Persecución en Nicaragua

SEÑOR DIRECTOR:

Ayer viernes la policía de Nicaragua detuvo al obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, quien llevaba 16 días retenido en la casa episcopal junto a otras 10 personas. El obispo ha sido una de las voces que ha denunciado la crisis que vive el país. Por eso, se le acusa de “organizar grupos violentos” e incitar al odio. Mons. Álvarez fue llevado a Managua, donde quedó bajo arresto domiciliario en su casa.

La situación de la Iglesia Católica en Nicaragua es crítica. En menos de 4 años ha sufrido más de 190 ataques y profanaciones, incluidos un incendio en la Catedral de Managua, la persecución del clero, el cierre de medios de comunicación, entre ellos 8 radios católicas, e incluso las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta fueron expulsadas del país.

La represión del régimen de Daniel Ortega ha ido aumentando desde abril de 2018, cuando las masivas protestas contra el gobierno fueron violentamente reprimidas. En medio de esta situación, los templos abrieron sus puertas para atender a los heridos y perseguidos. Los líderes de la Iglesia han sido fuertes críticos de Ortega -quien los ha tildado de “terroristas”- y han denunciado las violaciones a los derechos humanos en ese país.

El mundo ha alzado la voz. Organismos internacionales e institutos de DD.HH., han señalado que estos ataques a la libertad de expresión y a la libertad religiosa son inaceptables.

Hace pocos días, mientras estaba retenido en Matagalpa, el obispo había enviado el siguiente mensaje a través de sus redes sociales. “No estamos solos. Ustedes están con nosotros desde ahí, desde sus hogares, en la montaña, en el campo, en la ciudad, en los centros de las plazas, de las ciudades, de los pueblos, de las aldeas, hay multitud de ángeles que nos acompañan, pero también una multitud de ustedes que se manifiestan con las plegarias de sus oraciones”. ¿Podemos permanecer indiferentes?

Magdalena Lira Valdés

Directora Nacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN Chile)