno hace 50 años): lo que le ha pasado al centro de la capital de Chile se soluciona con política (se necesita tesón), inversión pública (se viene una gigantesca mejora de fachadas a lo largo de ocho kilómetros por la Alameda desde el Gobierno Regional), cariño (qué buen proyecto es “Nuestro Centro”), quedándose en el centro (sí, palo para algunas empresas) e inversión privada (el ejemplo de Londres 45 es muy preciso). Y, gozando de todo lo bueno que sigue teniendo el centro, como el inigualable barrio París Londres.

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