David Ferrer: "Mi rivalidad con González fue muy bonita"

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El experimentado español, eliminado ayer del US Open, recuerda al jugador chileno y lo compara con Federer.




Fueron 12 años en los que David Ferrer no perdió en primera ronda de un Grand Slam. Y ese invicto acabó ayer. El tenista español cayó 4-6, 6-3, 6-2 y 6-1 ante el jugador kazajo Mikhail Kukushkin (103°) y se despidió del US Open, lo que significó una de las primeras sorpresas del último major de la temporada.

Con 35 años, Ferru superó una serie de lesiones que lo hicieron caer en el ranking hasta estar cerca de salir de los 50 mejores, bajo para un habitante del top ten entre 2010 y 2016. Volvió a arremeter esta temporada con buenos resultados que lo metieron nuevamente arriba. Sin ir más lejos, en el Masters 1000 de Cincinnati firmó su mejor resultado tras su regreso: perdió en semifinales luego de ganarle a Dominic Thiem (8º). No vencía a un top ten desde Roland Garros 2015 y desde entonces acumulaba 13 derrotas consecutivas. "Alejarme en el ranking me hizo ser un mejor tenista", confiesa.

Esta vez, a pesar de que reconoció que físicamente está bien, acusó el cansancio por las exigentes semanas que lleva cumpliendo. "Gané muchas primeras rondas en mi carrera jugando mal, pero hoy no puedo darme ese lujo. Necesito encontrar esa chispa necesaria. Aparte que mi rival metió todo. Es el momento de tomarme unas vacaciones antes de la gira asiática. Tengo que recargar las pilas", señaló el valenciano.

Ferrer gasta sus últimas municiones en el exigente circuito que, junto con él, se ha puesto más veterano. El promedio de edad de los 100 mejores es de 28 años. Ferrer tiene la respuesta sobre la tendencia: "El tenis cambia. Todo se ha profesionalizado mucho más, la figura del fisio se ha hecho más importante y el jugador de tenis está madurando más tarde".

Por su regularidad y porque durante siete años estuvo metido entre los mejores, Ferrer fue considerado como el mejor de los terrestres. Los miembros del Big Four -Nadal, Federer, Djokovic y Murray, tenistas de otro planeta- han sido sus constantes verdugos a lo largo de su trayectoria, y en varias ocasiones le impidieron ganar un Grand Slam, pero para el ibérico significaron un factor positivo. "Gracias a ellos he llegado al tope de mi carrera. Ellos me han hecho ser mejor tenista. Siempre di lo mejor de mí y fui 3 del mundo con los mejores de la historia al lado", dice. Y agrega que serán Zverev, Thiem y Kyrgios quienes dominen el circuito cuando ya no estén.

Varias estadísticas lo impulsan al podio histórico de su país. Después de Nadal, es quien más triunfos en torneos grandes suma. También es el segundo hispano que más coronas ganó (27). Aún así no se sitúa en ese pedestal: "Estoy muy orgulloso de mi carrera tenística, pero si soy de los mejores de mi país, eso lo tiene que decir la gente".

Ferrer da espacio para recordar una de sus rivalidades más disputadas: la que sostuvo con su amigo Fernando González, a quien venció en cinco de nueve partidos: "Fue una rivalidad muy buena y bonita, se le extraña en el circuito. Siempre estuvimos muy igualados. Tenía una derecha realmente impresionante, una de las dos mejores que enfrenté junto con la de Federer". El ibérico cuenta que mantienen contacto. "Hace poco me felicitó por mi semifinal en Cincinnati y también cuando volví a ganar un título después de las lesiones (en la arcilla de Bastaad). Se alegró mucho por mí. Fue un gran compañero durante los años que pasamos juntos en el circuito. Seguro que alguna vez iré a Chile y brindaremos una exhibición para revivir viejos tiempos", afirma.

También compara a Feña con el Chino: "Marcelo Ríos era un talento innato, pero sin duda, González fue uno de los mejores chilenos y del mundo". El ex número uno de la ATP llegó a la cima mientras Ferrer era un juvenil y coincidieron antes del retiro de Ríos: "Dentro de la cancha fue de los talentos más impresionante que ha visto el tenis en su historia. Y fuera de ella...". David prefiere reír en vez de continuar de responder.

Dice que irá con su señora a su restaurant favorito en la Gran Manzana para endulzar el día amargo. "Nueva York es un caos, da para una semana nomás, porque después agota", sentencia. Esta vez duró menos que eso. El Gladiador, en esta pasada, tendrá más tiempo para irse a descansar.

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