Alejandra Mizala, investigadora de la U. de Chile: “Aunque un Simce de diagnóstico no tenga consecuencias, genera información tardía”

"Creo que es importante evitar repitencias que pongan en riesgo las trayectorias escolares", dice Alejandra Mizala.

La académica fue parte del equipo de 36 expertos que elaboraron propuestas para el regreso a clases. Dice que, en vez de este examen, se debería aplicar una evaluación progresiva y focalizar el trabajo.


La directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación Universidad de Chile e investigadora del CIAE, Alejandra Mizala, es parte de los 36 académicos y expertos que elaboraron las propuestas para el regreso a clases, presentadas a la Mesa Social Covid-19 y al Mineduc y que, entre otras ideas, recomienda posponer el Simce para 2021 y que ningún niño repita este año.

Tras el anuncio del Mineduc de que este examen de medición se realizará de todas formas, pero con un foco diagnóstico y sin consecuencias para los colegios, la experta mantiene la postura de que no es recomendable realizar el Simce este año, sino que se debería usar otra herramienta diagnóstica.

¿Qué le parece que el Simce se mantenga, pero sin consecuencias para los colegios?

El Simce es una prueba estandarizada focalizada a nivel de establecimientos educacionales que entrega información útil para evaluar la política pública. Una prueba Simce de diagnóstico, como se plantea, no es adecuada en una situación de emergencia como la que estamos viviendo, ya que en este caso lo que se requiere son herramientas evaluativas que entreguen información en tiempo real y contextualizada. Aunque un Simce de diagnóstico no tenga consecuencias, genera información tardía, dados los tiempos de procesamiento, y estandarizada, en la que no se recoge información de los aprendizajes de cada estudiante.

¿Cómo debería ser un Simce diagnóstico, que sirva para apoyar la nivelación de los alumnos?

Una evaluación diagnóstica es fundamental y debiera estar orientada a recoger información que permita conocer el estado del bienestar socioemocional y los aprendizajes de cada estudiante. Por ello, debiéramos pensar en una evaluación centrada en los y las estudiantes, con resultados inmediatos que permitan tomar medidas en el corto plazo y sin consecuencias externas.

Si no es a través del Simce, ¿qué herramientas diagnósticas se pueden usar, que entreguen más o mejor información que este examen?

En el Informe que entregamos a la Mesa Social Covid-19 planteamos dos tipos de herramientas complementarias. Por una parte, la evaluación progresiva desarrollada por la Agencia de Calidad de la Educación, que se aplica y evalúa en tiempo real en forma descentralizada. Estas evaluaciones progresivas consisten en tres exámenes que se aplican durante el año, los que permiten analizar cómo llegan los estudiantes, cómo avanzan en el logro de aprendizajes y cómo progresan en un período de tiempo. Estas pruebas existen solo para dos niveles y por tanto sería importante expandirlas a otros cursos.

Por otra parte, se plantean estrategias de evaluación diagnóstica en focos identificados en los respectivos establecimientos, que les permitan definir planes de trabajo con acciones específicas y metas a evaluar regularmente desde el propio establecimiento. Esto permite identificar la situación de cada estudiante.

En una entrevista en Mega, el ministro Raúl Figueroa afirmó que no podía asegurar que ningún niño repita este año, desechando también otra recomendación de los expertos. Dijo: “Es probable que, en casos excepcionales, se produzcan repitencias, pero no es la regla general del sistema”. ¿Qué le parece?

Creo que es importante evitar repitencias que pongan en riesgo las trayectorias escolares; debemos concentrarnos en un mayor acompañamiento a los y las estudiantes y avanzar en un uso pedagógico de la evaluación, buscando que sean formativas y que se integren a la enseñanza, monitoreando los aprendizajes. En la propuesta que hicimos a la Mesa Social Covid-19, planteamos un currículum de emergencia priorizado, válido para este año y el próximo, ya que es imposible en el marco de este año compensar los déficits en los aprendizajes que se generen. En ese sentido, el marco temporal para evaluar el aprendizaje de niños, niñas y jóvenes sobrepasa este año 2020.

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