Frédéric Chambert, el irreductible galo del Municipal

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El director ejecutivo del teatro lírico más importante del país lleva tres años y medio en un cargo que por contrato dura seis. En medio de la crisis financiera del coliseo, sus detractores dicen que es autoritario, mientras sus cercanos admiran su cultura y franqueza.


Cuando Frédéric Chambert (1960) fue presentado como el nuevo director del Teatro Municipal en agosto del 2015 dijo en su fluido español con acento francés que tenía una relación de "al menos 40 años" con Chile. Aludía a que mientras estaba en la secundaria en el Liceo Paul Cézanne de su ciudad natal de Aix-en Provence, su profesora de español le había dado a conocer la canción "Te recuerdo Amanda" de Víctor Jara. Años después, conocería más de nuestro país, o al menos más sobre un autor local, gracias a la lectura de España en el corazón, el poemario de Pablo Neruda sobre la Guerra Civil Española.

Aludiendo a la obra del Premio Nobel y con gran retórica, Frédéric Chambert afirmó que él llevaba a "Chile en el corazón". Cuatro meses más tarde, en enero del 2016 empezó a dejar la dirección del Teatro del Capitolio de Toulouse en Francia y comenzó a instalarse en nuestro país. Han pasado tres años y medio desde que está cargo del Teatro Municipal y se podría decir que su relación con Chile no ha sido precisamente la mejor. Al menos, no con los artistas locales.

Nacido en la bullente y turística región de Provence-Alpes-Côte d'Azur, Frédéric Chambert mantiene un contrato por seis años con el Teatro Municipal, la misma cantidad de tiempo que estuvo al frente del Capitolio de Toulouse. La crisis financiera que explotó el 17 de julio con el despido de 59 trabajadores del Municipal se expresa en una deuda sobre los 6 mil millones de pesos y los dardos han apuntado al ejecutivo francés entre otras razones porque cuando asumió, el débito era sólo cercano a los $ 1.500 millones.

Graduado en Letras, Filosofía y Ciencias Políticas en la Universidad de La Sorbona, donde fue alumno de Armando Uribe, Chambert no tiene en la práctica un sueldo mayor al de su predecesor Andrés Rodríguez: su salario equivale a $ 10.488.678, según el propio Teatro Municipal. Es más, durante su administración se eliminó el cargo de director de Cuerpos Estables, que antes estaba en manos de Andrés Pinto, estrecho colaborador de Rodríguez. Ahora Chambert realiza ambas labores.

Con un currículum que exhibe entre sus distinciones ser Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de su país, el francés dejó atrás a 20 postulantes nacionales e internacionales a la dirección del Municipal. Sus credenciales como ex asesor cultural del gobierno de Jacques Chirac y coordinador artístico de la Opera de París lo avalaban con holgura.

Uno de los miembros del directorio en ese momento y actual consejero del teatro es el abogado Enrique Barros, ex director del CEP y operático de toda la vida. Él dice: "Frédéric Chambert era la única persona a la altura de Andrés Rodríguez para asumir este cargo. Él estaba terminando su período en Toulouse, habla perfecto español y tras haber pasado por dos casas de ópera muy importantes ha mantenido un gran nivel de contactos y relaciones".

También en el directorio del año 2015 estaba Luisa Durán de Lagos, quien quedó igualmente impresionada por el currículum del francés. "Es un hombre de extraordinaria cultura escénica y musical, y además tiene muchas relaciones con artistas en todo el mundo", apunta la ex primera dama sobre Chambert, que ha traducido al francés al escritor uruguayo Horacio Quiroga.

Francés sin filtro

A pesar de que el ex director del Capitolio de Toulouse llegó al Municipal con una fama que le precedía, entre los dirigentes sindicales existe el diagnóstico de que Chambert no está a la altura del cargo.

Una de las voces más críticas es la de Jaina Elgueta, presidenta del sindicato del coro. "Nos entran dudas de cómo fue evaluado", comenta la dirigenta, que es contralto. Ella apunta también a que el trato del ejecutivo tiende a ser "déspota e inestable" con los trabajadores. "Pierde el control fácilmente y se exaspera. Eso repercute en todos nosotros", agrega.

Su franqueza en el intercambio de opiniones le puede jugar malas pasadas. Para sus conocidos, es una forma de ser típicamente francesa que contrasta con las sonrisas fáciles locales. El capítulo más conocido fue en agosto del año pasado, cuando dijo en el Congreso que la carrera de la soprano chilena Cristina Gallardo-Domâs "estaba acabada por descuidar la voz". Se sabe, además, que el alcalde Felipe Alessandri mantiene una relación correcta con él, pero también que su transparencia verbal le ha traído dolores de cabeza.

En su defensa, la periodista y ex miembro del directorio del Teatro Municipal María Inés Silva subraya que Chambert "es una persona que dice lo que piensa y, en este país, eso puede traer problemas". Y agrega: "Tiene carácter, discute y puede ser intenso, pero al mismo tiempo cuando recién llegó me consta que su interés por el país era sincero. Creo que es injusta la imagen que se ha construido en el sentido de que desprecia a los artistas chilenos".

Quien también fue miembro del directorio en la época de su llegada al Municipal es Matías Rivas, escritor y editor de publicaciones UDP. Cree que Chambert debería abrirse a nuevas audiencias: "En momentos de poca plata no hay que ser ortodoxo. Debería incluirse música popular en el Municipal, como pasó con Cerati en el Colón de Buenos Aires". Sus palabras tienen relación con los gustos de Chambert, quien no es partidario de shows populares en el recinto.

Hombre de evidentes gustos literarios (dice ser amigo del escritor francés Jean Echenoz), Frédéric Chambert suele escaparse a calle San Antonio, en la vereda lateral del Municipal, para desatar tensiones y fumar algún cigarrillo. Tampoco tiene problemas en comer una comida callejera que le apetezca, llevarla a casa y ofrecerla a algún invitado, como lo ha hecho con las arepas venezolanas.

No se le conocen demasiados cercanos en el país, pero se sabe que entre sus conocidos de confianza está Francisco José Folch, ex miembro del directorio y ex subdirector de Opinión del diario El Mercurio. También, que es afín a la derecha liberal francesa. En fin, es probable que aún siga siendo un enigma, como reconoce Jaina Elgueta. O, parafraseando a Astérix, "un irreductible galo".

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