
El genocidio palestino

La definición de genocidio no es antojadiza ni se deja al arbitrio de comentaristas. Sus orígenes se remontan al trabajo del jurista polaco Räphael Lemkin quien, en 1944, acuñó el término para referirse a la destrucción sistemática de un grupo particular de personas. Lemkin estaba inspirado, sin duda, en los horrores del Holocausto y el exterminio que sufrió el pueblo judío a manos de los nazis, pero su concepto era más amplio que un caso concreto. El mismo Lemkin hizo campaña por años para lograr que el genocidio se codificara en la legislación internacional, ya que reconocía que podía ocurrir en distintos momentos y contra distintos grupos de personas.
Desde ese entonces, se han ido reconociendo una serie de masacres como genocidios. El Genocide Education Project lista 12, aunque reconoce que la lista no es completa y que no hay una “jerarquía del dolor” entre ellos. Al Holocausto, se le suman eventos trágicos como el genocidio en Ruanda perpetrado por Hutus contra Tutsis, el genocidio de Darfur llevado a cabo por el gobierno de Sudán, el genocidio armenio que tuvo como perpetradores al Imperio Otomano o el genocidio en Bosnia y Herzegovina en que serbios asesinaron a más de 200 mil musulmanes.
Varios actores internacionales se han restado de denominar a la masacre en Gaza como un genocidio. Inicialmente, alegando que se trabaja de crímenes de guerra cometidos por individuos y que no había la llamada “intención genocida”. Este concepto fue codificado por la Asamblea General de la ONU en 1948 como la intención de destruir parcial o totalmente a un pueblo. Si bien algunos partidarios de Israel reconocían actos que podrían constituir un genocidio, alegaban la falta de intención. En el fondo, sería más bien abusos individuales y no una campaña sistemática de extermino o limpieza étnica. Pero poco a poco se ha ido corriendo el velo para ver cuáles son las verdaderas intenciones del gobierno de Netanyahu.
Un reciente reporte de una organización de derechos humanos israelí, B’Teselem, junto a la organización de Médicos por Derechos Humanos (PHR en inglés) documenta no sólo las acciones genocidas, sino que la evidencia de que desde el mismo gobierno israelí se ha ido promoviendo el exterminio y desplazamiento del pueblo palestino de Gaza. El reporte, trágicamente llamado “Nuestro Genocidio” detalla acciones, declaraciones y consecuencias. Sus conclusiones están en línea con lo publicado por la Oficina del Comisionado de Naciones Unidas para los DD.HH. en noviembre de 2024, que ya hablaba de la posibilidad de que estuviéramos frente a un genocidio.
El último capítulo de este genocidio es la prohibición a la ONU de entregar comida, mientras se le encarga esto a una ONG sin experiencia y de dudosa procedencia. El resultado ha sido más de mil palestinos acribillados por soldados israelíes mientras hacían fila para recibir alimentos.
Los crímenes horrorosos de Hamas el 7 de octubre de 2023 y los rehenes israelitas que aún siguen en su poder son inaceptables y sus responsables debiesen recibir sus condenas. Al mismo tiempo, el gobierno de Israel ha ocupado esto para llevar adelante un genocidio contra el pueblo palestino. Ambas cosas son posibles y condenables, pero no podemos ponerle condiciones al fin de una masacre.
Por Javier Sajuria, profesor de Ciencia Política en Queen Mary University of London y director de Espacio Público.
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