
Áspera relación de Elizalde con la Cámara obliga al gobierno a hacer ajustes en gestión legislativa
Un creciente distanciamiento con diputados de derecha ha experimentado el ministro del Interior. Precisamente para no contaminar las conversaciones de la reforma electoral, el secretario de Estado resolvió delegar esas tratativas en la ministra de la Segpres, Macarena Lobos. Si las negociaciones dan frutos, podría retomar la iniciativa en el Senado.

“¿Cómo está ministro? ¡Qué gusto verlo! ¡Qué gusto!”, le dijo el martes con tono mordaz, al final de la sesión de la sala, el presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), al ministro del Interior, Álvaro Elizalde (PS).
Castro recién había entrado a la sala debido a reuniones por la situación de la Biblioteca del Congreso, mientras que Elizalde hacía abandono del lugar tras participar de la discusión del proyecto que cambiaba el feriado del 12 de octubre. Segundos antes, la iniciativa –que fusionaba mociones y un mensaje del Presidente Gabriel Boric– había sido rechazada por los diputados, propinándole un revés al Ejecutivo.
A pesar de que Castro y el titular del Interior intercambiaron un cordial saludo, el comentario del presidente de la Cámara inmediatamente generó bromas y bullicio en la sala, producto de los reclamos de la bancada socialista.
Ya en el último tiempo, las críticas al rol del ministro –quien, tras ceder las atribuciones de seguridad y orden público a una nueva cartera, perdió visibilidad en el Congreso– habían evolucionado a bromas por el menor trabajo legislativo que hacía como titular de la Secretaría General de la Presidencia, o incluso que el que realizaba su antecesora Carolina Tohá (PPD), quien concurría semanalmente a la sede de Valparaíso.
“Son mal pensados, porque siempre ha sido un gusto tenerlo. Un gran parlamentario, presidente del Senado. ¿Qué más quieren? ¡Son malpensados, son mal-pen-sa-dos!”, comentó con tono burlón Castro ante la reacción molesta de algunos legisladores socialistas que le exigían seriedad.
Elizalde, quien estaba acompañado por la ministra de la Segpres, Macarena Lobos, y el subsecretario Nicolás Facuse (PS), optó por tomar con humor las bromas a pesar del incómodo momento.
La situación era una nueva manifestación de la difícil relación que ha tenido históricamente Elizalde con la Cámara, donde varios legisladores opositores alegan sentirse menospreciados por el secretario de Estado. De hecho, las críticas en esa línea han sido públicas y recurrentes.
Esto ha dado paso a un creciente distanciamiento de la relación de las bancadas opositoras con Elizalde, quien para no contaminar las conversaciones de la reforma electoral –que establece una multa a los ciudadanos chilenos que no voten en elecciones– resolvió delegar las tratativas en la ministra Lobos.
En las últimas semanas los diputados opositores, entre ellos el mismo Castro, culpaban al titular del Interior de bloquear esta reforma –de autoría de Joanna Pérez (Demócratas)–, que fortalece la aplicación del sufragio obligatorio.
Si bien el secretario de Estado continuará detrás de las negociaciones, el repliegue transitorio obedece a una decisión táctica, apostando a la comunicación más fluida que tiene Lobos y Facuse con los diputados.
No obstante, si las conversaciones dan frutos y se acoge la posición del gobierno de regular el voto de los extranjeros a futuro, Elizalde podría retomar la gestión legislativa de la reforma electoral en el Senado, donde siempre se ha sentido más cómodo al tener una evidente mayor confianza con senadores de derecha.
De hecho, cuando Elizalde fue presidente del Senado compartió la mesa con la senadora Luz Ebensperger (UDI), como vicepresidenta, con quien desarrolló un lazo político. Hoy Ebensperger es la encargada del gremialismo para tramitar todas las reformas políticas y electorales.
Un vínculo similar tiene con los senadores Juan Antonio Coloma (UDI) y Rodrigo Galilea (RN), con quienes además compartía la representación de la Región del Maule.
Frío trato
Este martes, el ministro del Interior concurrió a la Cámara, donde se le vio por los pasillos conversando básicamente con algunos parlamentarios del gobierno.
Los diputados opositores simplemente reaccionaron con indiferencia a la presencia del ministro en el hall y en los pasillos de la Cámara. Uno de los pocos legisladores de derecha que lo saludó fue el diputado Diego Schalper (RN), quien sigue siendo uno de sus contactos habituales.
Sin embargo, otro de los interlocutores que tenía Elizalde en la oposición, el diputado Francisco Undurraga (Evópoli), coincidió en que la comunicación se ha enfriado.
“El ministro Elizalde parece estar dedicado a otros temas, no está dedicado al Congreso”, dijo Undurraga, quien añadió que, en general, “en la sala no hay una debida defensa de los proyectos ni explicación por los mismos” de parte del gobierno.
Dentro de la bancada republicana –con la cual el titular del Interior y ex-Segpres nunca se reunió protocolarmente–, uno de los pocos que conversaba con el ministro era el diputado por el Maule, Benjamín Moreno. Ambos se conocieron cuando Elizalde era senador por la misma región y solían compartir en eventos oficiales.
“Creo que el ministro está más dedicado a gestiones políticas al interior de una coalición, pero un ministro es un ministro de un país”, dijo Moreno.
Incluso a partir del cuestionado papel que hoy está cumpliendo Elizalde, los mismos republicanos están promoviendo reducir las carteras de La Moneda.
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