La columna de Guarello: Un traje a la medida

Huachipato tras el partido de la última fecha del Campeonato 2021, el 5 de diciembre. Los resultados lo enviaban a la Primera B. FOTO: AGENCIAUNO

"Oreja y rabo para Victoriano Cerda. Se salva por secretaría y con ello tapa la horrible gestión deportiva y, para mayor gloria, tiene que enfrentar a un equipo demolido sicológica, física y futbolísticamente".



Al final ocurrió lo que se sabía de antemano. Ante la evidencia de que los reglamentos y los estatutos en el fútbol chileno se aplican según quién y según cuándo, dependiendo del peso específico del club afectado y la influencia de sus dirigentes en el circo, tal vez sería más expedito, y sincero, que desde ahora en adelante la ANFP se salte los engorrosos y extensos trámites de ir a los tribunales de penas, primera y segunda sala, y haga “decretos con fuerza de ley”, tal como hacía la Junta post 11 de septiembre de 1973.

Porque, la verdad, el fallo de la segunda sala del tribunal de penas es un mamarracho por todos lados: no se ratifica lo fallado por la primera sala (correspondía expulsar a Melipilla) y se le quitan seis puntos de un campeonato de otra categoría, la B del 2020, pero se aplican para el campeonato de Primera del 2021 ¿Cuál es el fundamento reglamentario? Ninguno. El problema era que si se expulsaba a Melipilla, como correspondía según el leonino reglamento, la tabla de Primera 2021 no se alteraba y, por lo tanto, Huachipato debía descender. Luego, si se descontaban los puntos del campeonato de la B 2020, donde se hicieron los pagos por fuera a Huentelaf y Fuenzalida, tampoco se alteraba la tabla de Primera del 2021 ¿Qué pasaba? Huachipato debía descender. Entonces armaron un tinglado donde se quitaban seis puntos de Primera este año (¿Por qué seis y no doce o veinte, tampoco hay fundamento para esto), descendiendo a Melipilla y, por fin, suenen las trompetas y los pífanos, redoble de tambores, aparezca el guaripola en el ruedo: Huachipato se salva de descender directamente y juega la promoción contra el aporreado Deportes Copiapó.

El 10 de diciembre del 2021, Copiapó vencía a Temuco en casa y se quedaba con la Liguilla por el ascenso, lo que le daba la chance de jugar la promoción, encuentro que se jugará más de un mes después. FOTO: KARL CHINGA GRAWE / AGENCIAUNOCOPIAPÓ

Un traje a la medida como pocas veces se había visto en el fútbol chileno. Con razón el abogado de Huachipato, el prestigioso y temido Ciro Colombara, dijo que estaban “Muy conformes”. El texto en papel donde leí la noticia no fue capaz de registrar el sonido de una champaña descorchándose.

Y lo mejor, seguramente hubo otro champañazo sordo, es que la promoción lo juegan contra Deportes Copiapó, con el plantel diezmado y sin entrenador por culpa del aplazamiento de estos partidos que debieron jugarse hace casi un mes. Oreja y rabo para Victoriano Cerda. Se salva por secretaría y con ello tapa la horrible gestión deportiva y, para mayor gloria, tiene que enfrentar a un equipo demolido sicológica, física y futbolísticamente. Mientras, el plantel de Huachipato, sabedores de antemano que la segunda sala les haría un pase gol, entrenaba tranquilamente en Las Higueras.

Lo felicito Victoriano, la hizo. Pero también hizo otras cosas. La peor, es que logró que Huachipato, de ser una institución modelo por su seriedad y transparencia, que construyó su propio estadio (El Cap el 2010) sin concurso del Estado, que tenía un semillero envidiado y pudo conquistar dos campeonatos de Primera limpiamente, se transformara en un equipo señalado por tramposo, aprovechador y ventajista. Incapaz de asumir un descenso como lo hizo en el pasado: con nobleza y dignidad (1978, 1990 y 1992). La oscura y viscosa mancha sobre el pasto de Las Higueras de Talcahuano no se borrará por décadas.

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