El último simulacro

MORA SELECCION
Agenciauno.

Chile cierra la fecha FIFA con un encuentro descafeinado ante Guinea al que llega con muchas dudas en ataque y sin un capitán al mando: otro trago que le toca resolver a Rueda.



Sin dos de sus principales referentes, sin ninguno de sus tres últimos capitanes, sin apenas público en las tribunas y sin gol. Así afrontará esta tarde la selección chilena su segundo y último encuentro de la fecha FIFA de octubre ante la selección de Guinea. Un rival del que poco se sabe -aunque se intuye bastante- y del que menos se ha hablado durante las escasas 48 horas que ha tenido a su disposición Reinaldo Rueda para preparar el choque ante el cuadro africano. Y es que el foco noticioso, como ha venido siendo una constante durante toda la semana de concentración, estaba en otra parte. En el aeropuerto y en la enfermería, fundamentalmente, dependencias por las que se vieron obligados a desfilar, en la jornada del domingo, los cuatro jugadores liberados por el seleccionador.

El resto, es decir, los 20 futbolistas que se encuentran todavía a las órdenes del DT, completaron ayer su última práctica. Una leve sesión de entrenamiento, de carácter regenerativo, que sirvió a Rueda para perfilar la oncena de circunstancias que deberá poner en liza ante la ex colonia francesa. Las ausencias de Alexis y Orellana obligarán al estratega a acometer una auténtica revolución en una parcela atacante a la que apuntan Christian Bravo, Felipe Mora y Jean Meneses. Las nuevas cartas de gol de un equipo deprimido en materia realizadora. "Naturalmente que la falta de gol es preocupante. Muchos de nuestros jugadores de la parte ofensiva no están en buena racha, otros no están jugando y otros todavía no responden a la adaptación a la Selección. Hay varios factores que se mezclan para no tener esa cuota ofensiva que queremos", reconocía, en conferencia de prensa, Reinaldo Rueda.

Y es que los guarismos no pueden ser más desalentadores. Siete encuentros acumula la Roja sin conocer la victoria, su peor racha en tres lustros, coronada además con un preocupante bagaje anotador de tan solo dos goles. Dos en 630 minutos, o lo que es lo mismo, uno cada más de tres partidos. Un mundo.

Así con todo, la del tridente ofensivo será la principal novedad introducida por Rueda con respecto a la oncena que se midió el pasado sábado a Colombia. El resto del bloque continuará, salvo sorpresa, siendo el mismo, con la excepción de la más que posible inclusión en la formación inicial de Sierralta como acompañante de Maripán en el centro de la zaga. Un 4-3-3 formado, entonces, por Bravo; Isla, Sierralta, Maripán, Parot; Vidal, Pulgar, Pinares; Christian Bravo, Mora y Meneses.

La otra incógnita que resta por despejar es la identidad del portador de la jineta ante el cuadro guineano, toda vez que Chile inició la concentración con tres capitanes en el escalafón de Rueda y ya no tiene ninguno. Las dos vías de solución que se presentan son tan válidas como polarizadas (Vidal y Bravo), por lo que es probable que el técnico, fiel a su talante, acabe apostando por una solución más salomónica: Isla. Por lo pronto, el colombiano prefiere mantener el suspense: "Mañana, durante el juego, se darán cuenta de quién va a ser el capitán, lo van a poder observar en la cancha. Pero está bien que haya preocupación por este tema".

Luego le regaló elogios al arquero ("Claudio está demostrando convicción, calidad y experiencia"), después al volante ("el querer estar acá y brindarse de la manera en que se brinda Arturo, que es un ícono y un estandarte, es algo muy meritorio"), y finalmente a ambos ("son dos hombres maduros que aman la Selección y para quienes por encima de la bandera de Chile no hay nada"). Difícil, por no decir imposible, descifrar sus planes.

Tan difícil, seguramente, como tratar de vaticinar la afluencia de espectadores al estadio Rico Pérez para presenciar un duelo enrarecido, casi denostado, cuyos boletos -previo registro- no tendrán costo alguno. Un encuentro internacional entre selecciones absolutas gratis -con invitación, pero gratis- en que la Roja de Rueda no deberá justificar con su cometido el precio de las entradas, pero sí retomar al menos las sensaciones y los resultados extraviados en alguna parte. Guinea, la 74ª mejor selección del mundo según el ranking de la FIFA, está dispuesta a arruinar el último simulacro.

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