Columna de Roberto Ampuero: Mr. President: Come home!

Gabriel Boric, presidente de la República, junto a la canciller Antonia Urrejola.
Gabriel Boric, presidente de la República, junto a la canciller Antonia Urrejola.

Por Roberto Ampuero, ex ministro de Relaciones Exteriores de Chile

La reciente performance del Presidente en la CELAC confirma que su fuerte es ser opositor, no mandatario. Lo sabíamos con respecto al ámbito nacional, pero tras la cumbre esta convicción se amplía al internacional. Cinco autogoles en 24 horas es un misil contra cualquier política exterior.

Primero: Boric aterrizó en Buenos Aires con el Insulto-gate pisándole los talones. La filtración reveló estilo, lenguaje y análisis en Cancillería sobre asuntos con Argentina y también (ojo) Londres. Temo que Boric aún no capta que la magnánima actitud de su par argentino ante el audio lleva un soterrado mensaje diplomático: me la debes.

Segundo: Su arrogante discurso con tufillo neocolonial frente a la crisis de Perú, surgida del frustrado autogolpe del expresidente Pedro Castillo. Esta imprudencia lo obligará a retractarse, pero el daño ya está hecho y Chile acumula en su cuenta otra deuda, nada menos que ante Torre Tagle, cancillería sólida y de memoria prodigiosa.

Tercero: Empleó el plural mayestástico al referirse a cómo solucionar la tragedia causada por la dictadura venezolana (“La crisis la tenemos que resolver con Venezuela en la mesa”), plural que incluye gratuito protagonismo. Son los venezolanos quienes deben resolverla, y Chile debiera respaldar a los demócratas en su lucha por la recuperación de la democracia, tal como numerosos países -entre ellos Venezuela- respaldaron a chilenos en la recuperación de la democracia.

Cuarto: Boric le lanzó en Buenos Aires un puntapié a la pasada a Washington por su embargo a Cuba (que no es bloqueo, debiera saberlo), pero haciendo una vergonzosa finta para no referirse a la más longeva dictadura del planeta, la de los hermanos Castro: 64 años manteniendo a la isla sin libertad, democracia, ni prosperidad.

Quinto: Dejó en evidencia su ansiedad por convertirse en líder regional. Así, en lugar de actuar como Presidente de Chile, lo hizo como activista en campaña y rompiendo demasiadas figuras en la cristalería. Boric se interna por una senda apetecida por otros (también seductora por sus antecesores), y siempre minada. Pero lo hace con su retaguardia en crisis y cuando Chile exige hoy toda su dedicación.

Antes de cabalgar en pos de la fama más allá de las fronteras urge poner la casa en orden. Mr. President, come home!

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