Bitácora de una ciudad paralizada

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Miles de santiaguinos intentando retornar a sus hogares tras la suspensión de el servicio de Metro por los serios disturbios.

La capital se transformó en un caos vial. Forcejeos, cacerolazos, barricadas, buses quemados, bombas lacrimógenas, piedras y cientos de personas caminando por las calles fue el resultado que dejó el cierre total del Metro.


La escena se repitió en todo Santiago. Accesos al Metro cerrados por "no contar con condiciones mínimas de seguridad", buses repletos de pasajeros que no se detenían en sus paraderos y miles de personas que salían de sus trabajos caminando por veredas y calles para llegar a sus hogares.

"Llevo una hora caminando para llegar a mi casa en Estación Central. Es una vergüenza que por culpa del Metro colapse toda la ciudad", se quejaba Irma Rojas, mientras se abanicaba el rostro con un trozo de papel. Como ella, miles de personas sufrieron las consecuencias del cierre de todas las líneas del tren subterráneo, tras diez días de evasiones masivas del pago del pasaje como protesta por el alza tarifaria.

Lejos de ser una opción, caminar entre Escuela Militar y Plaza Italia fue para muchos la única alternativa. En promedio, recorrer este tramo tomaba una hora y treinta minutos. Y el paisaje que los acompañaba era, en muchos sectores, de disturbios callejeros y caos. Las estaciones Tobalaba, Baquedano, Pedro de Valdivia, Santa Lucía, Estación Central y El Llano fueron, por momentos, verdaderos campos de batalla. Por un lado los manifestantes tiraban piedras y forcejeaban las puertas de las estaciones y, por el otro, efectivos de Fuerzas Especiales de Carabineros respondían con carros lanzaguas, golpes y bombas lacrimógenas. La estación Plaza de Maipú sufrió graves daños.

Pasadas las 16.00, restaurantes, farmacias y tiendas de Tobalaba bajaron sus cortinas. Ante la presión de los manifestantes por entrar a la estación, la policía utilizó gas pimienta contra la turba que agitaba los accesos. Forcejeos, gritos y golpes se cruzaron en la reyerta.

El cierre total del Metro tomó por sorpresa a los santiaguinos que terminaban sus jornadas laborales. Fuentes de Metro señalaron que esta es la primera vez que se cierra al transporte subterráneo por completo. El último episodio similar fue en noviembre de 2014, cuando solo se cerraron las líneas 1, 2 y 5.

Entre las 17.00 y las 18.00 la normalidad en las estaciones que aún seguían abiertas dio paso a incidentes. Por ejemplo, la estación de la Línea 4 Cristóbal Colón, para tomar el metro hacia Puente Alto, registró una demora de más de treinta minutos, solo para llegar hasta el torniquete. "¡Evadir, no pagar!, gritaban las personas que, ante la impaciencia, el calor y los empujones, optaron por la evasión masiva.

A pocos metros de ese lugar, Iván Díaz, uno de los afectados con el corte de servicio, aseguró que "esta manifestación debió haber sido sin violencia. Mira cómo vamos todos caminando sin ninguna certeza de cómo vamos a llegar. Creo que hay que echar pie atrás a esta alza de pasajes antes de que sea peor". En tanto, Borja del Corral, turista español, dijo que "quería ir a conocer la Plaza de Armas, pero veo que será imposible. Esta ciudad es un caos, parece The Walking Dead".

La quema del acceso a la estación Pedro de Valdivia, el uso de armas por parte de carabineros contra manifestantes en la comuna de San Miguel, el baleo que habría afectado a una joven en disturbios en Estación Central y el intento de quema de un bus en las inmediaciones de Franklin y otro en Plaza Italia, fueron imágenes que rápidamente se viralizaron en redes sociales y, de cierta manera, resumieron la violenta jornada que azotó a la capital y que llevó al gobierno a invocar la Ley de Seguridad del Estado. Hasta La Moneda tuvo que cerrar sus puertas anticipadamente por manifestantes frente a palacio.

Aunque muchos manifestaron su apoyo a la movilización, la mayoría de las personas que ayer intentaba volver a sus casas no avaló los destrozos, pese a que comparten la molestia por las alzas de pasajes. Así lo señaló una funcionaria de una de las farmacias del sector del Metro Tobalaba: "Me parece muy bien que la gente se movilice y rechace estos cobros que son injustos para todos. Pero no con violencia y destrozos. En eso se han equivocado".

El caos vial que generó el cierre de las estaciones del Metro dio paso a situaciones de solidaridad espontánea entre conductores que se abrieron a trasladar a transeúntes. Pero también existió una oportunidad de aprovechamiento. "Algunos taxis no estaban usando taxímetro, uno me querían cobrar una tarifa fija, $ 5.000 por avanzar unas cuadras", acusó Carlos Guitiérrez.

El día se cerró con más acciones de protesta, como barricadas y una convocatoria a cacerolazos en distintos puntos de la capital.

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