Religión en cuarentena: Cómo mantener los ritos

El Obispo de Osorno, Jorge Concha, preside la misa de Domingo Ramos via online, en el sexto día de cuarentena total por la emergencia Covid-19.

En un mes marcado por las celebraciones de Semana Santa, el Pésaj judío y el Ramadán islámico, creyentes de cuatro religiones (católica, protestante, judía y musulmana) relatan cómo continúan profesando su fe a distancia, con la ayuda de la tecnología, y comparten las interpretaciones de sus credos frente a una pandemia que paraliza al mundo, pero no la fe de millones.


Si de sobrevivir se trata, las religiones han enfrentado duras amenazas. Han sido capaces de perdurar a lo largo de la historia de la humanidad, siendo testigos y protagonistas de múltiples desafíos. La aparición del Coronavirus se suma a la lista de pandemias, cruzadas, guerras y dificultades internas que han atravesado.

Puestos frente a un nuevo reto, fieles de distintas creencias deben lidiar con problemáticas tan mundanas como profundas. ¿De qué forma recrean las tradiciones que los congregan, lejos de sus lugares de reunión? ¿Cómo mantener los vínculos de la comunidad? ¿Qué interpretaciones hacen, desde sus respectivos credos, de la actual crisis sanitaria? Cuatro personas de distintas religiones comparten sus rituales y reflexiones en medio de la pandemia.

No es un juicio de Dios

A fines de marzo, desde el Vaticano y frente a una plaza de San Pedro completamente vacía, el papa Francisco bendijo a un mundo azotado por la propagación del Covid-19. Para María Ester Roblero, periodista y miembro de la congregación Opus Dei hace 35 años, fue una homilía clave para entender dónde está puesta hoy la fe y esperanza de quienes son católicos.

Él nos recuerda que estamos todos juntos arriba de esta barca. Aquí nadie se salva solo, más que nunca tenemos que ser comunidad, y entender que esto no es un juicio de Dios, al contrario.

Roblero, quien es académica de la Universidad de Los Andes, argumenta que esta puede ser una oportunidad para “corregir nuestros resabios de una fe medieval”, y crecer en un mayor conocimiento de Cristo “que jamás se movió por miedo, sino que por amor al padre y al prójimo más necesitado”, dice en su última columna, titulada La pastoral del miedo.

A través de su computador, la periodista ha podido asistir a misas y encuentros, además de mantenerse informada y conectada respecto a las próximas celebraciones de Semana Santa. “Ha sido súper enriquecedor, por ejemplo, ir a misa en el Hogar de Cristo, el Santuario de Torreciudad, en España, e incluso la capilla de la Casa de Santa Marta, donde reside el papa Francisco. Puedes estar en línea con miles de personas, alrededor del planeta, en la misma celebración”, describe Roblero, quien agrega que la celebración de Semana Santa será en la misma línea de lo que hicieron para este Domingo de Ramos.

“La celebración fue particularmente bonita porque, aunque estábamos solos, cada persona frente a su computador, éramos cientos de personas que unidos en la misma celebración, cada uno con el ramo que había confeccionado en su casa”. Al terminar el rito virtual, relata, la invitación fue a que cada feligrés pusiera su ramo en la puerta de la casa.

La académica agrega que es fundamental lograr traducir la fe en obras concretas, e ir en ayuda de quienes se están viendo afectados por la pandemia. “Tal como hemos sabido organizarnos para rezar y asistir a misa, también debemos organizarnos para dar un apoyo a quienes lo necesiten”.

Encerrados, celebrando la libertad

La Pascua Judía, o Pésaj, es la festividad con la que se recuerda la liberación del pueblo hebreo tras 210 años de esclavitud. Paradójicamente, este año se vivirá en el aislamiento. “Vamos a tener que celebrar solo con la familia nuclear y sin ir a la Sinagoga. Es una oportunidad para encontrarle un nuevo sentido al valor de la libertad, que es justamente lo que estamos festejando”, afirma Michelle Reich, Directora de extensión y desarrollo del Museo Interactivo Judío, cuyo propósito es acercar su cultura a la ciudadanía.

Desde el miércoles ocho de abril, y durante ocho días, la comunidad judía celebra el “comienzo” de su historia. La historia de un pueblo que, cree Reich, tiene la resiliencia y la adaptabilidad en sus raíces.

Durante 3 mil años los judíos nos hemos ajustado a las circunstancias sin perder nuestra identidad. Y es gracias a esas enseñanzas y experiencias que hoy vamos a poder acomodarnos a esta nueva realidad y sacar lo mejor ella.

La comunidad se ha mantenido en contacto a través de la página en Facebook del Círculo Israelita de Santiago, y en plataformas como Zoom y YouTube, donde se comparten canciones, clases, prédicas y hasta consejos de cocina para preparar la comida del Pésaj (donde se deben consumir alimentos que no fermenten, como masas, pan o fideos).

Sorpresivamente, reconoce, este vuelco a la tecnología ha significado que estén más preparados e informados que nunca. “A pesar de que uno echa de menos la cosa multitudinaria, todas estas iniciativas virtuales nos hacen sentir un poco más conectados y te dejan la sensación de que seguimos siendo una familia”.

En medio de las celebraciones, para Reich el tema de quedarse en casa no se trata solo de proteger a sus seres queridos, sino también de proteger a los demás, recogiendo un principio fundamental del judaísmo, descrito en sus sagradas escrituras, “quien salva a una vida es como si salvara a un universo entero”.

Reconciliar lo que está quebrado

El hecho no pasó desapercibido: con cerca de 30 fieles presentes, el viernes pasado un pastor evangélico ofició una ceremonia en el sector de Bajos de Mena, en Puente Alto, a pesar de estar contagiado con Covid-19. Una situación que no se condice con los resguardos que Alejandra Espinoza, cristiana e integrante de la iglesia anglicana, ha tomado junto a toda su familia y comunidad. “Yo esperaría que tanto creyentes como no creyentes tomarán este llamado en serio”, dice.

Espinoza sabe de muchas personas que han ignorado el llamado de las autoridades a mantenerse en sus casas lo que, afirma, no se condice que lo que profesan en su iglesia.

Los cristianos somos personas llamadas a obedecer a las autoridades, siempre y cuando sus indicaciones no vayan en contra de nuestra fe. Por eso, hoy nos estamos cuidando para cuidar a los otros.

Con la ayuda de un computador y su Biblia, Espinoza cuenta que continúan con sus clases, momentos de oración y servicios dominicales usando un canal de YouTube. “Para nosotros vivir en comunidad es muy importante, porque es ahí donde crecemos juntos y el carácter es formado. A través de la tecnología podemos alabar juntos a Dios, dar los avisos de la iglesia y seguir conectados aunque sea de lejos”.

Según la mujer, los cristianos protestantes creen que la pandemia es consecuencia de que vivimos en un mundo que está quebrado: “Esa fractura viene de rechazar a Dios como la persona que quiere que vivas mejor y en un lugar más sano. En el momento que lo rechazamos, el mundo se empezó a enfermar.

En esa línea, piensa que esta Semana Santa será especial. “Es una celebración para recordarnos que Dios, en su infinito amor, nos mandó a su hijo a la Tierra. ¿A qué? A unir, a reconciliar lo que está quebrado, lo que está fracturado”.

Y esa es la esperanza que, dice Espinoza, tienen como cristianos. “La muerte, las enfermedades, sean por una pandemia, por guerras… no tienen la última palabra. La última palabra la tiene Dios y, cuando uno ha puesto su confianza en él, se puede seguir viviendo, aun cuando las cosas se derrumben”.

Alá está con los pacientes

El 23 de abril comienza el mes del Ramadán, momento en que los musulmanes practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol. Una tradición que conmemora el momento en que Alá le reveló los primeros versos del Corán al profeta Mahoma.

“A diferencia de la Semana Santa cristiana, no es necesario ir a la mezquita ni congregarse para conmemorarlo”, explica el presidente de la Asociación Cultural Islámica de Chile, Gonzalo Silva. Si bien hay oraciones especiales, en caso de que continúen las prohibiciones de eventos colectivos estas se realizarán individualmente en cada casa. De hecho, Egipto anunció hace unos días que las mezquitas seguirán cerradas.

Desde la primera semana de marzo la comunidad musulmana se ha ido adaptando poco a poco a la cuarentena. “Hemos creado una guía fácil que llamamos Prevenir el Coronavirus es tarea de todos donde ilustramos ocho consejos prácticos, tanto desde el punto de vista islámico como médico, para prevenir el contagio”, describe Silva.

“Cuando una ciudad o un poblado tiene enfermos, hay una peste, no debemos entrar ni ir hacia ella, y los que están en este poblado no deben salir de ella para no propagar la enfermedad”, dice Silva, tomando las palabras del profeta.

Pese a que la realización de su oración comunitaria de los días viernes ha sido suspendida por congregar a un número considerable de personas, las cinco oraciones diarias que configuran el pilar de su fe siguen practicándose día a día, ya que no necesitan un lugar especial para realizarse.

“Alá dice en el sagrado Corán ‘ciertamente justo a la dificultad, viene la facilidad’, y en otro versículo también nos recuerda que Alá está con los pacientes. Es por ello que recomendamos a nuestra comunidad, y a la comunidad en general, cultivar estas características que todos debemos tener durante este tiempo”, sentencia.

Lee más de esta serie:

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.