La falta de autos nuevos por los microchips podría extenderse hasta finales de 2022

El fabricante tecnológico Toshiba reconoció que no podrá cumplir con la demanda este año.




La falta de vehículos nuevos es un tema que viene siendo recurrente. Las diferentes marcas reconocen que no cuentan con el stock necesario para satisfacer la demanda, lo que ha llevado a que existan listas de espera que superan los seis meses, algo que no se había visto en el sector.

Uno de los problemas más graves y que explica este fenómeno es la falta de microchips o semiconductores. En los días más complejos de la pandemia, con cierre de fábricas y aumento considerable de computadores y celulares, los pedidos de estos microchips se focalizaron hacia ese sector, quedando otros en segunda línea. Y uno de esos segmentos fue la industria automotriz, provocándose una falta de stock a nivel global, lo que ha llevado incluso a que algunas marcas incorporen elementos análogos que no requieren estos dispositivos, con el objetivo de poder sacar a la venta unidades.

Pero aunque la pandemia ha bajado su intensidad y en el mundo poco a poco se vuelve a la normalidad, desde los propios fabricantes de microchips reconocen que la espera podría extenderse más allá de lo presupuestado inicialmente. Es más, algunos hablan que recién a finales del próximo año se podría retomar un proceso productivo medianamente normal.

Toshiba es uno de estas empresas que renocen los problemas que se mantendrán durante los próximos meses. Según la empresa, la escasez de chips estaría lejos de su fin, pues como indicó el director de una de las plantas de semiconductores de Toshiba a la agencia de noticias Reuters, debido a la escasez de material y la alta demanda no podrán cubrir los pedidos y el suministro seguirá siendo muy escaso hasta septiembre de 2022.

Para intentar avanzar con más rápidez en las soluciones, Toshiba reconoció que planea invertir US$ 545 millones en un plazo de tres años para impulsar la producción de semiconductores y así regular la demanda.

En cuanto a los daños que le genería a la industria, se estima que le costará al sector automotriz unos US$ 210 mil millones este año, lo que derivrá de una produzcan que disminuirá en ocho millones de vehículos la cifra prevista.

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