Rush: Neil Peart, antirockstar superestrella

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Neil Peart, el fallecido baterista de Rush que odiaba la adulación, dejó huella entre amigos y admiradores junto a una devoción local de bateristas que analizan su obra.


I

Hombres maduros lloran frente a la cámara y suben desconsolados videos a YouTube. Otros llaman a programas radiales en Estados Unidos como el de Eddie Trunk, conductor del desaparecido That metal show de VH1, y se derrumban. El ex Skid Row Sebastian Bach se pregunta por qué ha derramado lágrimas por una persona que no conoció. En la comunidad rockera ya se habla de dónde-estabas-cuando-supiste como generaciones previas recuerdan la muerte de Kennedy. Decenas de artículos y columnas en The Guardian, The New York Times, The Washington Post y The New Yorker analizan al artista que sucumbió a un cáncer cerebral el 7 de enero y su obra dividida entre la maestría tras la batería, y una trayectoria lírica y literaria más propia de un intelectual que del estereotipo del rockero demoliendo hoteles. El hombre que escribió "no puedo fingir que un extraño es un amigo muy esperado" en Limelight, un clásico del repertorio Rush en torno a la fama y la privacidad, ha causado profundo impacto con su muerte entre estrellas de rock y millones de fans. En una época donde las figuras del espectáculo han difuminado más que nunca los límites de lo público y lo privado, el músico hizo fama por mantener a resguardo su intimidad. El título de mejor baterista del mundo le incomodaba porque su ética no consideraba la maestría como un punto final.

Tras perder en menos de un año a su hija y esposa a fines de los 90, Peart dejó las entrevistas junto a Rush para evitar preguntas sobre el duelo que le llevó a recorrer en motocicleta Norte y Centroamérica. Sin embargo, nunca dejó de hablar con los medios, publicar libros, artículos y sostener intercambios epistolares con amigos y cercanos.

Peart se presentó ante el editor Lesley Choyce como alguien que tocaba en un "combo rock" sin mencionar a Rush. Choyce quedó impresionado con el borrador de The Masked raider (1996), el primero de una decena de títulos con su nombre, y aún más cuando descubrió que el autor era una celebridad musical. Durante años establecieron una cercanía propia del mundo de las letras. "Fue el tipo de relación literaria que los escritores británicos tuvieron en los siglos XVIII y XIX", reveló Choyce a comienzos de semana. El editor estaba al tanto del cáncer cerebral que afectaba a Peart. El 21 de marzo del año pasado, el día de su cumpleaños, recibió un mail de saludo de su amigo como de costumbre. El artista solía restar importancia a la enfermedad, "pero ahora estaba escribiendo para decirme: 'Las noticias de este fin son... sombrías', junto con una nota sobre estar agradecido por no sentir dolor".

II

El baterista Kenny Aronoff, de enorme currículo incluyendo John Mellencamp y The Smashing Pumpkins, participó del segundo volumen del proyecto Burning for Buddy, el homenaje que Peart rindió al astro del jazz Buddy Rich en los 90. Reclutó a la realeza de la batería y Aronoff fue el último en grabar. "Era más alto de lo que esperaba", escribió en Billboard. "Era flaco y se veía genial, muy delgado, elegante". Terminadas las sesiones en Quebec, Peart lo invitó a carretear. "Manejamos uno de sus geniales autos. Tenía autos viejos impecables con la capota abajo escuchando jazz. Llegamos a su hermosa casa en una colina en el bosque. Había un lago allí afuera, y él lo apuntó y dijo: 'Soy dueño de esa isla, y mi esposa e hija', que lamentablemente fallecieron más tarde, 'van y acampan y hacemos clave Morse de ida y vuelta'. Nos sentamos, tomamos un poco de whisky, un par de caladas de porro y escuchamos los dos CDs de Burning for Buddy y nos reímos y comentamos cómo tocaron todos estos grandes bateristas". Aronoff sabía de la enfermedad. Cuando intentaron cenar el año pasado su condición de salud no lo permitió. Según Aronoff, Peart estaba desanimado, porque tras el fin de Rush se había consagrado a su familia y la escritura. El cáncer apareció justo cuando iniciaba una nueva vida junto su segunda esposa, Carrie Nuttall, y la hija de ambos, Olivia, nacida en 2009.

III

Aunque Peart no participaba de encuentros con fans, tenía la costumbre de responder cartas de puño y letra, como escribía las letras de Rush con caligrafía de mateo junto con ilustrar los versos. Cuando empezó a usar computadores en los 80 para redactar, el cantante y bajista Geddy Lee resintió la falta de dibujos. Le inspiraban.

El baterista Mike Portnoy no solo fue fan, sino también amigo. Hace unos días, rompió en llanto al repasar la correspondencia sostenida por años. "Cada vez que recibía un mail de él era muy largo y entraba en muchos detalles de lo que estaba pasando. El último que recibí fue hace poco más de un año, de vacaciones con una foto de él con un sombrero de Papá Noel y algunas fotos con su hija Olivia. Siempre me enviaba fotos de ellos vestidos para las vacaciones o leyendo libros juntos y cosas así". Jimmy Johnson fue amigo desde niño con Peart y por décadas se desempeñó como técnico del guitarrista Alex Lifeson. Entre risas, Johnson decía que seguían siendo cercanos porque tempranamente decidieron "que nunca iba a montar su batería, porque ese podría ser el final de nuestra amistad".

IV

1977. Scott Travis es un quinceañero en Norfolk, EE.UU., y está pegado con la batería que instalan de esta banda canadiense que desconoce, Rush, en un show encabezado por Kansas. Geddy Lee, Alex Lifeson y Neil Peart irrumpen. Scott queda impactado. Cuando sale del concierto lamenta que la disquería local no esté abierta. Al día siguiente compra All the world's a stage (1976), el álbum en vivo cuyo título cita a Shakespeare. Scott se fanatiza con Rush. Asiste a un show de la gira Hemispheres y ronda los buses del tour junto a un par de amigos. Aparece Neil Peart. Scott se acerca y estrecha su mano.

"Hombre, solo quiero decirte que creo que eres genial".

Scott Travis, el baterista de Judas Priest desde 1990, admira la manera en que Neil Peart condujo su carrera, "(...) el hecho de que era un poco invisible y quería que su vida personal se mantuviera separada de su vida mediática, si se quiere, o la vida musical (...) hoy en día todo el mundo quiere que todo sea conocido y documentado y filmado, el efecto Kardashian. Por supuesto (Peart) fue la antítesis de eso".

Hablan los bateristas chilenos

Marcelo Filippi | Javiera y Los Imposibles

"Me gusta mucho la etapa más eléctrica hi fi de Rush desde el 82 en adelante. "Distant early warning", siempre me ha encantado el arreglo por la fluidez. Comienza con un patrón casi reggae con el bombo en el tiempo 3 y pequeños adornos en los toms altos, para luego a medida que pasan los versos lo va cuadrando hasta transformarlo en un beat de 4/4 pop rock".

Felipe Metraca | Cómo Asesinar a Felipes

"Me llama la atención cuando los músicos son talentosos pero ponen ese talento en virtud de la canción. Rush lo hacía y "Tom Sawyer" cumple con eso. Cuando vi a los Beastie Boys en Santiago y Mix Master Mike, el DJ, empezó a hacer scratch con "Tom Sawyer" quedé sorprendido. Era casi la antítesis que en un show de Beastie Boys se escuchara Rush pero de alguna forma funcionaba. El beat es sencillo pero tiene mucha onda".

Cristóbal Rojas | Mandrácula, La Banda del Capitán Corneta

"Le dio a la batería un nivel de protagonismo en el rock como nunca antes había escuchado. La manera como orquestaba las canciones le daba un concepto totalmente distinto. No solo llevaba el groove, sino que también se podía cantar e interpretar desde la batería. Elijo "Limelight". Transita entre 7/4 y 3/4 para lo cual, de manera magistral, desplaza el beat logrando que el 7/4 fluya. La melodía de la canción brilla mucho más dándole una tremenda musicalidad".

Bruno Godoy | Sinergia

"Marcó un precedente para los bateristas modernos, un eslabón en el desarrollo de la batería en cuanto a sonido, el uso de los tambores y la electrónica. Crecimos con un bombardeo de buenos intérpretes y creadores, pero era más que eso. Me quedo con varias, "Tom Sawyer", "The Spirit of radio", "La Villa Strangiato" y muchas otras, por no decir todas, cuentan con una riqueza entre ritmos, arritmias, contratiempos. Su trabajo es superamplio".

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