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El G20 en África cierra con choque con Washington y foco en la desigualdad

La cita del G20 en Johannesburgo, la primera organizada en el continente africano, concluye marcada por un pulso diplomático entre Estados Unidos y Sudáfrica con el boicot de Washington, divisiones sobre la agenda global y un énfasis en las prioridades del sur global.

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La cumbre del G20 en Sudáfrica cerró el domingo marcada por tensiones abiertas con Donald Trump, quien boicoteó el encuentro al negarse a enviar un representante de alto nivel a la ceremonia de traspaso de la presidencia rotatoria y acusar al gobierno de Cyril Ramaphosa de perseguir a la minoría afrikáner, el grupo étnico blanco descendiente de colonos europeos.

“Estados Unidos es miembro del G20 y si quieren ser representados, aún pueden enviar a alguien del nivel adecuado”, reclamó el ministro de Asuntos Exteriores, Ronald Lamola, subrayando que se trata de una cumbre de líderes y que el mínimo exigible era un jefe de Estado, un enviado especial o un ministro.

La Casa Blanca negó haber cambiado de opinión sobre su participación, y su portavoz, Karoline Leavitt, acusó a Ramaphosa de “hablar de más” contra Estados Unidos y el presidente Trump.

El desacuerdo llega en un momento político especialmente tenso. Washington insiste en que asumirá la presidencia del G20 en 2026 y organizará la cumbre en el club de golf de Donald Trump en Doral, Florida, pese a que la ceremonia de entrega deberá realizarse en días posteriores en la Cancillería sudafricana.

El boicot estadounidense también alimentó la polémica en torno a la rápida aprobación de la declaración de líderes, difundida el mismo sábado al inicio de las sesiones, cuando la tradición es que sea publicada al cierre del G20.

El texto de la cumbre, que reúne a las principales economías del mundo para coordinar políticas económicas, financieras y globales, se presentó pese a la oposición de EE.UU. y de Argentina, cuyo presidente Javier Milei, aliado de Trump, también estuvo ausente. Aun así, el documento fue respaldado por China, Rusia, Francia, Alemania, Japón, Canadá y la Unión Europea.

Valor simbólico

Pese a las tensiones, numerosos líderes y organizaciones destacaron el valor simbólico y político de esta primera cumbre celebrada en el continente africano. Organizaciones como Oxfam subrayaron que, por primera vez, la desigualdad ocupó el centro de la agenda del G20.

“Nunca ha sido tan claro el elegir entre un mundo de oligarquía global o la igualdad. La desigualdad es una elección política. Gravar a los súper ricos, enfrentar las crisis de deuda y climática, e invertir en un futuro más justo son decisiones que los países pueden y deben tomar, sin importar quién esté al frente del G20”, dijo Max Lawson, director de políticas de desigualdad de Oxfam.

Para Netumbo Nandi-Ndaitwah, presidenta de Namibia, abordar las prioridades desde una perspectiva africana es esencial: “La importancia de la visión africana no puede ser sobreestimada”.

Más de 20 países pequeños, incluidos varios africanos, fueron invitados a participar, un gesto que Pretoría considera central en su estrategia de dar más peso al sur global.

En su discurso de clausura, Ramaphosa defendió que la declaración de Johannesburgo es “más que palabras” y representa “un compromiso con acciones concretas”.

La declaración conjunta subraya los siguientes puntos esenciales: primero, el compromiso con el multilateralismo y con el respeto al derecho internacional. Luego, hace énfasis en las prioridades del Sur Global, especialmente en el apoyo a la sostenibilidad de la deuda de los países más vulnerables.

Además, promueve la transición energética justa, con mayor acceso a la energía en África. Y destaca la urgencia de movilizar financiamiento para fortalecer la acción frente al cambio climático, un enfoque desaprobado por la administración estadounidense.

Ramaphosa también reivindicó que Sudáfrica utilizó su presidencia para continuar la línea trazada por Indonesia, India y Brasil, centrada en las necesidades de las economías en desarrollo.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presente en Johannesburgo, aseguró que tanto esta cumbre como la próxima COP30, que Brasil organizará, demuestran que el multilateralismo “está muy vivo” pese al intento de Trump de fortalecer el unilateralismo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, celebró esta primera cumbre del G20 en África, pero reconoció que el bloque “está luchando por tener un estándar común” en temas geopolíticos.

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