Personas mayores en Chile: Optimistas y al día con las nuevas tecnologías

Endeudamiento tercera edad

Un estudio de Criteria y Travesía 100 revela que, pese a la pandemia, en este grupo hay una mejor actitud frente a la vida que lo observado hace 10 años. Incluso, en la autoevaluación sobre su estado de salud, el 63% lo consideró muy bueno o bueno, mientras que en 2009 ese porcentaje fue de 42%. También consideran que “viejos” es una mala palabra, y nueve de cada 10 dicen que las nuevas tecnologías les permiten mantenerse comunicados con personas de su interés.


“Viejos” es una mala palabra, un concepto negativo que no los representa. Y es más: cuatro de cada 10 personas mayores de 60 años consideran que la edad para considerar a una “persona vieja” debería ser superior a los 80 años. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio único en su tipo realizado por Criteria, en conjunto con Travesía 100, en la primera encuesta a personas mayores sobre su situación actual. En general, la mayoría de los encuestados siente optimismo respecto de su futuro inmediato, las emociones negativas presentan menor prevalencia que las positivas y ya no se sienten tan solos, como reveló un estudio anterior en 2009.

Los adultos mayores, de acuerdo con esta investigación, estiman que la edad puede quedar a un lado si es que lo anímico y la salud andan bien. En ese sentido, en promedio, la edad para considerarse “viejos” se sitúa en 78 años, aunque así como mencionan de manera espontánea sensaciones de “felicidad” y “tranquilidad” para describir la “etapa actual” de sus respectivas vidas, también brotan conceptos como “tristeza”, “descanso”, “preocupación” y “salud”.

Eso sí, en cuanto a la salud -uno de los temas que más agobian a las personas mayores-, hay un cambio de tendencia: si en 2009 el 43% calificaba de “regular” su actual estado de salud y el 12% como “malo”, hoy esos porcentajes bajaron a 30% y 5%, respectivamente. Así, si hace 13 años el 42% consideraba como “bueno” su estado de salud, ese porcentaje subió ahora a 63%. Esto, pandemia de por medio, ya que la encuesta fue realizada a personas entre 60 y 89 años, entre el 26 de abril y el 6 de mayo pasado, en Santiago y regiones.

“Podríamos hipotetizar que esta mejora es ‘a pesar de la pandemia’ y que sin ella hubiéramos encontrado una mejora aún más marcada. O, por el contrario, que ‘gracias a la pandemia’ las personas mayores mejoraron su positividad anímica al ver que superaron los riesgos y que, sin ella, no habríamos visto la misma mejora”, apunta Marco Silva, director de Mercados y Consumidores de Criteria. En cuanto a que más de seis de cada 10 adultos mayores consideren que poseen un buen estado de salud, Silva sostiene que “creo que la pandemia sí influye en la declaración de estado de salud. La pandemia ha dejado su huella más dura en los contagios de las personas mayores, entonces frente a esta realidad otorgan mayor valor al no haberse enfermado”.

A juicio de Ximena Abogabir, fundadora y vicepresidenta de Travesía 100, “inicialmente se nos etiquetó como el grupo más vulnerable, a quienes había que restringir para que no nos expusiéramos inútilmente. La realidad fue distinta: no sólo nos cuidamos, sino que cuidamos a otros, acogimos a los hijos e hijas que se quedaron sin trabajo, comprobamos que podíamos digitalizarnos, aportamos nuestra experiencia de haber vivido varias catástrofes a lo largo de nuestra vida”.

Rechazo a las residencias

Esta percepción positiva sobre la salud va en línea con el resto de las consideraciones del estudio. Ante la pregunta sobre qué ventajas o aspectos positivos tiene esta etapa de la vida para los adultos mayores, el 30% mencionó la “tranquilidad, satisfacción y realización”, mientras que el 25% consideró la “libertad e independencia” y un 22% a la “familia y los amigos”. Apenas el 9% mencionó como ventaja la jubilación o el no trabajar.

En cuanto a las desventajas o aspectos negativos, el 47% señaló los “problemas de salud”; el 19% las bajas pensiones, la obligación a trabajar o problemas monetarios, mientras que el 13% dijo sentirse pasado a llevar, discriminado o con faltas de oportunidades. En caso de necesitar un cuidado especial por razones de salud, siete de cada 10 (70%) aseguraron que preferían su propia casa, mientras que el 23% mencionó una residencia para personas mayores.

Al mismo tiempo, seis de cada 10 (61%) dijeron que “siempre” tenían ganas de compartir con su familia, el 57% que sentía ganas de estar en contacto con la naturaleza, el 48% con ganas de aprender cosas nuevas y el 46% reconoció que ahora poseía “una libertad que antes no tenía”. También, el 76% dijo tener deseos de conocer gente nueva, con distintas frecuencias eso sí. Y un porcentaje similar (82%) señaló tener ganas de compartir con personas de su edad, aunque no de manera permanente.

“Es verdad que estudios realizados recientemente sobre la población de todas las edades muestran resultados más negativos o más pesimistas respecto de esta etapa de la vida, pero lo que en realidad muestran es que la visión de las generaciones menores es menos positiva que la autopercepción de quienes ya superan los 60 años. Este es quizás el resultado más llamativo del estudio: entre las personas mayores predomina una positividad anímica. Por cierto, no es todo color de rosas, hay preocupaciones como los riesgos en la salud o la insuficiencia del ahorro e ingresos, pero las personas mayores están muy lejos de echarse a morir cuando llegan a esta etapa”, considera Marco Silva.

Para las personas mayores que consideró el estudio de Criteria, el aspecto anímico es fundamental. En ese sentido, el 48% dijo que “siempre” se sentía “querido, rodeado de gente que me quiere”, mientras que el 28% afirmó que “a menudo” y un 20% solo “a veces”. También, el 37% dijo sentirse siempre “jovial y con energía” y el 35% a menudo. Sólo un 25% reconoció sentir nostalgia y con ganas de volver al pasado, mientras que un 16% dijo sentirse triste o apenado.

“A muchas personas de mi edad nos gusta mostrar que nos mantenemos activos. Me parece que podemos contagiar con nuestro entusiasmo y motivación para realizar aquello que no tuvimos tiempo de llevar a cabo. Pienso que es la oportunidad de realizarnos plenamente como personas, seguir aprendiendo y compartir aquello con los demás. Demostrar que todavía queda mucho por hacer, que el tiempo es oro y debemos aprovecharlo según nuestras capacidades”, sostiene Juanita Álvarez, asistente social de 78 años que actualmente dedica su tiempo a la escritura, la música, el canto, además de un canal propio en YouTube.

Carlos Tironi, productor audiovisual de 69 años y que actualmente reside en Chiloé, coincide: “Gracias a la pandemia he vivido dos experiencias únicas: un taller de autobiografía y Círculo Travesía 100. En el primero descubrí un talento inesperado que me produce gran satisfacción. En el segundo, he hecho entrañables amigos y amigas con quienes ideamos un proyecto turístico SueñoChiloé que justo esta semana le dimos partida vía Zoom, con lo que empieza a cumplirse una meta de mi venida a la isla”. Para llegar a este punto, Tironi vendió tenazas para estufas a leña, ideó una fuente de soda de lomitos y realizó fletes en los alrededores.

“Nuevas longevidades”

Además de la salud, también han evolucionado de manera favorable otros aspectos claves. Si en el estudio de 2009 el 52% se sentía “entusiasmado”, hoy ese porcentaje se sitúa en un 68%. Y si hace una década atrás el 48% tenía ganas de romper la rutina y hacer cosas nuevas, hoy ese porcentaje es de 61%. También el pensamiento de sentirse nervioso o angustiado bajó de 28% a 19%, mientras que si en 2009 el 22% se sentía solo y aislado, hoy apenas el 15% dijo padecer estos sentimientos.

Tercera Edad - Foto referencial

La encuesta abordó también el consenso respecto de las “nuevas longevidades”. De esta manera, el 92% dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo en que “las personas a mi edad podemos ser un aporte trabajando”. Casi el mismo porcentaje (88%) indicó estar de acuerdo o muy de acuerdo con que “las personas de mi edad pueden hacer cosas nuevas, como estudiar o emprender”. Esto va en línea con el hecho de que el 58% dijo estar sin trabajo remunerado -dentro del cual el 34% señaló que por “falta de oportunidades”- y el 25% contó que se encontraba trabajando por cuenta propia.

“Yo viví el estrés después de jubilar, necesitaba seguir trabajando y a pesar de que busqué intensamente no tuve éxito. Perdí casi todos mis bienes, mi pareja... Me sentí muy mal, pero encontré la fuerza para salir adelante y reinventarme profesionalmente”, cuenta José Luis González, ingeniero en marketing de 65 años. “Ahora que tengo el tiempo y gracias a la tecnología puedo tener clases de inglés con una profesora en Córdoba y, además, soy aprendiz de actor”, agrega.

¿Y los ahorros? Apenas el 31% reconoció haber ahorrado “suficiente” para la actual etapa que vive. Por segmento, el 56% del estrato socioeconómico ABC1 respondió de manera afirmativa a esta pregunta, mientras que en el caso del D ese porcentaje baja a 20%.

“Atrapados” y “sociables”

El estudio identificó seis grupos con características diferentes. A estos segmentos se les dio el nombre de “entregados”, “atrapados”, “sociables”, “exploradores”, “rebeldes” y “resilientes”. En uno de los extremos figuran los “entregados”, que representan al 9% de los encuestados y que se caracterizan como un grupo más bien femenino, con mayor proporción entre los 70 y 79 años. “Son el grupo con visión más negativa de la vida, se sienten solos, tristes y nostálgicos, con una alta proporción de personas que viven solas”, señala el estudio.

En el otro extremo figuran los “resilientes”, que son el 24% de los encuestados: “Es el grupo más joven, más solos, de bajo NSE y en mayor proporción de regiones. Son un grupo desprendido de sus lazos familiares, con alta motivación por aprender cosas nuevas y romper sus rutinas”.

Al medio de estos segmentos figuran los “exploradores”, “el grupo de mayor NSE. Son quienes se declaran más activos, más preocupados de su apariencia física, en mejor estado de salud y con la visión más positiva de la vida. Tienen diversas motivaciones y proyectos. Son quienes más declaran trabajar por gusto”.

En lo que sí hay prácticamente una misma visión es en el uso de nuevas tecnologías. Esto, porque el 47% se mostró de acuerdo en que estas les permiten mantenerse comunicados con las personas de su interés, mientras que el 44% se mostró “muy de acuerdo” con esto. Apenas el 2% dijo estar en desacuerdo. Al mismo tiempo, el 89% reconoció que las nuevas tecnologías les dan la posibilidad de hacer cosas que antes no podían realizar.

De todos modos, el tránsito hacia la etapa más madura de la vida contiene complejidades. Según Ximena Abogabir, “lo que sí llama a atención es que súbitamente en la calle te llamen ‘abuelita’, te traten como niña y se comiencen a cerrar las puertas. Por eso, estamos llamando enérgicamente a cambiar la mirada del proceso de envejecimiento (asociado a lo que perdemos con la edad), proponiendo el concepto de Nueva Longevidad (lo que ganamos con la madurez)”.

“Me siento parte de los mayores dispuestos todavía al riesgo, hasta donde dé: aventura, algo de incertidumbre, hasta venir a estas tierras u otras, a seguir creyendo en las oportunidades de la vida”, concluye Carlos Tironi.

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