Por Roberto GálvezJuan Carlos de la Llera: “El gobierno busca llevar el FES al Parlamento con apoyo del Cruch y ahí tenemos diferencias”
El rector de la U. Católica marca distancia con Rosa Devés, su par de la U. de Chile, respecto de la propuesta del Ejecutivo que busca dejar atrás el CAE. “Es fundamental ver que el proyecto acoja las observaciones antes de que uno firme un cheque en blanco”, asegura.

Hace casi una semana la rectora de la U. de Chile, Rosa Devés, señaló en entrevista con La Tercera que en el Consejo de Rectores (Cruch) se han “ido logrando acuerdos por el FES”, el emblemático proyecto del gobierno que busca dejar atrás el CAE, algo que “no era necesariamente esperable”, según complementó.
“Tengo mucho cariño y aprecio por la rectora Devés, ella lo sabe, (pero) uno puede tener una opinión distinta, somos académicos”, discrepa, sin embargo, Juan Carlos de la Llera, rector de la U. Católica, la otra gigante del Cruch.
Y es que en esta conversación, y sin querer entrar en conflicto, según aclara, la máxima autoridad de la PUC muestra una postura distinta en torno a un proyecto que sigue teniendo opiniones disímiles y que a la luz de esta conversación eso también incluye al Cruch, que hace poco entregó un documento al Mineduc con propuestas sobre el FES que algunos rectores ven como un reflejo de entendimientos y otros, como De la Llera, como un compendio de observaciones. “Es un documento que no pasó por una aprobación de todo el Cruch, sino que el comité ejecutivo lo presenta como insumo al ministerio”, dice.
Antes de ahondar en el FES, ¿se debe terminar con el CAE?
Hay consenso transversal en que el CAE necesita ser modificado, y todos compartimos ese diagnóstico. Pero pensar que se trata de un dilema binario -o es FES o es CAE- no está aportando para llegar a consensos y encontrar soluciones reales. Hoy se pueden abordar perfectamente las deficiencias del CAE, corregirlas y mejorar su diseño, sin afectar a los estudiantes, sumar estrés a la política fiscal o poner en riesgo la autonomía de las universidades. El tema es que uno puede tratarlo de diversas maneras, eliminarlo de otras formas, no combinándolo necesariamente con una política de financiamiento estudiantil. Tal vez hay un sesgo muy desde mi formación, pero uno no tiene que complejizar excesivamente los problemas. Yo creo que el CAE tiene solución.
¿Apartando a la banca?
Por supuesto, lo puedes hacer apartando a la banca y una vez resuelto eso discutamos el concepto de gratuidad, los deciles.
¿Las indicaciones son insuficientes?
Los cambios hasta ahora no tocan el déficit, el copago. Cuando se generó la gratuidad se explicó que no iba a generar perjuicio a las universidades, pero de facto no ha ocurrido eso, entonces nos preocupa, porque no podemos seguir en esa dirección.

¿Ve al menos que el FES ha mejorado?
Este proyecto hay que verlo desde tres dimensiones: fiscal, estudiantil e instituciones. Ha faltado esa mirada sistémica. En la dimensión de las instituciones, en nuestro caso el FES genera un perjuicio que no es factible de llevar: tenemos evaluado estudiante por estudiante, no estamos usando datos supuestos. Luego, en la dimensión estudiantil, entró una indicación sobre limitar el pago a 3,5 veces, pero una vez cumplido el 90% del tiempo. Alguien, evidentemente, puede pagar mucho más y te das cuenta de que es muy probable que no lo suscriba, y al no suscribirlo el sistema entra en un problema. Y sobre el punto de vista fiscal, yo pedí que economistas miraran la credibilidad de los números para estimar el impacto. Si resolvieras el problema del CAE y miras en independencia el FES, no es una política pública rentable.
¿Cuáles son los nudos que vislumbra?
El detrimento está íntimamente relacionado con el copago. No entiendo por qué algo que ya estaba en la ley se cambia. Otro tema que no está bien considerado es el drenaje de deciles superiores a inferiores. Cuando tienes gratuidad, del decil 7 se pasa a deciles de gratuidad.
¿El informe sobre el FES que prepara la PUC va a ser muy lapidario?
No, es muy académico y objetivo. El efecto hacia la UC es evidente, pero no me quedé en eso, pedí que miráramos la política en un esquema sistémico, porque puede ser que no nos convenga, pero a otras universidades sí. Por eso es tan difícil llegar a una posición única. Como toda política pública, hay cosas del FES positivas, pero mi punto de fondo es que si separaras el problema del CAE se aclararía mucho la bondad intrínseca del proyecto. No es que uno quiera perjudicar, uno quiere que tomen una decisión superinformada.
Ese informe podría inclinar la aguja.
A mí me interesa entregar evidencias.
Usted ha sido muy activo en esta discusión. Incluso, se ha instalado como que corre con una bandera propia y no alineada con el resto de los rectores.
No es así, la vicerrectora económica ha contribuido en forma exhaustiva al informe del Cruch. Yo mismo levanté y entregué la matriz de riesgo. Hemos estado colaborando asiduamente con el Cruch en tratar de identificarle al gobierno aristas que tienen que ser evaluadas. En esto tampoco hay una función única en el Cruch, hay universidades que están mucho más a favor, pero otras tienen serias dudas. Yo soy un ingeniero estructural y los edificios no tienen que fallar en un terremoto.
¿Entiende que su postura y la PUC tienen mucha ascendencia?
Y por eso quiero ser muy responsable. Cualquier cosa que vayamos a decir tiene que venir sustentada. Si yo tuviera todos los datos que se han usado para la simulación, que no los tengo y los pedí, ya tendría hecho un análisis exhaustivo. El documento del Cruch es bien completo, pero donde se produce la mayor diferencia es que para algunos de nosotros es fundamental ver que el proyecto acoja esas observaciones antes de firmar un cheque en blanco. Entiendo perfectamente a aquellas universidades que se sienten cómodas en hacer este endorsement (apoyo público a algo) total a la política. Yo, lamentablemente, tengo muchos años de proyectos, y cuando uno tiene observaciones, se recogen o no, y luego uno toma la decisión.
La rectora Rosa Devés decía que se han ido logrando acuerdos en el Cruch “con posiciones consensuadas”. ¿No es tan así ?
El documento del Cruch recoge algunas de las observaciones que hemos hecho. Si esos temas fueran acogidos en el proyecto, probablemente habría un porcentaje no menor del Cruch que estaría apoyando.
¿Incluyéndolo?
Tengo que evaluar responsablemente qué significa para la UC y hoy significa entre 10 mil y 20 mil millones de pesos negativos. Bajo esa condición no puedo actuar. Decir ‘apoyo’ sin tener la tranquilidad de que la ley está siendo discutida en esos términos es muy complejo. El punto del gobierno está -lo entiendo- en llevar esto al Parlamento con apoyo del Cruch. Y ahí es donde tenemos una diferencia. Pero intelectualmente muy honesta. La rectora ve que ese documento ya recoge opiniones, me imagino que en eso sustenta lo que dijo. Pero puedo decir que hay -no solo yo- personas a las que les gustaría ver esto incorporado en el proyecto antes de decir ‘lo apoyo’ de forma ciega.

Si no es unánime, ¿hay un apoyo mayoritario en el Cruch al FES?
El gobierno quiere algo más: que haya un apoyo explícito del Cruch. Yo he escuchado opiniones que están dispuestas a entregar ese aval. Pero hay otros que hasta que no se diga ‘estas son las condiciones’ que podemos evaluar, yo no voy a dar apoyo a eso.
¿Está de acuerdo de principio a fin con ese documento de propuestas del Cruch?
Es más como un compendio de puntos críticos. Pero hay temas fundamentales que todavía están en discusión. Yo, por ejemplo, creo que la autonomía sí está en riesgo cuando se controla lo financiero.
En eso también tiene un contrapunto con Devés, que dijo no ver razones para eso o que la preocupación venía de las universidades privadas no Cruch.
Lo leí y mi opinión es clarísima. Y es de una universidad que no está de acuerdo en cómo está la ley y soy del Cruch. Sigo sin querer discrepar innecesariamente con la rectora, pero veo razones de cómo a través de la parte financiera se afecta la autonomía. En el caso nuestro, 70% de los ingresos vienen de aranceles. Controlar el recurso con el cual una universidad se sostiene es casi imposible que no afecte tu libertad, información que te puedan pedir, leyes que se llevan por un lado que no conviene. No estoy diciendo que vendrá un gobierno a decirme qué tengo que investigar, pero la fijación de precios es una intervención: no puedo cobrar el costo real de la carrera. ¿No es perder libertad? Al proyecto educativo se le controlan los cupos, se condiciona el desarrollo. Eso no es correcto.
¿Pero acepta que cuando se recibe dinero público hay que estar sometido a reglas de transparencia y control?
Por supuesto que sí, y la UC siempre lo ha estado. Lo que no estoy de acuerdo es que a través de un mecanismo como este se vaya contra derechos constitucionales de las personas y su privacidad, se produce un exceso. Nosotros no recibimos nuestro sueldo por fondos públicos; es una parte del financiamiento de la universidad. Hay ciertos límites que no se pueden transgredir.
¿Comprende a quienes dicen que todo se reduce a una preocupación del bolsillo?
Me da un poquito de pena que la discusión esté solo en torno a este tema, pero (a la vez) es tan importante para muchas universidades cuáles son los valores de los aranceles, si hay copago, casi un tema de sobrevivencia. Por eso estamos en esa discusión que no es la que tenemos que tener. Esta contingencia presiona muy fuerte.
Y ocurre, además, que al gobierno le queda poco tiempo para discutir esto.
Claro, pero más claro es que esto es un problema, tiene implicancia económica sobre todos los actores. Como dicen los norteamericanos, if aint broke, don’t fix it (si no está roto, no lo arregles). Y, sin embargo, estamos arreglándolo. Yo también juego un rol ético como rector de la UC, de relevar la importancia de otros aspectos. A mí me parece que hoy el país necesita que nuestras discusiones estén más allá de un tema de financiamiento de matrículas.
¿Está más por perfeccionar el FES o por hacerle mejoras al sistema que ya existe?
Yo habría primero agotado todas las instancias para mejorar el CAE. El FES, si las modificaciones se introducen, si estamos seguros que no va a afectar a las universidades, estudiantes y Fisco, obviamente uno lo va a apoyar, pero ha costado mucho que las observaciones se incorporen.

Pasa que también hay una promesa de terminar con el CAE.
El problema de las ejecuciones de garantía hacia el Estado es grave, pero se duplicó porque la gente visualiza que no se van a ejecutar. Es como una profecía autocumplida. Y eso es lo que yo encuentro que, frente a otras necesidades del país, no puede ser. Reconozco el esfuerzo del gobierno en tratar de resolver el problema de una manera creativa, pero se combinaron demasiados componentes que lo complejizan mucho. Diría que todo se resume en que en muchos de estos supuestos hay todavía incertidumbre, y frente a eso es muy complejo para alguien que se puede ver afectado decir ‘te apoyo de manera irrestricta’, sin saber lo que va a ocurrir en la conversación con los parlamentarios.
¿El reciente pronunciamiento de Contraloría da la razón a esa incertidumbre?
Lo que hace la Contraloría es aportar evidencia, necesaria para que existan opiniones informadas en torno a un proyecto que afecta de manera importante la vida futura de los estudiantes, el uso de los recursos públicos y la autonomía de las universidades. El dictamen no “otorga la razón”; aporta información técnica que debe ser considerada con seriedad. Lo relevante no es quién gana la discusión, sino cómo pensamos juntos en Chile.
¿Qué tan relevante es que la UC y la U. de Chile trabajen de manera conjunta propuestas presidenciales con el Tenemos que hablar de Chile en un país con un ambiente crispado?
Es una tremenda iniciativa, un ejemplo de lo que las universidades tenemos que hacer. Al final te das cuenta que cuando discutes sobre la bondad de las ideas es muy distinto que cuando pones en primer lugar una cierta ideología. La academia tiene que ser objetiva y da lo mismo el gobierno que sea. Yo habría hecho exactamente el mismo análisis con otro proyecto como el FES, porque es un deber de la universidad someter a escrutinio políticas de esta envergadura. Si no somos nosotros, ¿quién más tiene el tiempo y las capacidades? Ojalá las candidaturas les presten más atención a las ideas que están detrás de esto, porque muchas veces se quedan pegadas en ciertos modelos que están lejos de representar soluciones que impacten.
Recientemente fue electa una nueva FEUC, ¿qué espera de ella?
Hay una gran afinidad de visión, este concepto de una universidad que está muy fuertemente volcada hacia Chile.
¿Qué le dice que dos listas de izquierda hayan llegado a la segunda vuelta?
Desde el punto de vista político se ven como dos listas de izquierda, pero desde el punto de vista conceptual están cercanamente a los estudiantes y conversan directamente con lo que nos preocupa a los académicos. Ellos fueron capaces de lograr el apoyo estudiantil principalmente por las ideas que están enarbolando más que por posiciones políticas.
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