Las otras ganancias para Chile al recibir la Fórmula E

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Versión del Santiago E-Prix de 2019. Foto: Laura Campos / La Tercera.

Investigadores, científicos y actores relevantes en el mundo de la electromovilidad en Chile analizan el impacto cultural que ha tenido la competencia de autos libre de emisiones más importante del mundo, y que se llevará a cabo por tercer año consecutivo en Santiago el próximo sábado.


“Antes de que la Fórmula E se realizara en Chile, la percepción era que los autos eléctricos eran lentos, casi como para que los viejitos fueran al supermercado. Ahora se ha demostrado que éstos son rápidos, eficientes y cool”. Esa es una de las percepciones de ex piloto nacional de Fórmula 1, Eliseo Salazar, al referirse a la popular competencia mundial de electromovilidad, conocida como Fórmula E y que tendrá su tercera fecha en Chile el sábado 18 de enero. “Esta competencia nos ha permitido entrar a una elite de países que más que por su tamaño, son claves en el crecimiento de este mercado. Al final del día todos los autos del mundo serán eléctricos y Chile ahí será relevante”, opina Salazar, quien también es promotor del E-Prix de Santiago. La Fórmula E, que cuenta con seis ediciones en todo el mundo, desde su nacimiento tuvo como objetivo demostrar el potencial de la movilidad limpia y sostenible frente a los contaminantes vehículos a combustión. Y la historia de su gestación y masificación no deja de revelar anécdotas interesantes. Todo empezó la tarde del 3 de marzo de 2011 con unas pocas palabras escritas en una servilleta en un restaurante en París, en una reunión entre el actual presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Jean Todt, y el empresario español Alejandro Agag, en la cual nació la idea de convertir una competencia eléctrica callejera en un referente del automovilismo. Ambos sabían que crear el primer campeonato internacional de monoplazas eléctricos del mundo podía ser un buen negocio, pero también, una buena instancia para generar promoción y educación sobre una industria que podía convertirse en salvavidas en un mundo amenazado por el cambio climático. Su debut mundial fue en el parque olímpico de Pekín en 2014, y desde entonces, no sólo ha sido un espectáculo de atracción masiva, sino también, el momento en que marcas y escuderías ponen a pruebas sus nuevos “inventos”. [caption id="attachment_494749" align="alignnone" width="640"]

Imagen referencial de una fecha de la Fórmula E. Foto: Archivo La Tercera.[/caption] “Tal como ocurre con la Formula 1, este tipo de eventos van empujando la generación de nuevas tecnologías que luego pueden ser transferidas a los vehículos comerciales, lo que beneficiaría a los usuarios. Entre ellos el diseño de mejores baterías y de mejores cargadores”, analiza el Doctor en Ciencias de la Ingeniería y académico de la Universidad Católica, Javier Pereda. “La Fórmula E es un espectáculo de clase mundial y tenerlo en Chile genera una señal muy potente porque promueve con fuerza la idea de electrificación del transporte y su masificación. Esto se ve reflejado en cómo se han ido sumando grandes marcas de vehículos en cada una de sus temporadas”, agrega.

Chile, una vitrina

El próximo sábado 18 de enero esta competencia tendrá una nueva fecha en el país, denominada como E-Prix de Santiago. Esta se lleva a cabo nuevamente en el parque O’Higgins y a la fecha se han vendido más del 80% de las entradas.

"Para nuestro país esta industria será muy relevante en un futuro cercano".

“La Fórmula E se corre en las principales ciudades del mundo como Roma, Paris, Londres, Nueva York, Berlín y también en Santiago de Chile. Esa es una señal súper potente porque para nuestro país esta industria será muy relevante en un futuro cercano. Sólo hay que pensar que un auto eléctrico usa 4 veces mas cobre que un motor tradicional, lo que sin duda tendrá implicancias espectaculares en nuestra economía cuando se masifique aún más esta tecnología. Sin contar que además los vehículos eléctricos utilizan baterías de litio y que nosotros somos unos de los principales productores de esta materia prima”, asegura Salazar. Por su parte, el director de Proyecto Electromovilidad Experimental en la U. Técnica Federico Santa María, Javier Eguren, hace hincapié en la vitrina del mercado mundial que Chile tiene con esta competencia. “Creo que la Formula E ha ayudado a posicionar a Chile en el mundo como un país que entiende de esta tecnología y de la importancia de estos cambios. Además, nuestro país está en un excelente pie en el mercado de la electromovilidad porque tenemos materias primas que se utilizan en la fabricación de baterías de alta autonomía además de una altísima radiación solar que sirve para generar energía eléctrica limpia lo que se relaciona con la motivación inicial de esta tecnología”, dice Eguren. [caption id="attachment_918820" align="alignnone" width="640"]

Cuarta fecha de la Fómula E en su campeonato 2019, realizada en el Parque O'Higgins. Foto: Alastair Staley / LAT Images.[/caption] “Además, la Fórmula E permite que la ciudadanía en general pueda tomar conciencia de todo esto y de lo bien posicionado que está el país en esta industria”, agrega el académico. Por su parte María José Sáez, Subgerente de Marketing BMW, y una de las marcas que históricamente ha participado en la Fórmula E tanto en asistencia como en competencia, señala que este tipo de eventos permite acercar esta tecnología a un nuevo público de forma distinta. “Masificar la movilidad “verde” es clave porque contribuye con la disminución de los niveles de contaminantes en el aire por sus bajas o nulas emisiones. A nivel global, el mercado de autos eléctricos ha tenido un gran impacto, y si bien Chile no está a la par con otros países debido, sí representa un área de interés entre los consumidores, quienes son cada vez más conscientes del impacto que tiene el transporte en el medio ambiente”, dice. Asimismo, destaca el aumento que ha tenido la venta de vehículos híbridos y eléctricos, que ha crecido un 58% durante 2019 respecto del año anterior, según datos del gremio.

Democratizar la competencia

Según Javier Eguren de la Universidad Técnica Federico Santa María, el impacto de la Fórmula E ha sido positivo, pero en particular en la Región Metropolitana, por lo que opina, se deberían realizar esfuerzos para llevar la competencia a regiones de forma de democratizar la electromovilidad. “Esto además va de la mano de la creación de conciencia con temas de cambio climático, de contaminación atmosférica y acústica. Pero para democratizar más la electromovilidad hay que hacer participes a los diferentes entes que trabajan en torno a esto, desde universidades en su rol de formación, hasta políticas públicas de los gobiernos, con investigación y desarrollo de una industria asociada a esta tecnología”, afirma. En este sentido, el experto opina que una forma de disminuir los altos costos de los vehículos eléctricos “podría ser fabricándolos acá”, señala.

El aumento que ha tenido la venta de vehículos híbridos y eléctricos es de un 58% durante 2019, según datos del gremio.

Similar es la opinión de investigador Javier Pereda de la U. Católica, quien agrega que si bien este evento promueve la electromovilidad en Chile y crea una cultura al respecto.  “Desde que la competencia llegó a Chile, he notado cómo la gente empezó ha hablar más de electomovilidad, a leer y ver videos sobre el tema”, dice. Además, agrega que una forma de aumentar la poca penetración de vehículos eléctricos en países en desarrollo como Chile es la reconversión a eléctricos. “Lamentablemente nuestra ley y normativa lo impiden en modelos posteriores al año 1992. Debemos trabajar en regularizar esto para dar cabida a la reconversión de vehículo usados pero de forma regularizada y bajo estándares de seguridad”, aclara.

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