Política

María José Naudon: “El Partido Republicano tiene que ser capaz de liderar un gobierno de coalición, y eso es difícil en un partido que se ha consolidado en una lógica oposicionista”

La decana de la Escuela de Gobierno de la UAI analiza el mapa de poder en las derechas ante un eventual triunfo de José Antonio Kast. Valora el aporte de Chile Vamos y considera que debe integrarse al gobierno manteniendo su identidad. Y advierte que Johannes Kaiser puede convertirse en un flanco de tensión desde la extrema derecha.

Se cumplían 50 años del golpe de Estado cuando el expresidente Sebastián Piñera planteó la idea: si pretende convertirse en alternativa de gobierno, la derecha debería formar una coalición política amplia, desde el Partido Republicano hasta Demócratas. Su propuesta causó resquemores en el sector. Entonces la abogada y analista María José Naudon compartía esas dudas: esa amplitud le parecía ideológicamente compleja. Hoy, en cambio, expresa otra opinión:

—Cuatro años después, esa diversidad me hace mucho sentido -dice.

Decana de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, María José Naudon observa cómo ha cambiado el mapa político tras la primera vuelta y, sobre todo, ante el eventual triunfo de José Antonio Kast en el balotaje.

De resultar triunfante este domingo, “José Antonio Kast va a llegar al poder con un poder político relevante, después de haber obtenido el Poder Ejecutivo y un importante número de parlamentarios. Y habrá que ver cuánto pesa eso versus la experiencia, los cuadros, lo programático, que es la fuerza de Chile Vamos. La gracia está en cómo se equilibra esa fuerza electoral con esa capacidad de gestión política, que republicanos no ha experimentado, no ha tenido que ejercer, y cuando la ejerció, no tuvo resultados positivos, como fue en el segundo proceso constituyente”.

La forma en que se articularán las derechas en un eventual gobierno de Kast está en el centro del debate político del sector. María José Naudon piensa que puede ser una cartografía dinámica, que los remezones propios del ejercicio del poder eventualmente podrían modificar el paisaje político de la derecha.

—Hemos visto —y en la izquierda tenemos un referente importante— que en el primer año de gobierno se pagan muchísimos costos. Y esos costos también reconfiguran las fuerzas de poder al interior de las coaliciones.

La analista recuerda que “el Frente Amplio entró, como entra hoy el Partido Republicano, con una fuerza política electoral y parlamentaria, pero sin experiencia, sin cuadros, sin peso programático. Un año después la distribución cambió y el socialismo democrático, que estaba en los círculos concéntricos periféricos, entró al centro del gobierno. Algo así podría ocurrir en la derecha y, por tanto, hay que ir mirando por fotos esta historia. La primera foto que vamos a observar es el gabinete: cómo se conforma”.

16/03/2023 MARIA JOSE NAUDON FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA MARIO TELLEZ

¿Llega José Antonio Kast con un liderazgo más consolidado que en 2021?

José Antonio Kast llega esta vez con circunstancias muy diferentes a las de 2021, con demandas ciudadanas muy distintas y con las que él ha conectado de manera muy positiva y con mucho rendimiento electoral. Esas banderas son orden, seguridad, crecimiento, autoridad. Es un José Antonio Kast diferente: primero, por sus banderas; segundo, por su planificación estratégica; tercero, porque la emergencia de Johannes Kaiser lo ha puesto en un lugar diferente del que tenía en 2021, y cuarto, porque hoy día existe como contrincante una candidata comunista.

¿Qué relevancia ha tenido la militancia de Jeannette Jara?

El factor comunista, que hace un tiempo algunos analistas lo vieron poco relevante, ha sido central. Frente a la amenaza comunista y un gobierno de continuidad, obviamente las diferencias naturales que hay en las derechas bajan su diapasón y pueden ponerse en torno a José Antonio Kast. Y eso no solamente en las derechas, sino que hemos visto a Demócratas, al expresidente Frei. Creo que el cambio de circunstancias generales, pero sobre todo el efecto que produce la candidata comunista y de continuidad, provoca un efecto aglutinador fundamental en las derechas.

“Chile Vamos tiene la tarea de mantener su identidad. Chile Vamos ha cumplido una función fundamental en la derecha, en la gobernabilidad y en la posibilidad de mantener esa gobernabilidad incluso en momentos de tensión extrema, como lo fue durante el estallido social”.

¿Tienen las derechas elementos más en común que hace cuatro años?

Creo que hoy las demandas fundamentales de la ciudadanía tienen una sintonía mayor con la derecha. Cuando hablamos de orden, autoridad, crecimiento, control de la migración, estas naturalmente tienen una sintonía con las derechas. Hay mayor credibilidad, consistencia y confianza en las derechas respecto de esas banderas que en la izquierda. Eso no quita que dentro de las derechas hay diversidad. Y la diversidad es un activo muy positivo que el sector tiene que saber articular. En general, los sectores políticos monolíticos son muy buenos generadores de votos, pero no son tan buenos gobernantes. Y ganar una elección y gobernar son dos cosas muy distintas.

¿Es viable una coalición de derecha que se proyecte en el tiempo o solo una alianza de gobierno?

Hay que pensarlo en dos niveles. Hay desafíos para el Partido Republicano y desafíos para Chile Vamos. El Partido Republicano tiene que ser capaz de desarrollar y de liderar un gobierno de coalición. Eso significa que Chile Vamos no cumpla solo una función de colaborador, de refuerzo técnico, sino que forme parte de la estructura del gobierno. Y eso, que es fundamental para la proyección y éxito de un gobierno de José Antonio Kast, es difícil en un partido que se ha consolidado más bien en una lógica identitaria, en una lógica oposicionista, de nicho, en una lógica de confianzas cerradas. Ahí hay un esfuerzo fundamental que republicanos tiene que hacer. Si se encierra sobre sí mismo, las posibilidades de éxito son mucho menores que si se abre hacia Chile Vamos. También podríamos decir hacia otros sectores, no solamente Chile Vamos.

¿Y cuál es el desafío de Chile Vamos?

Me parece correcta esta cooperación ofrecida; me parece correcto el gesto que hizo Evelyn Matthei inmediatamente después de perder la primera vuelta. Sin embargo, Chile Vamos tiene la tarea de mantener su identidad. Chile Vamos ha cumplido una función fundamental en la derecha, en la gobernabilidad y en la posibilidad de mantener esa gobernabilidad incluso en momentos de tensión extrema, como lo fue durante el estallido social. Creo que no debe plegarse al gobierno sin una reflexión; es decir, esto no es entrar y diluirse, sino aportar desde su propia identidad. Es muy correcta una cooperación entre las derechas, pero no una cooperación irreflexiva, es una cooperación reflexiva.

Yo apostaría por una coalición que mantenga sus identidades, que sepa dónde confluye, pero también sepa cuáles son sus diferencias y sepa coordinar esas diferencias como un activo, no como un elemento negativo.

“En el caso de la relación entre el Frente Amplio y el socialismo democrático, el problema no fue la imbricación de estos sectores, sino la pretendida superioridad moral del Frente Amplio. Si republicanos comete ese error, obviamente el problema podría agudizarse”.

Las dos almas del gobierno de Gabriel Boric mantuvieron una tensión constante. ¿Podría darse un escenario similar en un eventual gobierno de Kast?

Las implicaciones humanas siempre son complejas, y cuando estas además suponen la distribución del poder, naturalmente tienen una complejidad adicional. El tema es cómo tú gestionas esas complejidades. En el caso de la relación entre el Frente Amplio y el socialismo democrático, el problema no fue la imbricación de estos sectores, sino la pretendida superioridad moral del Frente Amplio. Si republicanos comete ese error, obviamente el problema podría agudizarse. Yo espero que el aprendizaje del segundo proceso constituyente y el mismo aprendizaje de las izquierdas permitan una imbricación que no va a estar ajena a problemas, pero que entienda que cada uno aporta elementos diferentes a esa proyección de gobernabilidad.

El factor Kaiser

¿Chile Vamos perdió gravitación política?

Chile Vamos en esta elección obviamente perdió gravitación política. Esta elección era también una lucha por las hegemonías de la derecha, y esa hegemonía la tiene hoy republicanos. Sin embargo, yo creo que no hay que apurarse en ponerle lápidas de muerte a Chile Vamos.

Algunos ya lo dieron por muerto.

Es muy apresurado. Por una razón práctica y otra teórica. La primera: hoy los ciclos políticos son muy cortos. Y, por lo tanto, hace cuatro años el mismo José Antonio Kast no solamente perdió la elección, sino que estaba rodeado de prejuicios y miedos que hoy ya no existen. Si los ciclos hoy son más rápidos e impredecibles, no tenemos que descartar que se muevan hacia otro lugar. La razón más teórica tiene que ver con lo que dije antes: la existencia de Chile Vamos no es nostálgica ni testimonial, sino que es fundamental. Yo lo definiría como un contrapeso o un garante de la democracia liberal. De alguna manera, puede contener el impulso de una política que hoy está llena de voces confrontacionales, voces reaccionarias o abiertamente populistas. Creo que el aporte que Chile Vamos hace, aunque hoy electoral y políticamente esté disminuido, es fundamental para el éxito del ciclo.

“Creo que sería un error garrafal de Kast creer que el porcentaje con el que puede salir elegido le pertenece en un sentido férreo y lo autoriza para gobernar como si no existieran los demás”.

José Antonio Kast fue detractor del Presidente Piñera. ¿Su triunfo significa que se diluye ese proyecto de derecha liberal que representaba Piñera?

Ese proyecto sigue vigente. Podríamos decir que está en un ciclo a la baja hoy, pero no creo que esté muerto ni que deba morir. Tal vez está en la Urgencia y habría que trabajar muchísimo para sacarlo de ahí. Creo que si la imbricación se produce, y se produce bien, y la ciudadanía percibe que hay cambios, que podemos avanzar no solamente en los temas que son más demandados hoy, sino también en aquellos que son igualmente importantes, pero que no aparecen en primera línea -educación, salud, pensiones, etcétera-, la derecha tiene la posibilidad no solo de gobernar cuatro años, sino de empezar un ciclo.

Si esto fracasa, muy prontamente vamos a encontrarnos con que ese poder político electoral que hoy tiene republicanos, que no es suyo, más bien es oposicionista, va a dar la vuelta y va a transformarse en oposición al gobierno. Y si eso ocurre, en cuatro años más es altamente probable que tengamos un gobierno de signo opuesto.

¿Sería un error de José Antonio Kast pensar que su triunfo es un triunfo ideológico?

O sea, es un error garrafal. El triunfo de José Antonio Kast tiene al menos tres cosas importantes. Lo primero es que hoy las demandas ciudadanas son banderas que se perciben más cercanas a la derecha. Lo segundo es que Kast ha hecho una muy buena campaña, y esta ha estado apalancada en su trayectoria política, pero también en el concepto de “gobierno de emergencia”, que le ha hecho sentido a la ciudadanía. Pero no es un sentido ideológico; es un sentido pragmático respecto de ciertas urgencias que hay que abordar. Y hay un tercer factor, que tiene que ver con una cierta reacción a la hegemonía cultural que se expresó con fuerza en el estallido social y en el Frente Amplio y el Partido Comunista. Creo que sería un error garrafal de Kast creer que el porcentaje con el que puede salir elegido le pertenece en un sentido férreo y lo autoriza para gobernar como si no existieran los demás. Ese fue el error que cometió el Frente Amplio y el mismo que se cometió en los dos procesos constituyentes.

“Johannes Kaiser, para poder proyectarse, tiene que diferenciarse de José Antonio Kast. Existe una posibilidad de que Kaiser sea para Kast lo que Kast fue para Sebastián Piñera”.

¿Es viable una coalición cohesionada que abarque desde Johannes Kaiser hasta Ignacio Briones, de Evópoli?

Creo que puede producirse esa confluencia, pero en la medida en que se establezcan bordes -que era lo que decía el Presidente Piñera-, que se establezcan marcos de estructura institucional y se reconozcan las fortalezas de cada uno de ellos y cómo la confluencia se proyecta. En el caso de Johannes Kaiser, hay una distinción. Así como hablamos de la centroderecha y de una derecha más conservadora, que sería republicanos, veo en Kaiser una derecha más reaccionaria, que es distinta. Y ahí hay un asunto por ver, porque Johannes Kaiser, para poder proyectarse, tiene que diferenciarse de José Antonio Kast. Existe una posibilidad de que Kaiser sea para Kast lo que Kast fue para Sebastián Piñera.

O lo que le pasó a Boric con Jadue.

Exactamente. Y, además, hay otro asunto que tenemos que mirar, más allá de la derecha. Este va a ser un gobierno difícil, primero, porque se han levantado expectativas altas. Hoy la ciudadanía considera que el largo plazo son 90 días, o sea, espera cambios rápidos. Y yo apuesto por una oposición dura. El tono que Jeannette Jara levantó en los últimos debates, lo que dijo respecto, incluso, de María Corina Machado, nos habla de una oposición férrea. De modo que el giro socialdemócrata podría volver hacia posiciones más radicales en la izquierda. A eso podríamos sumar una cierta efervescencia social en las calles. Creo que va a ser un gobierno complejo. Y esa complejidad funciona mejor si se aúnan fuerzas que si se dividen. La idea de “dividir para reinar” es lo que hay que desatender en este caso; aquí hay que “aunar para gobernar”.

Al llegar al gobierno, todos los presidentes han debido flexibilizar su programa y adaptarse a los cambios. El mismo Boric lo vivió. ¿Tiene José Antonio Kast esa flexibilidad?

Espero que sí. Porque aquí la gran pregunta es si el republicano que vamos a ver en el gobierno será el republicano que hemos visto en la campaña, un republicano enfocado en lo que ellos han llamado el “gobierno de emergencia”, que ha dejado la discusión de temas valóricos en un segundo plano; un republicano más convocante, o si vamos a ver un republicano que se repliega hacia su lugar de origen. ¿Republicanos tiene la capacidad de hacerlo? Sí. Ahora lo que vamos a ver es si quiere hacerlo. Eso es lo que hay que observar. Si gobierna bien, con capacidad de articular y pragmatismo, eso le va a suponer un tirón por la derecha. Articular, eso es el desafío que tiene hoy día el Partido Republicano.

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