The Bear: Genialidad fragmentada
La serie retoma una senda más directa y atractiva que la temporada anterior y hace brillar a sus personajes con historias de redención, pero al mismo tiempo avanza en su trama a un paso a veces glacial y con escenas y a veces episodios enteros que se sienten de relleno.

Cuando la serie The Bear (Disney+) se estrenó a mediados de 2022, fue como una combo al mentón, pero de la mejor manera posible. Una serie desafiante, estresante, angustiante, perfectamente actuada y con grandes guiones que no tomaban la vía fácil sino que provocaban al espectador llenándolo de incomodidad. Fueron dos temporadas así; incesantes y casi sin fallas, y después vino un tercer ciclo que decidió girar en otra dirección: capítulos atmosféricos, llenos de pausas, hermosas tomas y una trama que avanzaba lento, sin nunca dejar del todo su sello personal de tener momentos de pura tensión y caos.
Entonces la pregunta quedaba en el aire, sobre si en su cuarta temporada la serie volvería a sus orígenes o seguiría en este estilo que a ratos parecía más de video musical que otra cosa. El día de estreno llegó y la respuesta puede ser algo insatisfactoria, porque The Bear parece haber decidido instalarse en un punto medio que, a su vez, logra y no logra convencer.
El tercer ciclo había mostrado los dolores de crecimiento de un restaurante que tiene como meta ser de los mejores que hay. Con esto vinieron personajes llenos de estrés, costos por los cielos, tensos encontrones y poco descanso o momentos de distensión. Y todo terminó con una escena ominosa, del chef Carmy Berzatto (Jeremy Allen White) viendo en su teléfono que apareció la primera crítica de un gran medio a su local y no fue buena.
Un año después la serie está de vuelta y retoma la historia donde la dejó. El restaurante está en un momento delicado. La crítica los golpeó al hablar de una platos inconsistentes y un ambiente caótico, y para más remate Jimmy (Oliver Platt) -el hombre que ha puesto toda la plata de esta aventura- les dice que los fondos se están acabando y que tienen dos meses para empezar a hacer dinero o deberán cerrar. Carmy se compromete a lograr una codiciada estrella Michelin en ese tiempo y empieza un viaje de contricción, intentando tomar más en consideración las opiniones del resto y haciendo una revisión de distintas áreas de su vida.
Así, la mesa queda servida para una nueva tirada de 10 episodios y, al menos según lo que se puede ver en su primera mitad, la receta no es completamente satisfactoria. Porque sí, la serie retoma una senda más directa y atractiva que la temporada anterior y hace brillar a sus personajes con historias de redención, pero al mismo tiempo avanza en su trama a un paso a veces glacial y con escenas y a veces episodios enteros que se sienten de relleno. Es una serie que no ha perdido su genialidad ni tampoco su corazón, pero que tiene mucho que hacer en cuanto a ritmo y fineza de trama.
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