Una nueva Constitución por la naturaleza y las personas


Pensar en una nueva Constitución que tenga al medio ambiente entre sus pilares o ejes estructurantes es una tarea que hoy no podemos eludir. La oportunidad que abre el proceso constituyente coincide, por un lado, con la urgente necesidad de tomar acciones más profundas y decididas para hacer frente a la crisis ambiental que golpea con fuerza al mundo y, por cierto, a Chile.

Una acelerada y masiva pérdida de biodiversidad, así como los impactos cada vez más palpables y crecientes del cambio climático, son parte de esta situación crítica que aún no se visibilizaba como tal 30 años atrás.

Por otro lado, la sociedad chilena también ha cambiado, mostrando hoy una alta sensibilidad y una conciencia transversal frente a los problemas ambientales.

El escenario, por tanto, es propicio para darle a la naturaleza y las personas el espacio o el lugar que merecen y requieren en una nueva Constitución.

Pero, ¿qué temas se deben incluir en esta Carta Fundamental? Como WWF apostamos a la incorporación de grandes temas o principios que posibiliten que el medio ambiente esté presente de forma integral, permeando la institucionalidad y las políticas públicas en su conjunto. Si hubiera que elegir cinco de estos tópicos, creemos que es imprescindible incluir la protección de la biodiversidad, el cambio climático, la escasez hídrica, el desarrollo sustentable y también la necesidad de reconocer nuevas gobernanzas en los territorios, con instancias de diálogo promovidas desde el Estado para alcanzar acuerdos y consensos a nivel de las comunidades.

Asimismo, el “derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, consagrado en la Constitución de 1980, creemos que debe ser actualizado, incorporando conceptos como el derecho a un medio ambiente sano, elemento esencial para una vida humana digna. No podemos olvidar que el aire, el agua, los alimentos y el clima dependen de ecosistemas sanos, diversos e integrales.

Complementariamente, la nueva Constitución debiera garantizar el deber del Estado y las personas naturales y jurídicas de proteger el medio ambiente. Si bien estos elementos deberían tener una especial prioridad en el texto, la Constitución debe estar alineada con otros instrumentos como leyes, reglamentos y tratados internacionales que efectivamente permitan garantizar el desarrollo sustentable de los territorios. Esta es una de las conclusiones que sacamos del informe “Medio ambiente y protección de la biodiversidad en las Constituciones del mundo”, un análisis de WWF Chile sobre cómo se aborda lo ambiental, la biodiversidad y el cambio climático en 30 Constituciones a nivel global.

Otro punto relevante es, a nuestro juicio, no detenerse en excesivos detalles o especificidades, considerando que los temas ambientales evolucionan rápido –veamos el cambio climático, por ejemplo-, por lo que se hace necesario tener un margen razonable de flexibilidad para abordarlos en forma adecuada hoy y también en el futuro.

Considerar estos elementos dentro de los principios esenciales de la nueva Carta Fundamental debería asegurar su incidencia transversal en las políticas públicas y la institucionalidad del Chile de las próximas décadas.

*Director de WWF Chile.

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