
Las fichas que aún mantiene Southern Cross en Chile
Este viernes, la gestora subastó su 11% de SMU en US$ 125 millones y desde hace dos semanas tiene a la venta una red de 100 estaciones de servicio que arrienda a Aramco. Southern Cross, que está en un proceso de venta de sus inversiones, en Chile tiene otras tres empresas: la firma de gestión de residuos Volta y dos empresas de infraestructura que nacieron de su inversión en Esmax: participaciones en Sonacol y SIAV.

La cruz del sur se está deshaciendo de sus posiciones en el sur. La gestora Southern Cross, un grupo de private equity de larga historia, tiene en desarrollo un proceso de venta de diversas inversiones en la región, lo que incluye también sus activos en Chile: hace dos semanas puso el cartel de venta a uno, este viernes enajenó el 11% de SMU, y aún mantiene otras tres fichas, una más grande que las otras.
Southern Cross es una marca registrada en el private equity. Fundada por el argentino Norberto Morita (hoy de 77 años) y el chileno Raúl Sotomayor (cumplió 60 en diciembre) en 1998 con un primer fondo de US$ 200 millones, en su larga historia han realizado muchas apuestas exitosas y otras no tanto. Con cuatro fondos en total y más de US$ 3.500 millones en inversiones, están deshaciéndose de sus activos para restituir dinero a sus aportantes. No hay ánimo de nuevos fondos, por la aversión de los institucionales a la región, por el fin de un ciclo, por el escenario internacional, por las etapas distintas de sus gestores.
En Chile, la lista de buenas inversiones incluye la empresa de telecomunicaciones Chilesat, la sanitaria Essbio, la energética GasAtacama, y la más reciente, la venta de la red de estaciones de combustibles Aramco. Entre las malas, la central Campanario o Ultrapetrol, en Argentina, rebautizada como Atria, de la que salieron este año.
Este viernes, desinvirtieron en otra compañía. Una muy buena salida para la que resultó finalmente una no tan buena inversión de Southern Cross: enajenó el 11% de SMU, la cadena de supermercados que controla la familia Saieh, propietaria de Copesa, empresa que edita La Tercera, en una subasta que se tuvo dos veces y media demanda y que aprovechó el upside de la acción, en su mejor momento en varios años. Se colocó a $ 180 por título. El 11% de SMU permitió a las AFP aumentar su exposición en la empresa: si al cierre de 2024 tenían el 15%, ahora agregaron otro 6%. Ya tienen dos directores. Fondos mutuos adquirieron casi el 4% y desde el exterior se compró un 1%.
Southern Cross recaudó $116 mil millones, equivalente a US$124,7 millones. Salió con el beneplácito del mercado financiero, pero resultó ser una mala inversión para sus aportantes.
No como la desinversión en Esmax, la distribuidora de combustibles transferida a Aramco que les dejó en la mano varios otros activos disponibles para la venta a futuro. En su página web, aún aparecen activas una decena de posiciones en distintos países de la región. En Chile, tres son las más destacadas.
La primera es una empresa creada en 2016 con el nombre de Arruí y que en mayo de 2018 adquirió su actual denominación: Volta SpA. Es un holding de manejo de residuos industriales con fuerte presencia en Santiago y que está en otras siete regiones del país, con más de 500 clientes, principalmente empresas, en todo el país. Una estrategia business to business, dirigido a industrias.
Al contrario de lo que hicieron con Esmax -comprar, reordenar y dividir activos-, la estrategia en Volta fue ir agregando operaciones a la primera empresa, ampliando su portafolio y sumando brazos. Hoy tiene ventas por unos US$ 50 millones al año y agrupa a empresas como Ecoser (residuos industriales peligrosos, que se sumó a Volta en 2016), Rilsa (Riles y aguas servidas, 2016); Ecobio (tiene el mayor relleno sanitario para residuos sólidos del sur, 2017) y Ecomaule (2019).
Su capital asciende a US$ 54 millones, según la última modificación societaria, de fines de 2024, y su directorio lo preside Raúl Sotomayor. También están Norberto Morita, Gonzalo Alende, Jaime Besa, todos socios de Southern Cross, y como externo, el exministro de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro Pablo Errázuriz.
Hace algunos años hubo otro ministro, antes y después de ser ministro: Juan Carlos Jobet fue gerente general de Volta por casi tres años, desde junio de 2016 hasta enero de 2019. En el primer gobierno de Sebastián Piñera fue ministro del Trabajo, y en el segundo, de Energía y Minería.
Las otras piezas de Southern Cross son al menos tres spin off de Esmax, uno oficialmente a la venta, los otros dos a la espera.
Apéndices del combustible
Nacida como West India Oil en 1913, fue la primera distribuidora de combustible en Chile. Más tarde mutó de nombre varias veces: fue Standard Oil Company, luego se llamó Esso y en 2008, Petrobras. Los brasileños estuvieron ocho años y dejaron Chile en 2016. Fue el momento de Southern Cross, que adquirió las operaciones de la empresa en Chile en US$ 470 millones.
Los gestores tomaron el control de la empresa el 1 de enero de 2017 y la reorganizaron por completo y renombraron como Esmax. Tras varios años de gestión, la vendieron a la saudita Aramco en US$ 400 millones. Visto a la distancia, podría parecer un mal negocio: nada más lejos de la realidad. En realidad, vendieron mucho menos de lo que compraron, porque de Esmax los Southern Cross generaron al menos tres spin off que aun mantienen.
Uno de ellos está ya en venta: Baker Comercial, la sociedad en la que agruparon casi un centenar de terrenos que arriendan para las estaciones de servicio a Aramco y que en 2023 Southern Cross no quiso vender a los sauditas. Ficharon a LarrainVial y CBRE para el proceso y se estima que la operación podría generar unos US$ 200 millones a los vendedores.
Hay otros apéndices de Esmax. Uno es el 22,2% de Sonacol, empresa que tiene una red de 465 kilómetros de oleoductos y a través de ella llega a la Región Metropolitana el 97% de los combustibles líquidos que la capital demanda. Es controlada por el grupo Angelini, con el 52,8%, a través de Copec y Abastible, y en la que participan también el grupo Luksic, con el 14,94%, vía Invexans; y ENAP, con el 10,06%.
Esta participación, sin embargo, podría ser más compleja de liquidar: los accionistas privados pusieron a la venta hace cinco años, en diciembre de 2019, sus acciones de Sonacol y otorgaron un mandato a Goldman Sachs, pero la presencia y el veto de ENAP han sido un disuasivo para la venta. “Al 31 de marzo de 2025, se mantiene el proceso de venta de la totalidad de las acciones de Sonacol”, dicen los últimos estados financieros de Empresas Copec.
En Sonacol, empresa que preside el exministro de Educación Gerardo Varela, Southern Cross repite a uno de los socios que negoció la venta de Esmax a Aramco: el ingeniero civil Jaime Besa Bandeira, además del abogado Juan León, de Claro & Cía. Esa participación es controlada ahora vía Infra Inversiones SpA.
El tercer spin off de Esmax y que se mantiene como activo de Southern Cross, es una participación en la Sociedad de Inversiones de Aviación Limitada (SIAV), donde tienen un 33,3%. Los otros dos tercios son, otra vez, de los Luksic, vía Enex, y los Angelini, vía Copec. La compañía presta servicios de recepción, almacenamiento y distribución de combustible de aviación en el Aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez de Santiago, y en su directorio Southern Cross está representada por Jaime Besa y Juan Juanet, expresidente de Esmax.
Las de Sonacol y SIAC son participaciones minoritarias en las que los compradores naturales son los socios, todos involucrados en el negocio. Pero si hay por fuera, tampoco es tan malo tener de socios a los Luksic y los Angelini. Son las fichas chilenas del fin de ciclo de Southern Cross.
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