Ministra de Educación, Adriana Delpiano: "El proyecto de reemplazo del CAE lo ingresaremos la semana que viene al Parlamento"

Imagen Adriana del Piano 008

A días de dejar el Ministerio de Educación, Adriana Delpiano hace el balance final de la mayor reforma del Gobierno de Bachelet. Dice que cumplió con la tarea encomendada, que los frutos de los proyectos se verán a futuro y anuncia que el lunes presentarán la última iniciativa legal del sector.




EL MINISTERIO de educación fue sin duda uno de los más complejos de la administración de Michelle Bachelet. Esa cartera lideró una serie de reformas -expresadas en más de 30 proyectos de ley- que abordaron la enseñanza parvularia, escolar y superior, la situación laboral de los profesores y la desmunicipalización de los colegios. Pese a las duras críticas, que iban desde la derecha hasta los estudiantes, estas propuestas vieron la luz y la última de ellas, la ley que consagra la gratuidad, logró su aprobación en enero, sellando el legado bacheletista. Por eso la ministra de Educación, Adriana Delpiano, dice que se va con la satisfacción de la tarea cumplida. En esta entrevista, concedida el martes mientras celebraba su cumpleaños 71, cuenta que las reformas darán resultados en los próximos años, descarta que el próximo gobierno derribe los proyectos -hoy se reúne con el futuro ministro Gerardo Varela- y anticipa que este lunes presentará el esperado proyecto que reemplazará al Crédito con Aval del Estado (CAE). Además, repasa sus momentos más difíciles en el ministerio, habla de la crisis que enfrenta su partido, el PPD, y decreta el fin de su carrera como funcionaria pública.

[ze_adv position="adv_300x100" ]

¿Cuál es su balance de las reformas aplicadas en el Gobierno?

-Nos entregaron una tarea y la tarea se cumplió. Sé que durante el trámite de la reforma, que era implementar leyes nuevas, surgieron otros temas que se transformaron en compromisos y así surge el CAE, que no era una tarea original, lo mismo con los asistentes de la educación. Este último ahora será visto en el Senado y el proyecto de reemplazo del CAE lo ingresaremos la semana que viene al Parlamento. Nunca pensamos en gestionarlo en este mandato, pero asumimos el compromiso de hacer un crédito distinto, que esperamos presentar el lunes 5 de marzo.

[ze_adv position="adv_300x250-A" ]

¿Y qué contiene el proyecto?

-Se lo acabamos de presentar a la Presidenta para su visto bueno. Tal como se señaló, es un crédito donde sale la banca, que es atingente al ingreso, que tiene un plazo determinado de duración y si alguien durante ese plazo pagó sistemáticamente, se extingue automáticamente. También se está trabajando en la renegociación de la deuda de quienes tienen sus créditos al día, para repactar y continuar con este nuevo régimen, que será más favorable. Y en el caso de los morosos, también se podrá repactar y lo que resta tendrá las condiciones del nuevo sistema.

[ze_adv position="adv_300x250-B" ]

¿Habrá una condonación?

-Si has pagado sistemáticamente y tienes una carrera cara, con un crédito alto, habiendo cumplido los 10 años o habiendo pagado una determinada cantidad, se extingue el resto (de la deuda).

¿Cree que las reformas de la Presidenta Bachelet son las mayores que ha tenido el país?

-Creo que esta es una de las grandes reformas del siglo que estamos viviendo, por cierto. Si nos remontamos, creo que esta reforma, por los niveles que alcanzó, es comparable con la reforma que se hizo en los años sesenta en el período de Frei Montalva. Esta es una reforma que partió por Educación Parvularia, que tiene elementos muy importantes en educación Básica y Media, técnico-profesional, científico-humanista, todo lo que es Carrera Docente, todo lo que es la Nueva Educación Pública y la Ley de Inclusión y también todo lo que tiene que ver con educación superior. Son cambios muy estructurales, por lo tanto, es una reforma sistémica, no es que cada medida se explica por sí sola.

[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]

Muchas veces se criticó que no ponían el foco en la calidad...

-A las reformas muchas veces costó verlas en el eje más importante que es el eje de la calidad, en cómo mejoramos calidad con todo esto. Y lo que ha pasado en este último tiempo, es que la gente finalmente ha ido viendo que esto es un sistema que logra mayores justicias en términos de aprovechar los talentos de todos los niños, de la mejora al interior de la escuela, del sistema de los profesores, y del impacto que ha tenido la gratuidad en la educación superior. Esperamos en abril llegar a 340 mil alumnos de los quintiles más bajos estudiando en forma gratuita. Eso es un cambio que no podemos dimensionar hoy día en términos del impacto para su familia, pero también el impacto en las instituciones, las universidades y los centros de formación técnica.

De toda esta batería de proyectos, ¿cuál fue el más relevante?

-Todas las leyes son muy importantes, pero en lo personal la Nueva Educación Pública es lo más significativo. Se necesitó mucha decisión de la propia Presidenta para sacar una ley que es nuestra última oportunidad como país de rescatar la educación pública y levantarla a niveles de calidad y prestigio que tuvo en el pasado y que fue perdiendo a medida que perdió matrícula. Esta es una nueva oportunidad que salió, pero lo más complejo e interesante es su implementación.

¿Qué cosas no hizo, lamenta no haber hecho o no alcanzó a hacer en este tiempo?

-La verdad es que hacer más cosas de las que hicimos era difícil, por la agenda. Me habría gustado hacer un estudio, para diseñar una política, sobre las academias. Hay mucha gente que entra al mercado laboral no a través de las universidades, CFP o IP, o Cuarto Medio con alguna especialización, sino que a través de unas academias que no están reguladas por nadie. No ha sido un problema especial, pero hay un vínculo con el trabajo femenino, porque para algunas mujeres su única formación es pasar por una academia de belleza, de estética, de podología, y no sabemos mucho de ese mundo. No sabemos cuántas son, cuánto cobran y no están reconocidas por el Estado, es un tema que me encontré en el camino, nunca ha estado en el ministerio. Es un tema que está fuera de nuestro horizonte.

¿Y cuál fue el momento más difícil de su gestión?

-Cuando llegué, porque estaba todo el Colegio de Profesores en huelga, y ser capaces de terminar o no esa huelga era un aspecto muy importante. La Carrera Docente no fue el proyecto de ley más complejo, pero sí se generó un clima que lo complejizó. Llegué en un momento complejo, pero luego el proyecto salió con apoyo transversal. En un comienzo se establecieron posverdades de lo que era el proyecto que generó en los profesores una desconfianza. Por eso hubo una gran sorpresa cuando en junio del año pasado se aplicó la ley y a los docentes se les pagó de acuerdo los nuevos estándares, porque recién ahí los profesores creyeron.

En la reforma a la educación superior, el Gobierno llegó a un acuerdo con la derecha que limitó las facultades de la superintendencia, ¿no cree que eso deformó el proyecto?

-No. Con lo que tenemos en la ley, estamos dotando a la educación superior con una superintendencia capaz de investigar, de "multar" cuando hay faltas reales, que son un conjunto de cosas que para el ministerio eran muy difíciles, y justamente las mayores exigencias que habrá para el sector, como que todas las instituciones tengan que estar acreditadas para operar, requiere una estructura de apoyo. Y ahora tenemos una subsecretaría y una superintendencia, y fortalecimos la Agencia para la Calidad, quitándole el carácter más corporativo que tenía hasta hoy.

Por otra parte, la derecha aprobó la gratuidad y el Presidente Piñera la ampliará. ¿Qué le parece ese cambio de postura?

-No quiero juzgar por razones electorales. Vi el proceso de debate en Nueva Educación Pública, donde los parlamentarios de derecha partieron con una postura muy cerrada de mantener la municipalización, creyendo que había muchos municipios con la capacidad de mantener muy bien su educación. Y eso fue cambiando en el debate, lo conversé con el senador Allamand, y les dijimos que este era un problema real. Entonces, hay cambios que se hacen porque te convences, porque no tienes argumentos para sostener lo contrario. Desde una postura muy cerrada, uno también va flexibilizándose. No le atribuiría el cambio sólo al senador (Manuel José) Ossandón. Pero la ley de gratuidad salió con una votación transversal muy importante.

¿Ve un cambio en la mentalidad social con la gratuidad?

-Sí, la gratuidad y el lucro en la educación son temas que parten desde posturas muy cerradas e ideológicas, y a medida que se discute se acercan las posiciones.

"La alianza lógica del PPD es con el PS y el PR, que están afiliados a la socialdemocracia"

A propósito de la contingencia política, hoy el PPD, su partido, atraviesa una crisis tras la elección. ¿Hacia dónde cree que debe caminar la colectividad?

-Si veo a la gente que se identifica con el PPD, no sólo los militantes, diría que es gente socialdemócrata, y creo que el PPD debe tener ese perfil y desde esa perspectiva tendrá que hacer alianzas de acuerdo a los momentos. La alianza lógica del PPD es con el PS y el PR, que están afiliados a la socialdemocracia internacional y que tienen una mirada común sobre el rol del Estado y lo privado. Pero otra cosa son las realidades que se dan en el camino y los grupos de poder de los partidos.

Pero en su opinión, ¿cómo se debe replantear el PPD su futuro político?

-Si me pregunta a mí, creo que el PPD debe ser un partido socialdemócrata moderno, progresista, incluyente y que allegue a más gente a la política, no necesariamente exigiendo militancia. Adherentes que le den vida al partido. El PPD tuvo esa gracia de atraer a gente con esas características, pero que después la vida interna del partido se comió a la periferia que se sentía identificada. El PPD fue un partido grande, no sólo por botar a Pinochet y ganar el plebiscito, sino que esos adherentes quedaron y luego uno iba a un pueblo y el médico o la profesora eran del PPD, igual que los sectores medios y progresistas que tienen ideas de cambio pero que tampoco están por los cambios más "ultra". El espacio está, hay que coparlo y me gustaría que el partido lo tomara.

El futuro diputado Miguel Crispi trabajó en este ministerio, ¿qué opina del Frente Amplio? ¿Cree que tenga futuro?

-Como todas las juventudes, a veces se tiene más arrogancia de la que corresponde, pero creo que han capturado una adhesión ciudadana importante, su votación no es menor y el FA adquirió una relevancia que nadie la puede obviar. Pero tienen que resolver temas en su interior, porque en el FA conviven partidos y movimientos que más allá de sentirse lejos de la Nueva Mayoría, no tienen muchos aspectos que comparten sobre cómo debe caminar el país. Pero tengo confianza que de ahí salgan nuevos dirigentes para el país, son una mirada que puede ser refrescante siempre que no se pierdan y tengan la valentía y humildad de hacer alianzas y trabajar con otros.

Recién cumplió 71 años. Ha sido tres veces ministra, una vez intendenta, una vez subsecretaria...¿este es el fin de su carrera pública?

-Nunca he hecho mucha ingeniería de la vida. Riéndome digo que estoy tan cansada que me iré a tejer a la casa, pero seguramente en seis meses más tendré ganas de participar en alguna ONG, y si tengo salud o ánimo, puede ser, pero claramente al servicio público no. Creo que esto terminó, pero no terminaron los espacios donde uno puede colaborar y no me cierro a eso.

"No veo que venga una contrarreforma. No veo un peligro, sino que una continuidad"

En educación fue donde más se reflejó la división de la Nueva Mayoría, ¿cree que los 'matices' de la DC fueron un impedimento su gestión?

-No. Educación es un tema muy complejo, porque no hay nadie que no tenga opinión. La gente puede estar muy alejada de la política, pero todos tienen una conexión con la educación. Quizás en materias como energía hay menos opiniones personales, por ejemplo. Acá hubo problemas en las comisiones de posturas que eran muy intransigentes, a veces de gente incluso de la Nueva Mayoría, donde nos apoyó la derecha, a veces la intransigencia estaba en la derecha y el resto de alineó. Fueron situaciones cambiantes, no diría que fue la DC, la derecha, el PS, PC o PPD que se oponían en sí mismos, sino que hubo posturas adquiridas frente a leyes que aglutinó a la gente para un lado u otro. Por eso tuvimos que hacer un gran trabajo en el Parlamento.

De todas formas el bloque actuó desordenado, ¿cree que hubo deslealtad al programa?

-Es que los programas son los grandes lineamientos y nadie estaba en contra de eso. Pero cuando vamos al detalle, ahí aparecen las diferencias. Además, nos tocaron las elecciones, que siempre generan distorsiones. Por ejemplo, la elección de alcaldes, que chocó con la desmunicipalización, y la elección presidencial, donde la educación fue parte del debate.

Este jueves (hoy) se reunirá con el futuro ministro Gerardo Varela para coordinar el traspaso de mando, ¿teme que el próximo gobierno haga retroceder las reformas?

-Hay tantos temas pendientes en el país que, salvo algún aspecto puntual, no hay energía para volver a poner a educación como eje central de otro gobierno. Hay que terminar las reformas, son leyes de la República aprobadas transversalmente, y no veo que venga una contrarreforma. No veo un peligro, sino que una continuidad. Algunas políticas serán distintas, pero sólo una ley mata a otra ley. Además, no sólo se necesitan votos para hacer algún cambio, sino que también el convencimiento más profundo de que se puede ofrecer algo mejor, porque en educación los cambios son de mediano plazo, que no fructifican al día siguiente.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.