Culto

Quilapayún sin barbas y sin ponchos: el íntimo ensayo de la Cantata Santa María de Iquique con voz de mujer

Culto asistió a un ensayo de la versión inédita y paritaria de la Cantata Santa María de Iquique, que incluye destacadas voces femeninas en vivo. El montaje conmemora los 60 años de la banda y se estrenará en octubre en Santiago y Viña. La propuesta incluirá imágenes inéditas de la pampa salitrera y la narración de Francisco Melo.

Fines de julio. Llovía fuerte. El primero en llegar fue el ‘Quila’ Ricardo Venegas, sin paraguas ni parka, solo con una chaqueta ligera y unos zapatos elegantes de cuero que, según sus palabras, no debían mojarse. Se apostó a la entrada de la casa con su guitarra en una funda, intentando protegerse del agua.

Después llegó María José Quintanilla, cubriéndose la cabeza con una parka y protegiendo un tejido que tomaba la forma de un chaleco para guagua. “Es para una amiga”, aclara de inmediato.

Ambos tocan el timbre con insistencia, pero nadie abre la reja. La maleza salvaje oculta las ventanas del Estudio Caja Negra, oculto en una esquina de Ñuñoa. Entre gritos de “aló” y llamadas, se abre la puerta. “Estábamos con baterías, no escuchamos”, dicen desde dentro.

Los músicos entraron al estudio para el ensayo. Hacía calor. Ricardo y “Cote” Quintanilla comenzaron a disponer las sillas en círculo: eran nueve en total, siete mujeres y los dos miembros de Quilapayún.

Los demás fueron llegando a gotera. Amaya Forch, Ismael Oddó, Javiera Parra, Elizabeth Morris y Magdalena Matthey se fueron sumando al grupo, en medio de abrazos y saludos cariñosos.

Magdalena se sacó los zapatos mojados, María José seguía tejiendo, Amaya se instaló con su guatero y Ricardo e Ismael se acomodaron con sus guitarras.

Colombina Parra llegó de pronto y se sumó rápido, desplegando un block de dibujo grande en el suelo. En él, estaban escritos a mano fragmentos de la Cantata.

Ya había empezado el ensayo cuando notaron el llamado telefónico de Ema Pinto. Inmersos en el canto, con las voces en lo alto, las guitarras al unísono y la lluvia, no habían advertido que la actriz estaba esperando fuera. “¡Llegó como Mary Poppins!”, dijeron, aplaudiendo su paraguas, su falda y su alegría.

Ahora sí, estaban casi todos. Aún faltaban los otros integrantes de Quilapayún, algunos desperdigados por diferentes puntos del mundo. Eso sí, el ensayo sonó sólido y prometedor: la próxima Cantata Santa María de Iquique con voz de mujer ya tomaba forma.

Conciertos únicos

Compuesta por Luis Advis en 1970, la Cantata Santa María de Iquique narra la matanza ocurrida el 21 de diciembre de 1907, en la escuela del mismo nombre, donde cientos de trabajadores salitreros fueron asesinados mientras exigían mejores condiciones laborales.

La obra tiene larga historia. Los integrantes de Quilapayún y el actor Marcelo Romo le dieron voz a los obreros pampinos en 1970, en tres presentaciones en el antiguo teatro La Reforma, hoy la sala Isidora Zegers. Se convirtió en un emblema de la Nueva Canción Chilena.

Este año volverá a los escenarios el próximo 17 y 19 de octubre, en el Teatro Caupolicán y el Teatro Municipal de Viña del Mar, respectivamente (Puntoticket). El motivo: la celebración de las seis décadas de trayectoria de Quilapayún, insigne grupo musical chileno.

En esta ocasión, la novedad es la presencia de destacadas artistas chilenas.

En 2020, durante la pandemia, esta propuesta fue presentada en formato streaming, con la participación de Ana Tijoux y bajo el nombre de Vamos Mujer. Sin embargo, en octubre será la primera vez que el concierto “paritario” será presentado en vivo y con público.

“Nunca ha salido en vivo, es un desafío enorme. Es muy difícil que se vuelva a repetir, van a ser conciertos únicos”, reflexiona Ricardo Venegas.

Javiera Parra, María José Quintanilla, Elizabeth Morris, Magdalena Matthey, Ema Pinto y Colombina Parra vuelven a participar, y esta vez se suma Amaya Forch.

“Todas tienen hartos méritos, talentos y cada una de ellas es una gran artista y cantante”, reconoce Ricardo Venegas, quien dirigía el ensayo. “Buscamos que cada una tuviera un pedacito de la canción, que la cantara ella sola o de a dos. Nosotros estamos bien acostumbrados a hacer la Cantata entre nosotros, pero hacerla con ellas también es un desafío. Fuimos probando de a poco. Como el ‘Lucho’ Advis escribió esto para voces masculinas, no es cosa de decir ‘ya, canta esto’, porque ella trata y le queda muy alto o muy bajo, entonces fuimos probando y resultó fantástico, cada una tiene una parte y están contentas, se preparan, ensayan y preguntan".

Para esta nueva versión de la obra, se incorporarán imágenes inéditas de la pampa salitrera, registradas especialmente para esta producción; además, contará con la narración del actor Francisco Melo. “Ya tuvimos una primera experiencia con él. Él hizo el relato de una obra que se basa en el texto de Pablo Neruda, Fulgor y Muerte, de Joaquín Murieta. Tiene experiencia de trabajar, pero la Cantata no la ha hecho nunca, estoy seguro de que va a salir fantástico”, profundiza Venegas.

Los conciertos de aniversario contemplan dos partes, primero la composición de Advis con voces femeninas y luego la interpretación de las canciones más nuevas del conjunto. El integrante de Quilapayún advierte que habrá “un pequeño contraste con la primera parte, que es más seria, más solemne, y después vamos ya a soltar un poco, una fiesta de celebración de los 60 años”, dice Venegas.

Cantata, un asunto personal

“Señoras y señores, venimos a contar, aquello que la historia, no quiere recordar”, canta María José Quintanilla de memoria, sin apuntes, sin torpedos. Con una voz potente, abrirá el espectáculo.

“Tengo una conexión con la Cantata que es muy familiar. A mí me pusieron la Cantata como a los niños le ponen canciones infantiles. Mi papá hacía los relatos y yo cantaba, me iba a dejar a la escuela todos los días y me iba a buscar con la Cantata. Tengo hasta el vinilo. Cuando yo llegué la primera vez a cantar con ellos, yo ya me la sabía. Entonces, cuando me dieron mis partes, para mí fue mucho más fácil”, cuenta a Culto.

Amo esta obra profundamente. Es importante para mí poder compartir con los ‘Quila’ y con estas mujeres de las que aprendo todo el rato. Hay una muy buena energía en el equipo. Todas somos de mundos tan diversos, pero que es la obra es tan importante que unifica”, añade.

La intérprete de Qué culpa tengo yo dice que este concierto la “pilla en buen momento. Voy a sacar disco este año, tengo una canción pegada, bonita, que más encima escribí yo. Me siento orgullosa”.

Colombina Parra, cantante e hija de Nicanor Parra, también integró la primera versión de este proyecto. “Va a ser mucho más interesante tocarla con el público, esa es la diferencia, eso es lo rico, lo que pasa en el ambiente cuando uno está interpretando, de alguna manera, un rito ancestral”, comenta.

A diferencia de Quintanilla, Parra conoció la Cantata cuando Eduardo Carrasco, voz principal de los ‘Quila’, la invitó para la primera versión. “Cuando descubrí la letra y la melodía, me encontré con un personaje que es Luis Advis que no lo tenía registrado. La importancia musical que tiene él, cómo juntó la música clásica y la música popular. Lo sigo descubriendo”, revela. “Hay una intención en cada nota”, agrega.

Para la actriz Ema Pinto, la invitación para volver a integrar el elenco de esta versión llegó como un regalo. “Siempre pensamos que en algún momento sería precioso presentarla en vivo y se está dando esta posibilidad”, dice. “Estamos ensayando, haciendo nuevamente calzar esas voces, tanto los Quilapayún y nosotras apoyándonos en los coros. Cada vez se van a ir desarrollando más los ensayos, para trabajar con el relato, que será de Francisco Melo”.

Por su lado, Amaya Forch, alejada de la televisión, se mueve entre escenarios “cantando mucho”. Es una de las nuevas del grupo, y cuenta que la invitación le llegó “como un regalo y una sorpresa”.

“Es música que yo cantaba desde niña. Para mí es muy importante, en mi historia personal, y me encanta que se hayan incluido mujeres, porque la vida la formamos hombres y mujeres, somos juntos. Las voces que hay, los diferentes estilos de cada uno, le da una inclusión absoluta, no solamente en cuanto a género, sino que a todo, estilos vocales y colores vocales”, dice Forch.

La última en sumarse a los ensayos, y en incorporarse nuevamente en las voces femeninas, fue Javiera Parra. “La maravilla fue que se abrió esta posibilidad. Es mi segunda vez cantándola, más todas las veces cuando niña, que me tocó escuchar la Cantata en Francia”, rememora.

Para Parra, esta obra es un asunto familiar. “Los recuerdos que tengo de los conciertos de la Cantata son de una época muy precoz de mi vida. Debo haber tenido 8 o 10 años, en esa época conocí el disco, que con mi hermano escuchábamos el vinilo. Muy honrada de que hayan pensado en mí de nuevo”.

Agregar las voces femeninas “es romper un paradigma gigante en la boy band”, dice Javiera Parra entre risas. “Estamos irrumpiendo, cada una con su color, y lo que se produce es muy lindo en términos musicales. Las letras agarran otro significado cuando están interpretadas por hombres y mujeres, se completa. Se habla harto de mujeres y niños en la cantata, entonces es interesante lo que pasa cuando ingresamos a aportar".

***

En medio del ensayo, los presentes se acomodaron para una foto. A regañadientes, Ricardo e Ismael se instalaron en las sillas, con sus guitarras. “¡Y les pasamos el guaterito!“, bromeaban las artistas, cuestionando el concepto de las mujeres en torno a los músicos.

La siguiente foto fue diferente, con aires de un nuevo tiempo. María José Quintanilla y Magdalena Matthey se acomodaron en las sillas, rodeadas de sus compañeros y compañeras.

Después de los flashes, vinieron los aplausos.

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