Los líderes que encantaron con discursos populistas

matteo salvini
Ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. AFP

Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López Obrador y Matteo Salvini alcanzaron el poder en sus respectivos países y sumaron miles de seguidores con un discurso populista, tanto de derecha como de izquierda. Entre los temas que pusieron en la mesa figuran la inmigración, la inseguridad, y la lucha contra la corrupción.


No solo se trata de líderes que lograron alzar la voz en temas que hoy preocupan a la ciudadanía, como la inmigración, la inseguridad y la corrupción, sino que lograron, además, alcanzar los cargos más altos para poner en marcha medidas que rompan con el status quo. Este es el caso del futuro Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro; del recién asumido mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y de Matteo Salvini, viceprimer ministro y ministro del Interior de Italia.

"El populismo es una degeneración de la democracia", plantea Álvaro Vargas Llosa, que en 2017 publicó El Estallido del Populismo, libro que examina la irrupción de este fenómeno, tanto en la región como en otros lugares.

Una investigación de The Guardian publicada en noviembre reveló que los partidos de tendencia populista han triplicado su respaldo en Europa durante los últimos 20 años. Según este reporte, el ascenso de los populistas comenzó a fines de los 90, cuando representaban apenas el 7% del voto promedio del Viejo Continente. Hoy ya suman uno de cada cuatro votos.

Aquello ha significado que varios líderes populistas formen parte de coaliciones de gobierno en Europa o también que lideren el Ejecutivo, como el caso del primer ministro húngaro Viktor Orbán. En otros puntos del planeta, esta corriente cuenta con dos figuras clave: Donald Trump y su par filipino, Rodrigo Duterte.

Los líderes populistas se presentan a sí mismos como enemigos del sistema político e intentan demostrar su oposición al establishment. También suelen preferir referendos y desconfían de los comicios de más largo alcance. El término populista se aplica a quienes "prometen demasiado" en políticas con el objetivo de sumar amplios apoyos, como Bolsonaro, AMLO y Salvini.

Jair bolsonaro: El mensaje contra la corrupción y la inseguridad

Jair Bolsonaro, un excapitán de Ejército que se presentó como un outsider pese a que ejerció durante varios períodos como diputado, logró encantar a 57,7 millones de brasileños con un discurso esencialmente populista. Más allá de sus dichos homofóbicos y racistas, el hombre que asumirá mañana la Presidencia de Brasil, logró posicionarse como una cara nueva de la política convencional, desligándose así de las críticas a las que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ha tenido que enfrentarse.

"A pesar de casi 30 años en política, primero como legislador municipal y luego como diputado federal, muchos de sus electores los identifican como un no político", dijo a La Tercera, Hugo Borsani, profesor de ciencia política en la Universidad Estadual del Norte Fluminense. Así, según Borsani, su carácter populista se explica porque él mismo se presentó como "salvador de la patria, anti corrupción, anti delincuencia y (prometió revertir el) estancamiento económico".

En abril, la justicia brasileña sentenció a 12 años de cárcel a Lula, por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, en el marco de la investigación del caso Lava Jato. Así, la corrupción brasileña tocó en lo más profundo a la política tradicional y Bolsonaro sacó provecho de aquello en su discurso de campaña. Ante ese escenario, una encuesta de Ibope antes de las elecciones presidenciales de octubre, reveló que el 49% del electorado consideraba a la corrupción como una de sus principales preocupaciones. Además, el nombre de Bolsonaro no aparecía en ninguna lista de sospechosos por corrupción y, por si fuera poco, el futuro Presidente nombró como su ministro de Justicia al juez Sérgio Moro, el hombre detrás del caso Lava Jato en Brasil y que dictó la sentencia de corrupción contra Lula.

Sus propuestas

Las preocupaciones globales como la migración y la inseguridad, Bolsonaro también supo canalizarlas a través de discursos y medidas populistas, difundidos en sus redes sociales. Según la encuesta Ibope, el 75% de los brasileños considera la seguridad pública como uno de los principales problemas del país. Por ese motivo, una de las propuestas más destacadas por Bolsonaro ha sido su idea de garantizar la posesión de armas de fuego para quienes no tengan antecedentes criminales. Además su plan contra el crimen incluye dar inmunidad a los policías que maten en servicio, puesto que según él, los uniformados no deben ser procesados en la lucha contra la criminalidad.

En materia migratoria y en línea con otros países con líderes populistas como Viktor Orbán en Hungría y Matteo Salvini en Italia, Bolsonaro anunció el retiro de Brasil del Pacto de Migración de la ONU respaldado por el gobierno de Michel Temer. "La inmigración es bienvenida, pero no debe ser indiscriminada", dijo Ernesto Araujo, futuro canciller de la mayor potencia sudamericana.

Matteo Salvini: El líder italiano anti inmigración

Cautivó a los italianos con un discurso fuertemente nacionalista, antimigratorio y xenófobo. Matteo Salvini, actual vicepresidente del Consejo de Ministros de Italia y ministro del Interior, se ha alzado como un líder con tintes populistas, por encima del primer ministro Giuseppe Conte o Luigi di Maio, viceprimer ministro y dirigente del Movimiento 5 Estrellas (M5S)

Salvini, con 45 años y líder del partido ultraderechista Liga Norte, en coalición con el M5S, sabe que es tildado de populista, y lo lleva con orgullo. "(Populista) se usa como un insulto, pero para mí es un cumplido", dijo el líder italiano a CNN en junio pasado. "Escuchar a la gente, ser un ministro que va a las ciudades, a las plazas, a las estaciones, a los hospitales, para mí es un deber y un placer", agregó.

En el período de campaña, previo a las elecciones generales de marzo pasado, Salvini recorrió Italia con el eslogan "Primero los italianos", haciendo alusión al reconocido mensaje del Presidente estadounidense, Donald Trump. Así, defendió un modelo de país más proteccionista, especialmente en sus fronteras.

En pocos meses, Salvini logró la aprobación de un decreto que endurece las medidas contra los inmigrantes, como extender la permanencia obligatoria de los extranjeros que se encuentran en los centros de permanencia de 90 a 180 días, para estudiar la repatriación. Además se amplía la gama de delitos que le permiten al gobierno italiano revocar o negar la protección a un inmigrante.

Pese a que Italia ha reducido considerablemente las cifras de arribos vía Mar Mediterráneo (23.126 este año frente a los 181.436 en 2016), los anuncios y medidas antiinmigración de Salvini siguen cautivando a los italianos. Pero también ha hecho afirmaciones fuera de cualquier rigor. En septiembre, por ejemplo, dijo que el aumento de la tuberculosis en el país provenía de África por los "invasores". La ministra de Salud, Giulia Grillo, tuvo que salir a desmentirlo.

A inicios de mes, el líder italiano reunió a cerca de 60 mil partidarios en la La Piazza del Popolo, en pleno centro de Roma, donde defendió su ley de seguridad que incluye las restricciones para los solicitantes de asilo. También, defendió el derecho de los italianos a tener armas en sus casas para protegerse de los "intrusos".

En junio de este año, Salvini también causó una polémica al declarar en una entrevista radial que se propone crear un censo para los gitanos residentes en Italia. "Los extranjeros que permanezcan de forma irregular en Italia serán expulsados", señaló Salvini, mientras que "los gitanos italianos por desgracia hay que quedárselos".

Michelle Bachelet, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, también se enfrascó en una discusión con Salvini cuando criticó a Italia por impedir la entrada al país de barcos de rescate de ONGs con inmigrantes a bordo en el Mediterráneo. Salvini respondió que "no aceptamos lecciones de nadie".

Andrés Manuel López Obrador: El gobierno de los referendos de AMLO

Si bien no hay consenso de que el recién asumido Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sea un populista de tomo y lomo, en su momento sí se presentó como un outsider y antisistema, desde una posición de izquierda. De hecho, en sus primeras dos campañas presidenciales algunos lo llamaron "el Hugo Chávez" mexicano.

En su tercera campaña, AMLO logró una victoria histórica, ya que por primera vez llevó a la izquierda al poder en México tras 71 años de gobierno del PRI, dos períodos del PAN y la gestión de Enrique Peña Nieto (PRI). López Obrador inició su gestión el pasado 1 de enero y en su discurso puso énfasis en el mensaje de "primero los pobres".

Este exjefe de gobierno de Ciudad de México, de 65 años, ha sido calificado por la revista The Economist como un "populista de izquierda". "Ha perseguido una agenda populista que ha impactado a los mercados aun cuando consolida su poder", señaló la influyente publicación a comienzos de diciembre.

México ha sufrido durante años a causa del narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción. Así, AMLO prometió comenzar una nueva historia para su país: "A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción e impunidad que impiden el renacimiento de México", señaló el día de su posesión.

Entre sus más destacados planes está el de austeridad para funcionarios junto con la promesa de acabar con la corrupción. De esta manera espera recuperar hasta US$ 24.970 millones, que destinaría a programas sociales y obras de infraestructura. La austeridad es algo que AMLO ha querido demostrar directamente con la venta de su lujoso avión presidencial. Así, sus viajes los realiza en vuelos comerciales, como lo que ocurrió el sábado en un viaje a Coahuila, lo que provocó aplausos de los pasajeros.

Los referendos

AMLO ya ha sometido a consulta popular varias de sus propuestas, haciendo énfasis en el "carácter democrático" de su gobierno.

Eso sí, en su primer referendo participó "apenas" un millón de ciudadanos. La consulta era para que la población mexicana decidiera la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, un proyecto millonario que terminó por ser descartado, algo que tensionó la relación con los inversionistas y provocó dudas sobre su particular método de aprobar o rechazar obras clave.

Luego hizo un segundo referendo para decidir sobre la construcción del Tren Maya, que conectará puntos turísticos del sureste del país, el cual fue aprobado con el 89,9% de los votos. En ese referendo además los mexicanos se manifestaron acerca de otras iniciativas, como la plantación de un millón de árboles, el incremento al doble de la "pensión" mensual a adultos mayores, atención médica y medicinas para personas de bajos ingresos, así como ampliar la cobertura de internet gratuito en espacios y edificios públicos. Todas estas medidas fueron aprobadas.

También se ha pronunciado frente a dos grandes tragedias que han marcado la historia reciente de México. De esta manera, firmó un decreto para la creación de una comisión que investigue la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, y al recordar los 50 años de la matanza de Tlatelolco, anunció que "el mejor modo de honrar al 68, es sin represión ni autoritarismo".

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