Cómo elegir el mejor vaso o copa para cada cóctel

Ilustración: César Mejías.

¿Un whisky en vaso largo? ¿Un martini en copa de vino? Para disfrutarse, un buen trago debe servirse en un recipiente apropiado, que logre potenciar correctamente sus aromas, sabores y temperaturas. Tres especialistas enseñan cómo escogerlos, qué formatos conviene tener y recomiendan algunas marcas.





Quizá suceda después de ver historias de cócteles en Instagram, más probablemente luego de mirar videos virales en TikToks —como el del agotador negroni sblagiato con prosecco—, o a lo mejor tras disfrutar alguna película de James Bond —ojalá no de Pierce Brosnan—, pero sea cual sea la inspiración que te llevó a querer gozar de un sofisticado trago casero, puede derretirse como hielo barato si no contamos con el vaso o copa adecuado.

Triste como whisky en vaso alto, vergonzoso como martini en copa de vino, fome como gin tonic en un schop de cerveza: normalmente no lo notamos, pero la mitad de la gracia de un cóctel está en el recipiente donde se sirve. No por lo fotogénico que pueda ser —aunque le suma bastantes puntos a los poseros— sino porque en su largo, su ancho y su forma se juega la manera en que recibiremos su aroma, primero, su sabor, después, y luego su capacidad de mantener la temperatura ideal.

De hecho, el cóctel y su receta se hacen en función de la cristalería disponible, y no al revés. Así lo explica Paula Nazal, socia del Bar La Providencia: “no hace falta que sea la más costosa o delicada; solo el hecho de que tenga la forma y tamaño necesario ayudará con las medidas de la receta, con la cantidad de hielo —si es que tu cóctel lo necesita—, con la experiencia al beberlo y con sus características olfativas”.

Fernando Mendoza, socio del bar Bravo 951, ubicado en Providencia, piensa que la idea, siempre, “es llevar la experiencia de cada cóctel, trago o bebida al máximo. Para eso, se necesita el vaso o copa correctos”.

Lo ejemplifica así: “No servirías una cerveza en la jarra de un litro que utilizas para el agua: perderás espuma, se va a desvanecer, se va a calentar y la experiencia no será la mejor”.

Cada cóctel tiene su vaso

Si disfrutamos de la coctelería pero no queremos gastar el sueldo probando las novedades del bar de moda —que no bajan de los 7 mil pesos—, lo mejor es hacer una inversión inicial de ciertos vasos y copas que no pueden faltar en casa.

Según Leandro Yáñez, bartender de basta experiencia y hoy profesor en Mundo Bar, existen más de diez tipos de recipientes para coctelerías, pero por supuesto no es necesario tenerlos todos.

“Hay cinco formatos básicos en los cuales puedes servir los tragos más tradicionales y populares”, dice Yáñez. Con ellos en tu vitrina o bar personal, difícilmente pasarás complicaciones; al contrario, brillarás como un gran anfitrión, podrás darte tus gustos como corresponde y además te dará posibilidades de experimentar y crear tus propias mezclas.

¿O alguna vez alguien vio al Che Copete tomarse una piscola en copa?

No contar con estas opciones tampoco es que haga imposible la preparación de tragos caseros, pero sí traerá algunas dificultades, “como no conseguir la dilución adecuada, que el cóctel se caliente antes de tiempo, que incluso no consiga el frío necesario o que la receta no se adapte al vaso”, como dice Nazal.

Para saber qué vaso conviene usar según el trago que se quiere preparar, Yáñez sugiere pensar en una lógica inversamente proporcional entre la cantidad de alcohol y el tamaño del recipiente. Esto es: entre más alcohólico sea el cóctel —como un clavo oxidado o el mismísimo negroni— más corto debe ser el vaso. Por el contrario, si el licor va mezclado con otros líquidos —como bebidas, jugos o aguas—, entonces conviene pensar en formato más grande.

¿Cuál sería, entonces, ese quinteto mágico de cristalería? Sin incluir al vino ni la cerveza —que dan para artículos completos cada una—, este es el dream team de vasos y copas que brillarán (si los mantienes bien limpios) en tu bar doméstico.

Vaso largo o highball

Incluso en el departamento de estudiante más miserable o desabastecido es probable encontrarse con uno de estos vasos, los famosos largos o highball, de los más comunes en cualquier tipo de hogar. Ideales para tomar agua, jugo o bebida, son largos y angostos, cómodos en la mano y capaces de recibir varios hielos apilados.

¿Qué tragos conviene preparar en un vaso highball? La piscola, por supuesto, que solo consigue sacar su oscuro brillo cuando es servida en un alargado y transparente vaso con mucho hielo. Cualquier otro de los llamados “combinados”, como dice Yáñez, resulta mejor en este formato.

“Un vodka tónica, como este destilado no es tan aromático, podemos colocarlo en un vaso tipo highball”, explica Paula Nazal. Lo mismo aconseja para el mojito, que como lleva azúcar y menta u otras hierbas machacadas, “necesitamos un vaso profundo para colocar bien todos los ingredientes. Al tener soda, los cócteles de ese estilo son mejores en vasos largos, para que se incorpore mejor la burbuja”. Ese criterio, por lo tanto, se puede ocupar para tragos como el chilcano peruano, el cubalibre, un vermú tónica o un screwdriver (vodka naranja).

Vasos largos de vidrio Paşabahçe 470 cc (6 unidades)


Hay que pensar en el highball “para cócteles equilibrados”, opina el socio de Bravo 951. Aunque la proporción siempre será a gusto del bebedor, para que los tragos resalten en estos vasos Yáñez sugiere usar “abundante hielo, 30% de alcohol y llenar el resto con la bebida, jugo o agua deseado”.

Vaso corto, rock u old fashioned

Al revés que con el highball, para cócteles potentes que en su preparación solo llevan bebidas alcohólicas lo recomendable es usar un vaso corto. En Estados Unidos, de hecho, se lo conoce como old fashioned, justamente porque el trago con ese nombre —una centenaria preparación que usualmente lleva whiskey, azúcar y amargo de angostura— se sirve en vaso así.

“Es el ideal para destilados puros, directos, con abundante hielo, para que tenga dilución continua”, dice el bartender Yáñez. “Es ideal para tomarlo directo pero a sorbitos”.

Vaso corto de cristal Riedel Spey 295 ml (2 unidades)


También se llama vaso rock porque en él —y solo en él— se prepara un verdadero whisky con hielo, o whisky on the rocks. La simpleza se destaca mejor en este formato, que ojalá sea ancho, algo pesado y, mejor aún, con cierto diseño para destacar aún más ese momento de pausa, calma o conversación que combina con un trago corto.

El hoy omnisciente negroni —que lleva Campari (o bíter de naranja), vermú y gin— también se hace en un vaso roca, “ya que se disfruta mejor así, con hielo bien frío”, dice la socia del Bar La Providencia. “Por ser un cóctel fuerte y amargo, se debe disfrutar de a pequeños sorbos”, agrega Mendoza.

Copa balón

La copa balón original es baja, corta (unos 200 ml) y fue diseñada para beber licores añejos como el brandy y el cognac: su boca estrecha consigue atrapar los aromas de la bebida, mientras que el fondo redondeado, con un tallo corto, permite que el vaso mantenga la temperatura al contacto con la mano.

Pero aquí hablaremos de la otra copa balón, esa que es más grande (800 ml) y alta, muy de moda últimamente para preparar todo tipo de spritz y, en especial, el renacido gin tonic. Cuenta Yáñez que este último trago, que tradicionalmente se servía en vaso highball, pasó a estas copas en ciertas cocinas refinadas de España, donde los chefs, amenazados por el calor de los hornos y los quemadores, comenzaron a beber el gin tonic en estos recipientes más grandes, capaces de recibir más hielo y mantener mejor el frío.

Copas balón de cristal Spiegelau 630 ml (4 unidades)


Como sea, es evidente que este cóctel gana en majestuosidad y lujuria cuando se prepara en una redonda y húmeda copa balón, fría y sexy a la vez, mucho más eficiente además para retener los complejos aromas del gin y el frágil gas del agua tónica.

Es una combinación virtuosa, puesto que su forma esférica contiene estos perfumes, pero a su vez la boca ancha, cuando uno la acerca a la cara, los abre hacia la nariz. Mendoza coincide y además destaca “su buena capacidad para contener y mezclar sutilmente todos sus ingredientes en su justa medida”.

Esas razones son las que también la hacen útil para los aperitivos con espumante, como el aperol spritz o el ramazzotti. Ambos requieren de mucho hielo y que tanto el gas del vino como del agua mineral —además del aroma de la naranja y la menta—, se mantengan lo más posible en su interior.

Para que las burbujas no se escapen, Yáñez sugiere servir la tónica o la soda muy delicadamente, ojalá a través de una cuchara de coctelería o bien apuntando al hielo más alto de la copa.

Copa martini

Esta es la copa más conocida de todas —tiene hasta un emoji— pero quizá la que menos hay en las casas. Seguramente porque es la más inútil: por mucho estilo y elegancia que tenga, solo sirve para preparar dos o tres tragos, los que además no son nada fáciles de hacer.

Pero bueno: un martini solo puede servirse en una copa ídem. Lo mismo sucede con el manhattan —que también ha tenido su comeback estos meses—, el cosmopolitan, el daiquirí y algún otro clásico que, tarde o temprano, de nuevo se pondrá de moda.

Copa martini de vidrio Paşabahçe V-Line 250 ml (6 unidades)


¿Y por qué esta exigencia? Dice Yáñez que la forma en V de esta copa, además de su contenido tamaño, favorecen a los cócteles fríos —pero sin hielo— que llevan bíter o vermú. “Ayuda a sentir los aromas y sabores al mismo tiempo”, explica. No es un recipiente que facilite la ingesta rápida —lo sabrán los apuretes que hayan intentado tomar un martini al seco—, por lo que también invita a beber y saborear lentamente.

Como no es apta para recibir hielos, todos los tragos que se sirvan en esta copa deben mezclarse antes en una coctelera con hartos cubos, y luego ser filtrados antes de pasar a ella. Para estar a la altura, sugerimos vestirse bien, idealmente sin chalas, ojalá con camisa.

Copa flauta

Esta última copa es más versátil de lo que parece. Necesaria para cualquier brindis con espumante —que ya no solo se remiten al Año Nuevo ni al ascenso en el trabajo—, también puede ser muy útil para distintos cócteles.

El primero, por supuesto, es el pisco sour. La tradición peruana es servirlo en vasos tipo kero —cortos pero con forma de V ancha—, aunque en Chile se sigue usando la copa flauta. Paula Nazal prefiere la primera opción —”idealmente en vaso corto sin hielo, para que su espuma se abra y se aprecien mejor los sabores y aromas del pisco”—, pero Yáñez sabe que la cultura nacional es tomarlo en estas copas flacas y alargadas.

Copa flauta Cristar Versalles 183 ml (6 unidades)


“Es cierto que no se sienten tanto los aromas”, dice, pero el frío se mantiene bien y la espuma dura más tiempo. Lo mismo piensa Mendoza: “como aperitivo se recomienda en una copa flauta fría, así la tomamos por la base y no calentamos la mezcla arriba”.

En estas copas, además, hay un montón de opciones —casi todas a base de espumante— que se pueden preparar: un elegante bellini, un clásico kir royal o unas mimosas para el brunch.

Cómo elegir los mejores vasos o copas

Ahora bien, no hace falta hacer grandes inversiones ni comprar piezas de cristal para disfrutar de los cócteles caseros. Obviamente, si se puede, siempre será mejor optar por marcas profesionales y materiales nobles, los que garantizarán durabilidad, inocuidad, transparencia, mantención de las temperaturas y un sonido musical al momento de hacer salud.

“Riedel —tradicional marca austríaca— me parece una muy buena marca que no es exorbitante en sus precios”, dice Leandro Yáñez. “Son algo caras, sí, pero sus productos son buenos, duraderos y dan una gran experiencia”. Si se tiene el presupuesto, Nazal sugiere optar por ella. “Riedel tiene una línea especializada para bar que cuenta con opciones para cumplir con casi todas las necesidades de una barra”.

Otra opción que sugiere Nazal es la turca Paşabahçe, una de las mayores productoras de cristalería del mundo, con modelos de todo tipo y valores accesibles. “Nosotros la usamos de base en el bar”, dice la socia de La Providencia.

Finalmente, pero no por eso mucho más mala, está Cristar, una marca colombiana, a la venta en muchos supermercados y tiendas, cuyos vasos y copas cumplen con creces las tres bes: son buenos, bonitos y baratos. “Son bien bonitos”, cree Yáñez. “No son finos ni tienen el sonido característico del cristal, pero sí una gran relación precio-calidad”.

Mendoza también recomienda brindar con Cristar. “Para uso doméstico es muy económica, y aunque no dura tanto, tiene harta variedad”. Salud.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 21 de julio de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.

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