Columna de Álvaro Pezoa: Itinerario de un desastre moral

Manuel Monsalve fue denunciado por violación.
Foto: Jonnathan Oyarzún / Aton Chile.


Cuando creíamos haberlo visto (casi) todo -la ministra vocera señalando que el gobierno no va a actuar en base a “sensaciones”, ante una oleada de homicidios y otros delitos; la interminable trama sucia del caso “Audio”; la destitución de dos ministros de la Corte Suprema-, nos encontramos con un nuevo desastre moral. Sigamos la secuencia.

1°- El subsecretario del Interior, superior jerárquico de las policías en Chile, es denunciado por el delito de violación, siendo la denunciante una funcionaria bajo su dependencia. 2°- El subsecretario, presumiblemente previendo lo que parece venir, ordena a la PDI, sin tener facultad legal para ello, revisar las grabaciones de las cámaras del hotel donde se aloja en la capital. 3°- Ante una solicitud abiertamente ilegal de su superioridad, la PDI, actuando también de manera ilícita, acata y revisa esas grabaciones, sin mediar orden judicial alguna que se lo permitiera. 4°- El martes, la ministra del Interior, superior del subsecretario, y el Presidente de la República, toman conocimiento de la denuncia por violación; se limitan a invitar al denunciado a conversar. Se reúnen: el Jefe de Estado es informado por el subsecretario que él mismo hizo revisar por la PDI las grabaciones del hotel. 5°- ¿Qué resuelve el Presidente ante estas revelaciones? Nada, cuando correspondía denunciar a la justicia la posible comisión de un delito por parte del viceministro. Peor aún, le da todas las facilidades para que viaje a Concepción, en avión institucional de Carabineros, a “informar a su familia”. 6°- El miércoles, con el beneplácito del gobierno, el subsecretario viaja a Concepción y regresa a Santiago. 7°- El jueves, el Ejecutivo sigue sin actuar, muy por el contrario, durante la mañana le da una demostración de confianza al denunciado, enviándolo al Congreso en Valparaíso. 8°- El mismo día se publica la noticia de la denuncia en un medio de prensa; recién en ese momento ésta trasciende. Entonces el subsecretario anuncia en un punto de prensa en La Moneda que ha presentado su renuncia. 9°- El viernes la ciudadanía es testigo presencial de la “guinda de la torta”: un nuevo punto de prensa, ahora con el propio Presidente de la República respondiendo preguntas; logra que la crisis -y el escándalo- explote en su misma cara, reconociendo, al menos de manera implícita, la inercia de su gobierno ante un asunto tan grave y, todavía mucho peor, admitiendo haber conocido desde el martes la orden ilegal del subsecretario a la PDI, hecho al que notoriamente no parece atribuir ninguna relevancia. De paso, reconviene malamente ante las cámaras a su asesora de prensa. Ni rastros de “feminismo”, ni preocupación por los vulnerables. En esta comparecencia queda manifiesta la banalidad, por decir lo menos, del primer mandatario.

Se trata de un conjunto de hechos no solo desastrosos, sino que degradantes. Pero, así se conducen nuestras autoridades, y ellas nos rigen. Un itinerario desastroso y degradante para el gobierno; más importante, también para Chile y sus instituciones.

Por Álvaro Pezoa, director Centro de Ética y Sostenibilidad Empresarial, ESE Business School, U. de los Andes