Personal y más adulta: así es la nueva comedia de Gonzalo Badilla

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En su primera cinta como director en solitario, el mayor de los realizadores de Mamá ya crecí aborda la familia y el clasismo, con un elenco liderado por Nicolás Poblete.


En el momento que sus objetivos se ampliaban e incluso empezaban a soñar con planes en el extranjero, se produjo la caída. Críticas duras y la frialdad del público, que había respondido con entusiasmo en sus aventuras cinematográficas previas, acompañaron el estreno de Maldito amor (2014), el homenaje en clave de comedia que los directores, guionistas y hermanos Gonzalo y Sebastián Badilla hicieron al género slasher y a títulos como Scream. "Era un sueño, porque cuando chicos hacíamos nuestras propias versiones de películas de terror, conmigo detrás de cámara y el Seba actuando", dice el mayor de la dupla. "Pero lo único que funcionó fue que quedó seleccionada en el Festival de Sitges".

Cuatro años después, ya lejos de ese filme que el menor de los Badilla protagonizó junto a Raquel Calderón, Trinidad de la Noi y Steffi Méndez -a partir del que incluso querían hacer una trilogía-, hay un evidente cambio de rumbo en la carrera de los hermanos que partieron con El limpiapiscinas en 2011, cuando Gonzalo había terminado de estudiar Derecho y Sebastián aún estaba en el colegio. Ahora, en particular, hay nuevas experiencias y un modo distinto de encarar las películas, que pretenden inaugurar con el estreno de No quiero ser tu hermano, la comedia que estrenan el 3 de enero y con la que aspiran a reconquistar la taquilla.

"La sentimos como si fuera la primera de todas", sostiene Gonzalo Badilla (32), una afirmación que tiene múltiples raíces. Lo más fundamental es que, a diferencia de las cintas previas -El babysitter (2013), Mamá ya crecí (2014) y Maldito amor-, la dirección la asume en solitario, sin su hermano. Lejos de algo traumático, las piezas se reacomodaron de manera natural, alimentado porque mientras uno entró a estudiar Dirección en el American Film Institute (AFI), Sebastián se instaló en el UCB Comedy, ambos en Los Angeles, California, y durante dos años.

"Ahí pasó que se separaron los roles. Nos enfocamos netamente en lo que a cada uno le gustaba: yo estar detrás de las cámaras y él solamente actuar", explica Gonzalo, junto con revelar el otro factor determinante en su nueva incursión en cine, que esta vez protagonizan Nicolás Poblete y Dayana Amigo. "El guión nació cuando mi hermana nos fue a visitar a Los Angeles. Tuvimos un periodo de vacaciones y ella al llegar nos contó que se iba a separar. Fue sólo un fin de semana que estuvimos juntos, pero lo lloramos todo. Luego con el Seba dijimos: esto es una película. La relación entre hermanos es algo con lo que cualquiera se puede identificar. Y antes de volver, la escribimos".

En la cinta, que considera "la más personal de todas nuestras películas", la historia se detona a partir de la explosiva aparición de Coni (Dayana Amigo), que sin avisar irrumpe en la casa de su hermano, Johnny (Nicolás Poblete), alterando los planes que este tiene junto a su futura esposa, Marité (Andrea García-Huidobro). Pero, además, a partir de ahí se tensa el confort que ha alcanzado en su trabajo, ante la familia de su pareja, y un entorno que lo conoce únicamente como "Andrés".

"Chile y la sociedad en sí te ponen una serie de reglas que tienes que seguir: estudiar una carrera tradicional, adquirir un buen auto, una casa. Todas esas cosas quisimos plasmarlas en al guión", dice, complementando: "Las películas que hicimos antes fueron súper rápidas, una tras otra, como una saga de cuatro películas, pero aparte, eran muy similares, lo que pasaba era 'chico se enamora de chica'. Pero esta no es una comedia romántica clásica, es una comedia dramática".

Otro punto que distancia a No quiero... de sus predecesoras es la conformación del elenco, que en este caso va de Fernando Larraín a Susana Hidalgo, pasando por Mariana Di Girolamo, Lucas Balmaceda y Julio Jung. "En las otras contábamos con actores, pero también con personas que no lo eran, y el trabajo, más allá de ser peor o mejor, era diferente. Ahora si queríamos hacer una película que requería una carga emocional más power, había que darle el rol a gente que pudiera dedicarle el tiempo que esto necesita y crear los personajes como de verdad tienen que crearse".

Dentro de esa galería de personajes está el menor de los Badilla en un rol secundario, como un joven que junto al personaje de Balmaceda buscan aportar dosis de humor. "El Seba no lo estaba pasando bien siendo protagonista. El personaje que hizo en las cuatro películas era bien similar , por lo que esta vez le interesaba algo distinto. Y siempre le ha apasionado la comedia, entonces él quería ser un personaje que fuera permanentemente ese recurso. No quiero... la disfrutó mucho más que cualquier otra, porque pudo enfocarse en lo que él quería, que era actuar", dice Gonzalo.

"Fue una catarsis, cien por ciento. Yo nunca lo había pasado tan bien ni había llorado tanto como haciendo esta película", añade. Y ante proyecciones de espectadores, comenta: "Ojalá que vean que es una propuesta distinta a lo que hicimos, si avanzamos o retrocedimos, no sé, pero que vean que es diferente".

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