Columna de Beatriz Mella: Tren Santiago-Valparaíso: atributos y desafíos para un cambio en la movilidad y el desarrollo urbano



Como parte de la política “Trenes para Chile”, el gobierno anunció el martes el trazado del Tren Santiago-Valparaíso, que conectará Quinta Normal con el sector El Salto en Viña del Mar, en un trayecto de una hora y media. El proyecto tiene varios atributos, de los que derivan, a su vez, desafíos en torno al modelo de desarrollo urbano que surgirán como consecuencia del funcionamiento del tren.

Primero, el proyecto tiene el atributo de reforzar la idea de la macrozona central de Chile a través de la conexión de dos áreas urbanas que concentran recursos económicos y demográficos significativos en relación con el desarrollo de otras áreas del país.

La existencia de estaciones intermedias como Tiltil, Llaillay o Limache, que cuentan en la actualidad con una limitada accesibilidad, favorece la posibilidad de potenciar nuevos espacios geográficos con funciones y características propias. El desafío es promover la conexión de estas comunas con Viña del Mar y con Santiago, para una efectiva diversificación de sus economías locales, el refuerzo de sus identidades propias y la oportunidad de abarcar el territorio de manera funcional.

A escala de la macro región, la disponibilidad de suelo a lo largo del trazado permitiría equilibrar funciones que hoy están concentradas en los centros urbanos, relocalización de centros de empleos, centros de estudios, centros de eventos a nivel metropolitano, con alcance nacional e internacional.

Un segundo atributo es la oportunidad de desarrollo en los sectores asociados a los cabezales del proyecto. El Salto es un sector que actualmente tiene una vocación industrial y empresarial, que tiene el potencial de ser un articulador de actividad económica e innovación, entre las comunas de Viña del Mar y Valparaíso. El desafío es trabajar en estas zonas en torno al concepto de desarrollo orientado al tránsito: un modelo de planificación urbana que refuerza la diversificación de usos de suelo, la accesibilidad y el desarrollo de densidades adecuadas en los alrededores de las estaciones de transporte masivo de pasajeros. Comercio, espacios públicos, uso habitacional y servicios serán elementos clave para maximizar los atributos que este tipo de estaciones puede generar, especialmente en el sector de Quinta Normal, que hoy ya tiene una trama urbana consolidada.

Tercero, el proyecto usa parte de la infraestructura ya existente para generar una oportunidad para quienes no pueden movilizarse frecuente o esporádicamente bajo la actual oferta de transporte que conecta Santiago con la V región, a través de la ruta 68. Sería de esperar, por ejemplo, que el reciente anuncio de ruta de bus al aeropuerto conecte con el tren Santiago-Valparaíso, de manera de facilitar traslados tanto nacionales como internacionales hacia la V región.

El desafío en torno a la infraestructura es promover una efectiva (y cómoda) intermodalidad, que permita conectar con buses hacia los centros urbanos y rurales de la región, que conecte con Merval y red de Metro de Santiago, y que conecte con la red de ciclovías existentes y proyectadas en sus estaciones de detención.

Por Beatriz Mella, Directora Centro CIUDHAD, Universidad Andrés Bello

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