¿Qué esconde la incertidumbre del Súper Domingo en Perú y Ecuador?

Los peruanos concurrirán este domingo a las urnas en la primera vuelta más incierta de su historia. Hay seis candidatos con posibilidades de pasar al balotaje y los analistas no se atreven a realizar ninguna proyección. Al mismo tiempo, Ecuador llevará a cabo su segunda vuelta presidencial, en la que el correísmo aspira a recuperar el poder, aunque hasta ahora nada está dicho. Bolivia, por su parte, realizará elecciones en cuatro regiones, comicios clave para el Movimiento Al Socialismo.


Los analistas políticos peruanos intentan encontrar un paralelo, alguna otra elección que se parezca a la del domingo, pero no, no hay rastros en la historia reciente de Perú. Los politólogos coinciden en que nunca antes hubo tal nivel de incertidumbre, tanta sorpresa y tantos candidatos (al menos seis) con posibilidades reales de pasar a segunda vuelta. Sí han habido vuelcos inesperados, como el de 1990, cuando Mario Vargas Llosa tenía “asegurada” la elección y en la última semana Alberto Fujimori dio vuelta todo. O un hito más reciente, cuando en 2016 Keiko Fujimori perdió a última hora frente a Pedro Pablo Kuczynski por apenas 41.057 votos. Sin embargo, en ambos casos, estas volteretas electorales ocurrieron en un balotaje.

Este domingo 11 los peruanos acudirán a las urnas en medio de un nivel de incertidumbre electoral inédito. Deberán elegir entre 18 candidatos, de los cuales cinco tienen entre un 14% y 11% de intención de voto (Ipsos-El Comercio): Yonhy Lescano, Hernando de Soto, Verónika Mendoza, George Forsyth y Keiko Fujimori. Más atrás figuran Rafael López Aliaga y Pedro Castillo. El gran problema es que según la encuesta que se mire, cambian radicalmente las posiciones y el respaldo de los candidatos.

Algo similar ocurre en Ecuador, donde este domingo se llevará a cabo la segunda vuelta entre Andrés Arauz, el delfín del expresidente Rafael Correa (2007-2017), y el empresario Guillermo Lasso (derecha). Al igual que en Perú, los analistas no se atreven a dar un pronóstico.

También es absolutamente incierto lo que ocurrirá mañana en Bolivia, que llevará a cabo un balotaje para elegir a los gobernadores en los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando. En estos comicios, el Movimiento Al Socialismo (MAS) del Presidente Luis Arce y Evo Morales, se juega buena parte de su futuro.

¿Qué hay detrás de la alta incertidumbre en este Súper Domingo de elecciones en Sudamérica? ¿La poca claridad solo tiene que ver con el coronavirus o hay algo más profundo?

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“Con una crisis económica exacerbada por los devastadores efectos sanitarios, sociales y políticos de una pandemia implacable, América Latina enfrenta la situación más aguda y preocupante en décadas. Las tres elecciones del domingo en Ecuador, Perú y Bolivia resaltan la gravedad de las circunstancias actuales, incluido el descontento social generalizado y una notable falta de líderes que puedan ofrecer un camino de reforma y renovación democráticas”, afirma Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, centro de análisis e intercambio político con sede en Washington.

Shifter, que lleva años analizando los cambios en la región, apunta que las “condiciones desesperadas” en muchos de los países de Sudamérica proporcionan un terreno fértil para los populismos y las políticas demagógicas. “Los resultados de las elecciones son muy inciertos, ya que la mayoría de los ciudadanos de las tres naciones están desilusionados y frustrados por la incapacidad de los gobiernos para resolver problemas básicos. El caso más dramático es Perú, que había sido uno de los países con mejor desempeño económico de la región”, apunta.

Natalia Sobrevilla, catedrática de historia latinoamericana en la Universidad de Kent, en Reino Unido, dice que es inédito que en la semana previa a las elecciones “no sepamos quiénes pueden pasar a segunda vuelta”. “Esto tiene que ver con el hartazgo de los electores con el sistema político y la convicción que ninguno de los candidatos los representa”, acota.

El candidato presidencial peruano, Pedro Castillo (izquierda), dirigente del gremio docente, en Lima, el 30 de marzo. FOTO: REUTERS/Sebastian Castaneda

En el simulacro de votación que publicó El Comercio-Ipsos el domingo pasado, el centroizquierdista Yonhy Lescano consiguió un 14,7%. Este excongresista, cuya esposa es chilena, se ha mantenido en el tope de las encuestas desde hace varios meses, aunque en los últimos días su apoyo iría a la baja. En segundo lugar se ubicó el economista Hernando de Soto (13,9%), quien a comienzos de marzo tenía un apoyo de apenas 5,9%. Más atrás, la centroizquierdista Verónika Mendoza (12,4%); el exarquero de Alianza Lima, George Forsyth (11,9%); y Keiko Fujimori (11,2%). Pero en otra encuesta, la del diario La República, es la hija de Alberto Fujimori quien aparece en primer lugar, con un 9,8% de intención de voto, en segundo lugar De Soto, y en tercer puesto el conservador Rafael López Aliaga (8,4%). En ese sondeo también figura, aunque en sexto lugar, el dirigente ministerial Pedro Castillo, quien iría al alza.

Alfredo Torres, de Ipsos Perú, ha estudiado el comportamiento electoral de los peruanos desde 1984 y dice que “sin duda Perú se enfrenta ahora a la elección más fragmentada de su historia”. “De los 18 candidatos, siete tienen alguna posibilidad de pasar a la segunda vuelta”, sostiene. Entre las causas que explicarían este fenómeno, Torres asegura que “la población está muy decepcionada de los políticos por el caso Odebrecht (todos los expresidentes bajo investigación) y muy irritada con la pandemia, la pérdida de empleos y los confinamientos”. Perú suma 1,6 millones de contagios y casi 54 mil muertos, el país con más fallecidos por millón de habitantes (1.620) de América Latina.

Keiko Fujimori en el distrito de Los Olivos, en Lima, el 8 de abril. FOTO: ERNESTO BENAVIDES / AFP)

“Lo normal era llegar a esta fecha con tres candidatos disputando el pase a segunda vuelta. Tenemos candidatos de todas las tendencias, pero ninguno con la suficiente trayectoria y empatía como para poder congregar un gran apoyo”, concluye Torres. “Este nivel de fragmentación es inédito. Recuerdo que en algún momento de 2011 se juntaron cinco candidatos que tenían posibilidades de pasar a segunda vuelta, pero todos tenían más de 14% de respaldo. Lo de ahora es un nivel muy bajo”, afirma Luis Benavente, encuestador peruano y director de Vox Populi Consultoría. “No ha surgido un gran líder o lideresa que genere entusiasmo. La corrupción ha perjudicado mucho a todo el sistema político y los ciudadanos tienen mucha rabia contra la política. Además, tampoco tenemos un sistema de partidos”, agrega.

División fujimorista

“En 20 años de elecciones no se había registrado tal volatilidad en el votante”, apunta Paola Ugaz, periodista peruana y corresponsal en Lima del diario ABC de España.

“Han aparecido extremos: peruanos que se autoposicionan en los extremos de izquierda y de derecha. Eso ha roto el gran elector centrista peruano”, complementa Carlos Meléndez, analista peruano y académico de la UDP y COES. Preguntado sobre si finalmente Perú se enfrentará al dilema de elegir entre el fujimorismo y el antifujimorismo, como ha ocurrido en las últimas elecciones, Meléndez dice que el electorado fujimorista se ha fragmentado en tres, al igual que el antifujimorismo.

“El fujimorismo tiene tres candidatos: Keiko, De Soto y López Aliaga”, asegura Sobrevilla.

La candidata presidencial Verónika Mendoza, junto a sus seguidores durante su cierre de campaña en Lima. FOTO: REUTERS/Sebastian Castaneda

¿Vuelve el correísmo?

En el caso ecuatoriano, también hay una profunda fragmentación. En la primera vuelta del 7 de febrero, Arauz se impuso con un 32,7%, mientras que Lasso quedó segundo, con un 19,7%. Sin embargo, el empresario consiguió su paso al balotaje después de un “fallo fotográfico”. Esto, porque el líder indígena Yaku Pérez, del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, logró un 19,3%. Pérez denunció un fraude electoral. La otra gran sorpresa fue el cuarto lugar del empresario Xavier Hervas (15,6%).

“En la primera vuelta, más de cuatro millones de ecuatorianos no votaron ni por Arauz ni por Lasso. Hay un nivel alto de indecisión se mantiene alto”, sostiene Rebeca Morla, politóloga y consultora política ecuatoriana, quien agrega que el contexto de estas elecciones tiene que ver con que 7 de cada 10 no tienen un empleo adecuado, los índices de pobreza han retrocedido 10 años y los niños más pobres no estudian desde hace un año”.

Partidarios del candidato Andrés Arauz (izquieda), exhiben un retrato del ex Presidente Rafael Correa, en Quito. FOTO: AP Photo/Dolores Ochoa

“El final será muy apretado. Las causas fundamentales serían dos. En primer lugar, la fuerte confrontación entre correísmo y anticorreísmo, que polariza la elección. En segundo lugar, el empate se produciría por el estancamiento de Arauz y el crecimiento de Lasso”, dice Simón Pachano, investigador de Flacso Ecuador y columnista del diario El Universo.

Andrés Campaña Remache, analista político ecuatoriano, complementa: “Estas elecciones se realizan en el marco de una de las mayores crisis sociales y políticas del Ecuador. La pandemia afectó notablemente la economía, más que la crisis de 1999. Lasso ha ido revirtiendo su situación de la primera vuelta”.

El empresario Guillermo Lasso (derecha), junto a su esposa Maria de Lourdes Alcivar, durante el cierre de su campaña presidencial en Guayaquil, el 8 de abril. FOTO: RODRIGO BUENDIA / AFP

El caso boliviano

En las elecciones regionales del 7 de marzo en Bolivia, el MAS de Evo y Arce cedió terreno. De hecho, el oficialismo perdió las alcaldías más importantes del país, como La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz.

“En la segunda vuelta en cuatro de los nueve departamentos del país, el comportamiento electoral puede significar una derrota para Evo como jefe de campaña y jefe del MAS, revés que ya sufrió en la primera vuelta”, sostiene el politólogo boliviano Carlos Cordero. “En Bolivia está en juego la vigencia del evismo”, concluye.

El Presidente Luis Arce junto a David Choquehuanca.

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