Franco Sepúlveda: el hombre que puso en jaque a las líneas aéreas

Franco Sepúlveda Robles señaló a la jueza del tribunal que desconocía por qué estaba detenido. Y en las horas previas a su aprehensión también se negó a entregar una declaración a Carabineros, luego de las alertas de bombas que habría dado.

Como imputado guardó silencio, pero históricamente se mostraba comunicativo, al menos en la red social Facebook, donde a menudo declaraba ser un cliente disconforme sobre los servicios a los que accedía. El último posteo fue realizado en febrero pasado: comentó que cuando compró un pasaje aéreo de adulto y dos para niños de diez años, "el sistema aleatorio manda a estos últimos lejos de un adulto para que estés obligado a pagar por los asientos". Además, aludió a que la normativa sostiene que los menores no pueden viajar sin asistencia directa (de sus padres) en un avión, pues se encuentran en sectores distintos de la nave.

Algunas publicaciones anteriores también señalan que vio a pasajeros con movilidad reducida acomodarse por sí solos en sus asientos, pese a que ellos -dijo- deberían haber sido dispuestos en la primera fila por parte de la aerolínea. Reclamos que a la luz de los antecedentes, no pasan de ser un posteo en dicha red social.

Anteriormente, había planteado en su cuenta que en el Registro Civil contaban con pocos funcionarios para realizar sus funciones, y que desempeñaron su trabajo de manera incorrecta cuando él realizó unos trámites.

Aunque su defensa no dio detalles sobre su oficio o estado de salud, cercanos al sujeto comentaron antes de la audiencia que, en el periodo previo a los hechos, Sepúlveda se encontraba bajo medicación por un cuadro de angustia.

Otro dato que indaga la fiscalía es sobre su conocimiento de seguridad aérea y la identificación de matrículas de los vuelos. Ello se debería al tiempo que trabajó en el aeropuerto de Santiago, donde hizo conocidos en el ámbito técnico. También está familiarizado con las telecomunicaciones pues era parte de una empresa del rubro.