El choque de estilos de los candidatos al Palacio de Planalto

El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participan en un debate de candidatos antes de la segunda vuelta electoral, en Sao Paulo, Brasil, el 16 de octubre de 2022.

Mientras el candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores se ha ido moderando con el paso de los años, el actual presidente de Brasil sigue fiel a un libreto marcado por las polémicas.


Ala ya explosiva mezcla de política y religión que marcó la campaña presidencial en Brasil, en la recta final de cara a la segunda vuelta de hoy se sumó un tercer elemento al cóctel: el fútbol.

El último programa electoral gratuito del presidente y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, transmitido la noche del viernes, contó con la participación de Neymar Jr., la estrella del Paris Saint-Germain, quien se metió de lleno en su campaña luego de que manifestara su voto a favor de la reelección del mandatario antes de la primera vuelta del 2 de octubre.

Un apoyo que no cayó bien en la campaña de Luiz Inácio Lula da Silva, quien ironizó con el respaldo del jugador a su rival en las urnas. “No estoy enojado. Neymar tiene derecho a elegir a quien quiera como Presidente. Creo que tiene miedo de que, si gano las elecciones, sepa que Bolsonaro le perdonó la deuda del impuesto sobre la renta. Creo que por eso me tiene miedo. Obviamente, Bolsonaro hizo un trato con su padre”, explicó el exmandatario. Lula mencionó el proceso que el futbolista enfrenta por corrupción en España, donde tiene deudas pendientes con Hacienda que se elevan a casi 35 millones de euros.

Ajeno a los cuestionamientos, Neymar dijo que “sería maravilloso tener a Bolsonaro reelecto y Brasil campeón. Te voy a llevar la copa a la casa de gobierno”, le prometió durante un reciente streaming en YouTube que llegó a acumular un millón de reproducciones durante su conversación.

Y es que el bombardeo digital entre Bolsonaro y Lula durante la campaña fue constante, abrumador y sin filtro. Sin embargo, si de cantidad de seguidores se trata, el actual presidente domina el campo de batalla al ser un espacio que utiliza con frecuencia desde que asumió, al estilo Donald Trump, no solo para realizar anuncios, sino también para apuntar contra sus detractores, como la estrella de Hollywood Leonardo DiCaprio y la cantante pop brasileña Anitta, que anunció su apoyo al petista.

Partidarios del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva participan en un evento de campaña en Brasilia, Brasil, el sábado 29 de octubre de 2022. Foto: AP

Mientras Bolsonaro cuenta con 15 millones de seguidores en Facebook, Lula cuenta con 5,3 millones. Lo mismo sucede en Twitter, donde el mandatario suma 9,5 millones de seguidores, versus los 5,2 millones del candidato del PT. La situación se repite en Instagram: 24 millones de seguidores para Bolsonaro y 9,2 millones para Lula.

A nivel político, la politóloga Cecilia Degl’Innocenti resumió así las vidas opuestas de ambos candidatos al Palacio de Planalto, en un artículo publicado por el periódico Perfil. “Uno viene de la izquierda y hace años que comenzó un giro hacia el centro, que en 2002 le permitió ganar las elecciones en su tercer intento. Golpeado por denuncias de corrupción, fue a la cárcel, lo que le impidió candidatearse en 2018, pero la justicia anuló sus causas y resurgió como un Ave Fénix”, comentó sobre Lula.

Mientras que para Bolsonaro, el perfil es más que decidor: “El otro tiene un pasado militar y una larga carrera de mediocre trabajo parlamentario y una gestión presidencial cargada de polémicas, con un desastroso manejo de la pandemia, pero buenas cifras en la economía. Lo peor: no quiere decir que aceptará los resultados si pierde”.

Una mujer agita una pancarta con una imagen del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante un acto de campaña en Brasilia, Brasil, el sábado 29 de octubre de 2022. Foto: AP

Pero al margen de estas dos vidas tan distintas y opuestas como sus modelos de país, Richard Lapper, periodista y consultor británico especializado en América Latina, encuentra similitudes. “Tanto Lula como Bolsonaro son lo que yo llamaría políticos auténticos que se dedican a conectar con sus principales seguidores. Son bastante diferentes de los políticos centristas clásicos que gobernaron Brasil durante los primeros 15 años después del fin del gobierno militar. Ambos tienen identidades políticas que trascienden sus partidos. Lula, aunque ahora tiene 76 años, es de lejos el líder más popular del partido obrero que fundó hace más de 40 años. Para Bolsonaro, un partido es simplemente un caparazón legal que requiere para ser elegido: ha cambiado de partido con frecuencia en sus 33 años de carrera política”, comenta sobre el mandatario de 67 años.

“Lula explora el pasado exitoso de políticas económicas y sociales en el ámbito externo, en cuanto, al mismo tiempo, explora la buena imagen y prestigio que Brasil tenía en los años de su gobierno. Y explora del rival Bolsonaro, la pésima gestión de la pandemia de Covid-19, la pérdida de condiciones económicas de la población brasileña y el discurso de social del odio de los años de Bolsonaro”, apunta Rafael Duarte Villa, académico de la Universidad de Sao Paulo.

“Y de parte de Bolsonaro, como tiene pocos aspectos internos positivos a mostrar, su estilo de campaña se basa en la propaganda fuertemente negativa del adversario: la corrupción en los gobiernos de Lula; las amenazas que Lula representaría para los sectores evangélicos (como el cierre de iglesias) y un discurso fuertemente antiideología PT, que incluye mostrar los vínculos pasados y presentes de Lula con gobiernos autoritarios de izquierda en América Latina”, detalla. “En fin, el estilo de Bolsonaro intenta mostrar la idea de que Brasil no debería arriesgarse a repetir experiencias desastrosas social y económicamente de los gobiernos de izquierda latinoamericana”, resume.

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