Política

Reforma política de Elizalde sufre retraso: senadores “díscolos” logran aplazar su votación hasta 2026

El senador Rojo Edwards enredó los planes del gobierno al pedir postergar la votación en base a una cláusula reglamentaria. La discusión quedó pospuesta para el 6 de enero.

El ministro Elizalde en la sala del Senado. Claudio Cavalieri

Bastante nerviosismo había al inicio de la sesión del Senado de este miércoles.

En tabla estaba la reforma política, impulsada por el ministro del Interior, Álvaro Elizalde (PS), que busca “promover la gobernabilidad“, frenar la creación de nuevos partidos y tratar de controlar el discolaje.

Supuestamente el proyecto tenía una base amplia para ser despachado a la Cámara para su siguiente fase de tramitación. Incluso, el Ejecutivo le había puesto discusión inmediata (urgencia que le puede imprimir el Presidente de la República para que un texto se despache en seis días).

El problema es que un grupo importante de senadores había iniciado un viaje oficial, relacionado con el Congreso del Futuro, por lo que existía un riesgo de que la iniciativa no alcanzara el quórum de 26 votos necesarios.

Sin embargo, el senador Rojo Edwards (exrepublicano, exsocialcristiano, ex-RN y en proceso de conformación de su nuevo partido: Libertad) enredó aún más los planes del gobierno al pedir un aplazamiento de la votación en base a una cláusula reglamentaria.

En vista de la ausencia de legisladores, La Moneda había decidido no renovar la urgencia de la “discusión inmediata”, que venció el martes. Los comités del Senado, en tanto, que tenían otras prioridades para discutir el martes, tampoco se percataron que al trasladar la votación de la reforma política al miércoles, se abría una ventana para que los detractores de la iniciativa pudieran usar herramientas dilatorias.

Si la “discusión inmediata” hubiera estado vigente, el senador Edwards no habría podido aplazar la votación.

Al usar la palabra, el mismo parlamentario dio sus razones de fondo para oponerse. “Digamos las cosas como son, Chile requiere mejorar su democracia, terminar la fragmentación, pero tiene que hacerse de manera institucional, porque lo que están haciendo hoy día con este proyecto se llama partidocracia, esto es el poder se concentra en los que están y los desafiantes no tienen ninguna posibilidad”, dijo Edwards, quien planteó que los partidos debieran tener mecanismos institucionales de resolución de controversias para no bloquear candidatos, “aunque no sean amigos de los presidentes de los partidos”.

La jugada fue acompañada por otros legisladores independientes o que han renunciado a sus partidos por diferencias políticas.

“Este es un proyecto de ley que deja afuera personas que quieren participar en política, porque los presidentes de los partidos serán los que van a poder resolver si se incluye o se deja sin competir (a un candidato)”, dijo el senador Juan Castro (ex-RN, hoy socialcristiano).

El senador Karim Bianchi (independiente) fue más allá e hizo reserva de constitucionalidad en contra de la reforma, porque -a su juicio- vulnera la autonomía de las cámaras, infringe la soberanía popular y el carácter representativo y afecta a la libertad de asociación. “Este proyecto no le importa a nadie afuera de esta puerta del Congreso, le importa a unos poquitos que están acá adentro. Cuando se trata de arreglarse a sí mismos, pucha que son rapiditos para legislar, legislan exprés”, añadió el parlamentario de Magallanes.

El hecho y estas palabras molestaron al gobierno y a los senadores de partidos tradicionales que apoyaban la iniciativa.

De hecho, el senador Juan Antonio Coloma (UDI) le enrostró a Edwards que en los últimos años ha pasado por cuatro partidos distintos (RN, Republicanos, PSC y ahora Libertad). “No deja de ser una sorpresa grande, (le digo) al senador Edwards con todo respeto... Cuatro coaliciones, cuatro condiciones es cualquier cosa menos predecible. Uno puede decir que tiene derecho a cambiar, pero cuando uno se autoinstala en esa categoría moral, hay que tener cuidado precisamente con las acciones que él mismo ha demostrado”, dijo el senador gremialista, quien también le contestó Bianchi, señalando que la reforma política sí es una demanda ciudadana.

El senador Matías Walker (Demócratas), si bien es uno de los detractores de la iniciativa, al menos valoró que se haya aprobado una norma en la Comisión de Gobierno que castiga a los partidos que promueven la violencia. Además, agregó que “el problema de Chile, presidente, no es la fragmentación (de partidos políticos), el problema de Chile es la polarización y eso quedó reflejado en esta segunda vuelta presidencial”, señaló.

Tras estas palabras, la mesa del Senado, que a esa hora la presidía el senador Iván Moreira (UDI), propuso continuar con el debate el 6 de enero, ya que el Congreso entra en un receso por fiestas de fin de año, que solo será interrumpido por la doble jornada, del lunes 22 de diciembre, para votar la acusación constitucional contra el ministro de la Corte Suprema, Diego Simpertigue.

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