Culto

El día en que Chile robó por sorpresa los barcos de la escuadra del Perú en el Callao

Fue en medio de la noche del 21 de agosto de 1836 cuando el coronel Victorino Garrido llegó al Callao y apresó a las naves de la escuadra de la Confederación Perú-Boliviana, esto por orden del poderoso ministro Diego Portales. ¿Cómo ocurrieron los hechos? Acá lo contamos.

El día en que Chile robó por sorpresa los barcos de la escuadra del Perú en el Callao

Fue una acción rápida y sigilosa. En medio de la noche cerrada del 21 de agosto de 1836, un hombre realizó una proeza tan audaz como sorpresiva. Tomó los barcos de la escuadra del Perú (por entonces, parte de la Confederación Perú-Boliviana) y se los llevó. Como quien toma un billete caído en la calle. ¿El nombre del personaje? Uno que los anaqueles de la historia han dejado en el olvido: Victorino Garrido (en la foto principal).

¿Quién era él? Responde a Culto el historiador Rafael Mellafe, especialista en Historia Militar. “Garrido es el típico personaje de la primera mitad del siglo XIX, fue político, diplomático, militar, hasta periodista. Nació en España y llegó a Chile en 1818 con las últimas tropas españolas que intentaban sofocar la ‘revolución independentista’ en Chile”.

Si bien llegó a nuestro país a defender la causa del rey, poco a poco, Garrido comenzó a contagiarse de los ideales de la emancipación. “Se sintió atraído por los ideales libertarios de los patriotas y se sumó a las fuerzas de O’Higgins. Fue amigo y consejero de O’Higgins, José Joaquín Prieto, Diego Portales y de Manuel Bulnes. Incluso llegó a ser Jefe de Campaña de Manuel Montt. Todo un personaje”.

Diego Portales

Fue el ministro Diego Portales Palazuelos, el hombre más poderoso de Chile en su tiempo, triministro del Interior, Relaciones Exteriores, Guerra y Marina, el que citó al coronel Victorino Garrido para darle una misión peligrosa, y también clave. “Portales sabía que la unión de Bolivia con Perú era un peligro para Chile. Por tanto, pensó en lo que hoy llamaríamos ‘guerra preventiva’ y la primera fase de esa guerra era la de eliminar la Armada Confederada -señala Mellafe-. Ordenó el zarpe del Aquiles y de la Colo Colo, al mando de Garrido, para capturar las naves de la confederación y de esta manera negar el dominio de la ruta marítima".

Es decir, Portales buscaba una guerra contra la Confederación -bajo el mando del Protector Andrés de Santa Cruz-, y antes que esta se declarase decidió simplemente actuar sin una declaratoria de guerra formal. Por eso mandó a Garrido al Callao para apresar dichas naves.

“La Aquiles llegó al Callao el 21 de agosto de 1836 y después de efectuar un reconocimiento, se organizó un ataque -cuenta Mellafe-. En la noche, se desprendieron botes del navío chileno y se capturó, sin oposición a la barca Santa Cruz. Se arriaron los botes y se la remolcó a la Isla de San Lorenzo. Luego fue abordado el Arequipeño y la goleta Peruviana, también sin oposición”.

“A la mañana siguiente se procedió a distribuir la marinería entre las naves capturadas, pero grande fue la sorpresa cuando la gran mayoría de los tripulantes originales manifestaron su deseo de servir a Chile. En la noche se capturaron los 3 buques principales confederados”.

Andrés de Santa Cruz, el protector de la Confederación Perú-Boliviana.

Las consecuencias de la acción pronto se hicieron notar. “Al enterarse Santa Cruz de la pérdida de 3 naves, montó en cólera (no es para menos) y mandó a apresar al diplomático chileno acreditado en Lima, Ventura Lavalle, quien semanas después logró su libertad gracias a las gestiones de don Bernardo O’Higgins”.

El gobierno de Nor Perú envió una nota de protesta al comandante de la fuerza chilena, coronel Victorino Garrido, acusándolo de piratería. Mediante gestiones del cónsul británico, míster Bedford Hinton Wilson, se logró que Garrido tuviera una entrevista con el Protector Santa Cruz. Santa Cruz pidió las naves de vuelta, pero Garrido se negó. Se llegó a un acuerdo en que no se apresarían más barcos de la confederación y que se retirarían de las costas del Perú llevando las naves capturadas, pero flameando la bandera peruana”.

Al regresar, el gobierno de Chile no ratificó el acuerdo y Portales envió a otra flota para capturar más barcos, pero a esta se le negó la entrada al Callao. Sin embargo, el ministro no se conformaría, y el 28 de diciembre de 1836, logró que el gobierno declarara formalmente la guerra. Pero esa es otra historia.

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