En el mundo de Joaco

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En su último día en Santiago, la joya del golf chileno comparte detalles de su vida dentro y fuera de la actividad deportiva. Ya mañana volverá a los campos del PGA Tour para una nueva temporada.



Joaquín Niemann debe convivir con el éxito. Con la fama que le llegó de sopetón. En su interior hay un conflicto constante: entre el muchacho de 20 años que acepta sonriente tomarse la foto con una pequeña que se reconoce fanática de él y el chico un tanto tímido, que frente a una cámara es de pocas palabras. Es el precio de estar en el mundo de Joaco, ser el mejor golfista chileno de todos los tiempos, uno de los grandes proyectos mundiales de este deporte. Un diamante del PGA Tour, circuito al que se reintegrará mañana, cuando en Virginia Occidental haga la primera ronda de prácticas del Greenbrier Classic, certamen inaugural de la nueva temporada.

La imagen se da en las afueras de la cancha de golf del Club de Polo San Cristóbal. El auto se detiene, la niña y su padre deciden no perder el tiempo. "Ella es mi hija… Es fanática tuya y del golf", le dice el papá de voz ronca. Y Niemann acepta afectuosamente. Aunque claro, se le nota que hay un esfuerzo detrás, que no se siente tan cómodo. No es que sea un tipo desagradable; simplemente, prefiere un anonimato que ya perdió.

Su mirada y su voz, las que son exigidas por cada persona que lo saluda en las afueras del recinto, se perciben firmes. Se arregla la gorra y se apoya en su vehículo para iniciar la conversación. "Démosle", lanza con un tono serio, mientras temerosamente coloca las manos detrás de su espalda.

Joaco se tomó libre su primera semana desde que llegó de vacaciones a Chile. Antes de iniciar su segunda temporada oficial en el PGA Tour, la tercera en total, dedica su tiempo a hacer asados con sus amigos del golf y del colegio, con quienes no tiene tiempo de compartir durante el resto del año. Aunque tampoco le entrega mucho tiempo al receso. "Estuve más de descanso para aprovechar más de lo otro que hay acá. La última semana, le metí más al golf", dice.

Niemann reside en Estados Unidos. Cuando le toca hablar de Chile, lo hace con evidente nostalgia. Estar y hablar de su país le genera afectos. El tono de voz le cambia, no duda de las cosas que extraña cuando está en el extranjero. La comida, una de las primeras de esa lista. "Suena raro, pero las lentejas y los porotos me encantan", asegura con orgullo.

Parece que Joaco se siente bien con su vida en Florida, no así cuando se le consulta por Donald Trump, el presidente estadounidense, y sus políticas contra los latinos. Su rostro, ante la pregunta, se ve sorprendido. "No me meto. No estoy ni ahí", responde a lo Chino Ríos. "Estamos ciento por ciento legal en Estados Unidos, así que estamos bien", añade con una sonrisa socarrona.

Pese a que se le considera uno de los tipos fríos del golf, el talagantino exhibe una simpática personalidad fuera del campo, la que tampoco está libre de seriedad y timidez. Lo refleja a través de su sonrisa, que se olvidó de los frenillos hace solo algunos meses. Su reciente temporada fue irregular, pero para él no es problema. Descarta haber pecado de exceso de confianza durante su primer Tour como miembro. Y es que Niemann goza de una personalidad ganadora que lo hace estar a temprana edad entre los mejores del mundo. "Sé que tengo el juego y todo para poder ganar. Solo necesito esperar nomás y que todo se dé", expresa.

El muchacho tímido y formal comienza a quedar en el olvido a medida que la conversación avanza. Niemann deja de apoyarse en su auto y endereza su torso por completo. Sus ojos, que parpadeaban reiteradamente en los albores del diálogo, se vuelven fijos. Su forma de actuar evoluciona a la de un adulto con cuerpo de joven, donde abunda la confianza y el miedo al fracaso pareciera no existir.

"Cualquier otra persona yo creo que se pudo haber frustrado un poco con las semanas que tuve a principio de año, pero yo estoy ciento por ciento claro que así es el golf. Si hay semanas malas, sé que siempre habrá una semana que puede ser mejor y ahí se puede arreglar todo", expresa con respecto a su temporada 2018-2019, donde hasta la primera mitad parecía que perdería su membresía del PGA.

Aunque su inicio en el circuito no fue del todo bueno, Joaco mejoró su nivel para mantenerse en el circuito por otro año. "No venía jugando bien las últimas semanas y de una semana a otra, empecé a hacerlo muy bien", analiza. Sostiene que su nuevo coach de putt es uno de los principales responsables de su evolución. Con una sonrisa de oreja a oreja, se muestra satisfecho con los resultados: "Empecé a pegar con el putt mucho mejor y de ahí yo creo que uno agarra confianza y todo mejora".

Explica que el ambiente de la gira también es un factor que le permite perfeccionarse con tranquilidad. Desecha de inmediato que, a su juicio, tenga un clima netamente competitivo. De hecho, se exhibe molesto con el comentario de que exista gente que así lo piense. Para explicarlo, realiza con seriedad una particular comparación: "No es como en un partido de fútbol, que se pueden agarrar a combos en la cancha. Acá es completamente al revés. Los golfistas conviven juntos, entrenan juntos y tienen un camarín juntos".

Niemann es el jugador más joven del PGA Tour, no obstante, cuando se le consulta por aquello, se toma una breve pausa para responder. Luego, deja en claro con firmeza que el tema de la edad no le pesa para nada: "No me siento el cabro chico del PGA. Me siento uno más. Estoy haciendo lo mismo que los demás y tengo que competir".

Ser el más joven se da un poco porque no fue a la universidad y a los 19 años se hizo profesional. Su foco siempre estuvo en el deporte que le apasiona. "El golf lo he hecho toda mi vida. Estudiar, no mucho. Tampoco estudiaría, puro golf no más", cuenta. Sus buenas presentaciones despertaron tempranamente el interés de diferentes auspiciadores. Él decidió aprovechar de inmediato la oportunidad, por lo que continuar sus estudios se le hizo, de todas formas, complejo. En su rostro, eso sí, se ve que es una decisión de la que no se arrepiente de ninguna manera.

Joaco ha dicho antes que su personalidad le ayuda mucho al momento de competir en un campo de golf, pero admite con algo de nerviosismo que le cuesta definirse a sí mismo. "No sabría qué responder a eso", señala, mientras desvía sus ojos hacia cualquier parte. Como jugador, en cambio, se describe convencido y sin problemas: "Me gusta ser agresivo. Siempre trato de ser así en todo minuto".

Entre sus desafíos pendientes, está el de representar nuevamente a Chile en un megaevento. Solo pudo hacerlo en 2017, cuando logró la medalla de plata en los Juegos Bolivarianos de Colombia. No pudo estar en los recientes Panamericanos de Lima por encontrarse en pleno período de competición en Estados Unidos. "No es por desmerecer… Tenía los playoffs del PGA. Me hubiera encantado", justifica. Su cara se torna ilusionada cuando se le consulta por su deseo de conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. "Voy sí o sí. Ojalá pueda lograr una medalla. Es uno de mis sueños", enfatiza.

Niemann nunca ha escondido su admiración por Tiger Woods, uno de los golfistas más destacados de la historia y de quien ha recibido elogios. Incluso, han compartido en el campo, donde han intercambiado palabras. "Fue entretenido poder jugar con él. Me decía que le gustaba mi swing, pero que él ni cagando podía hacerlo porque está medio duro de espaldas", revela entre carcajadas.

Joaco es reconocido hincha del fútbol y de la Universidad Católica. Devela que, en su niñez, practicaba el balompié, pero optó por dejar de hacerlo para enfocarse en su desarrollo en el golf. "Me gustaba jugar a la pelota. Jugaba de lateral izquierdo, pero tuve que parar porque era el golf o el golf", recuerda.

En la UC tiene varios ídolos, como Diego Buonannote, Cristián Álvarez y Nicolás Castillo. Con este último, conversa frecuentemente a través de redes sociales, puesto que ambos comparten las pasiones por el golf y los cruzados. "Él siempre me responde las historias de Instagram. Me dice: 'buena crack, que te vaya bien'. Me gustaría jugar golf con él", comenta con un leve tono de admiración.

Las metas

La cita concluye y Niemann se alista para marcharse. Pero no lo hace sin antes compartir sus objetivos establecidos para un nuevo año de golf: "Voy a tratar de disfrutar, que es lo es lo principal. También tratar de divertirse todas las semanas, no frustrarse si se dan semanas malas y poder ganar". Se sube a su automóvil y lo primero que se escucha es una canción de Bad Bunny, uno de sus artistas favoritos de su género musical predilecto: el reggaetón.

El motor del Mercedes plomo hace retumbar todo el cemento por el que transita. En él, Joaco regresa a su casa para preparar las maletas y mentalizarse de cara a un nuevo año en la élite del golf. La joya chilena vuelve a dejar el país, lista para seguir siendo pulida.

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