
Ahmad Alzoubi: “Existe un creciente descontento en la opinión pública israelí con Netanyahu, ya que ahora se le considera parte del problema”
En entrevista con La Tercera, el académico de la Universidad de Lusail de Qatar aborda la actual situación en Gaza, así como lo que sucede en Siria y el rol de Irán en la región.

Ahmad Alzoubi conoce bien la realidad en Medio Oriente y tiene una opinión categórica sobre la actual situación en esa zona. Experiodista en el Al Jazeera Media Institute y con un doctorado en Comunicación Social con mención en Periodismo Humanitario por la Universidad Metodista de Brasil, actualmente es profesor adjunto de Periodismo y Comunicación en la Universidad de Lusail de Qatar y director del Middle East Monitor (MEMO) en portugués, una organización dedicada al monitoreo de la prensa que se centra principalmente en el conflicto israelí-palestino.
De visita en Chile, Alzoubi participó esta semana en un encuentro académico organizado por el Observatorio de Asuntos Internacionales de la Escuela de Periodismo de la Universidad Finis Terrae. En ese marco, el periodista palestino nacido en Jordania conversó con La Tercera sobre la actual situación en Medio Oriente, en especial de la guerra en Gaza.

Usted es profesor universitario en Qatar. ¿Cuál fue el impacto en ese país por el reciente asesinato de un equipo periodístico de la cadena de televisión qatarí Al Jazeera en Gaza, dado que varios empleados de ese canal ya han sido blanco del Ejército israelí en los territorios palestinos?
Nuestros colegas Anas al-Sharif, Mohammad Qariqqa, Ibrahim Dahir, Moumin Alaywa y Mohammed Noufal fueron asesinados por perseverar en el cumplimiento de su misión profesional, sabiendo que solo ellos podían documentar e informar al mundo sobre la realidad del genocidio. Desde que Israel prohibió la entrada a Gaza a periodistas internacionales, son los corresponsales palestinos quienes arriesgan sus vidas y terminan cubriendo la muerte de sus colegas, y ahora son ellos quienes mueren de hambre, agotamiento y, en última instancia, por ataques selectivos.
En Qatar, donde Al Jazeera nació y se convirtió en una cadena de medios de comunicación de prestigio internacional, los asesinatos de los periodistas causaron dolor e indignación, así como una respuesta inmediata de las autoridades. El Primer Ministro y ministro de Asuntos Exteriores, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, condenó el ataque como un “crimen inimaginable”, una “violación de la libertad de prensa” y declaró que el periodismo no puede ser criminalizado. Qatar culpó a Israel de “silenciar las voces que documentan los acontecimientos en Gaza”.
Al Jazeera ha sido blanco de ataques israelíes por su continua cobertura de Gaza y ya ha perdido a gran parte de su personal. ¿Cómo olvidar la ejecución de Shireen Abu Akleh y de las decenas de familiares de su jefe de oficina en Gaza, Wael al-Dahdouh, incluyendo a su hijo periodista, Hamza, y al camarógrafo Samer Abu Daqqa? Además, Israel cerró sus oficinas en Ramala y Jerusalén, confiscó su equipo y, finalmente, prohibió la emisión de la cadena, obligándola a cubrir la situación desde Jordania, utilizando corresponsales locales en Gaza. Todo esto ha tenido un profundo impacto en Qatar.
A pesar de todas las pérdidas y obstáculos, Al Jazeera Media Network ha buscado recuperar su capacidad de cobertura rápidamente y sin interrupciones, y considero que esta persistencia en escuchar la voz de Gaza es una práctica necesaria del periodismo humanitario para cubrir y denunciar el genocidio.

El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dicho que “no hay hambruna en Gaza”. Sin embargo, la creciente atención a la hambruna en Gaza en la prensa internacional ha llevado a algunos medios israelíes a informar sobre el tema por primera vez. ¿Qué opina de este cambio en la cobertura informativa en Israel?
Los medios israelíes siempre han estado sesgados hacia la guerra, adoptando una narrativa militar o de seguridad que se centra en justificar las operaciones militares o presentarlas como una respuesta a los palestinos. Sin embargo, con el aumento de los informes internacionales sobre hambruna, desnutrición severa y el colapso del sistema de salud en Gaza, la situación humanitaria ya no puede ignorarse por completo, ni siquiera dentro de Israel. Este cambio no representa una transformación radical; más bien, suele ser un intento de contener las críticas internacionales o evitar el aislamiento de los medios internacionales.
Netanyahu ha criticado las protestas en Israel contra su gestión de la guerra de Gaza, sugiriendo que los manifestantes están fortaleciendo así la posición de Hamas y retrasando la liberación de rehenes. ¿Qué opina del creciente descontento de la opinión pública israelí contra Netanyahu?
La opinión pública israelí es más compleja de lo que parece y no puede reducirse a una sola postura. Hay quienes abogan por continuar la guerra hasta que se logre la victoria, y lo sorprendente es que un segmento del movimiento sionista de centroderecha coincide con Netanyahu, hasta el punto de abogar por el asesinato o el desplazamiento de los habitantes de la Palestina histórica. Esto está demostrado por documentos israelíes, y consideran un error de los fundadores del Estado de Israel aceptar la fórmula “menos árabes y más judíos”, en lugar de “un pueblo sin tierra, para una tierra sin pueblo”.

En mi opinión, no creo que exista un desacuerdo significativo, real y sustancial en la creciente opinión pública israelí respecto al gobierno de Netanyahu. Existe un amplio consenso en los círculos y la sociedad israelíes sobre la expulsión forzosa de los palestinos, apoyando que esta debe ocurrir ahora y no posponerse más, como hizo Ben-Gurion.
Los analistas israelíes afirman que si una sola persona permanece en Gaza, se alzará contra el ocupante, lo que representa una amenaza estratégica para Israel. Sí, existe un creciente descontento en la opinión pública israelí con Netanyahu, ya que ahora se le considera parte del problema, no de la solución. Pero esto no ejerce ninguna presión sobre Netanyahu, ya que quienes exigen un alto el fuego inmediato y el regreso de los rehenes son solo sus familiares.
Un reciente video del ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, donde se burla del líder palestino encarcelado Marwan Barghouti provocó indignación. En su opinión, ¿qué mensaje intenta transmitir Ben-Gvir con esa acción?
El ministro extremista grabó deliberadamente un video dirigiéndose al líder palestino, con comentarios considerados humillantes y provocadores, mientras el prisionero era rodeado por soldados y se lo llevaban en condiciones desconocidas y con quién sabe qué tipo de manipulación. Las reacciones no se hicieron esperar, acusando a Israel de tortura y terrorismo de Estado. Ben-Gvir, quien se ha opuesto abiertamente a cualquier negociación que impida la eliminación del pueblo palestino y detenga la toma de control de Gaza por parte de Israel, pretende con estas imágenes quebrantar el espíritu de resistencia del pueblo palestino, pero esto ya se ha demostrado imposible.
El pueblo palestino está desesperado por el hambre, las heridas, la falta de agua, energía, medicinas y la pérdida de seres queridos, pero no se ha doblegado ante Israel. Es esta derrota palestina la que intenta insinuar, lo que solo provoca más indignación. Marwan Barghouti es un símbolo de la lucha palestina y ha cumplido cadena perpetua en cárceles israelíes durante muchos años. Mostrar desprecio por uno de los símbolos nacionales palestinos e intentar humillarlo frente a un público más amplio es una mezquina muestra de fuerza. Pero esto solo atrae la atención mundial hacia la difícil situación de los presos palestinos, sometidos a las formas más degradantes de tortura.
Según datos penitenciarios, entre 1967 y finales de 2024, aproximadamente un millón de palestinos han sido encarcelados, incluyendo más de 50.000 niños, niñas y adolescentes, y más de 17.000 niñas y mujeres, incluidas madres. Esto es Israel, que aún utiliza órdenes de detención administrativa -más de 60.000 durante este período- que no requieren acusación ni juicio. Hoy en día Israel mantiene a más de 9.900 prisioneros, hombres y mujeres, cuyas identidades se conocen, que se consumen en 27 cárceles, centros de interrogatorio o centros de detención. Además, miles de prisioneros en la Franja de Gaza están sujetos a desaparición forzada. Actualmente, entre los detenidos se encuentran 29 mujeres, 400 menores de 18 años y aproximadamente 3.500 presos administrativos.
Usted escribió sobre la diáspora palestina en Latinoamérica. Considerando la situación actual en Gaza y los planes de Netanyahu de tomar el control de este enclave, ¿cree que podría producirse un nuevo movimiento migratorio de Gaza a Latinoamérica, y a Chile en particular?
La historia demuestra que la tierra palestina pertenece a los árabes y que sus habitantes siempre han sido árabes, con religiones sucesivas, como el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Los palestinos no eligieron la migración voluntaria ni la reubicación y el desplazamiento voluntarios. Esto se hizo sistemáticamente, basándose en los planes para el establecimiento del Estado de Israel publicados en el Libro Blanco y sus políticas de expulsión y desplazamiento.
La formación de la diáspora fue motivada, y la mayoría sufrió migración forzada, tanto externa como interna, como ocurrió en la masacre de Deir Yassin, la masacre de Tantura y muchas otras. Lo que vemos ahora son refugiados dentro de Palestina, obligados a migrar de un lugar a otro en su tierra. Frente a esto, existen leyes de las Naciones Unidas, como los Convenios de Ginebra (1949), la Resolución 194 (1948) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, las Resoluciones 242 (1967), 338 (1973) y 465 (1980) del Consejo de Seguridad, el informe del Comité Especial para Investigar las Prácticas de la Ocupación Israelí (2004) y la decisión de la Corte Internacional de Justicia (2004).

Todas estas decisiones se tomaron contra el desplazamiento forzado, la construcción del muro de separación y la reiterada anexión de tierras de Cisjordania. Los principios generales del derecho internacional humanitario, incluidas las Convenciones de La Haya de 1907, también prohíben el desplazamiento de poblaciones en el contexto de guerra y conflicto, reconociendo los derechos palestinos. Sin embargo, no estamos presenciando un movimiento migratorio palestino a otros países desde Gaza, donde presenciamos la masacre de un pueblo asediado y exhausto sin ayuda internacional y que intenta resistir en su tierra.
Tras décadas como enemigos, Siria e Israel ahora parecen compartir un enemigo común: Irán. Considerando el pasado yihadista del actual Presidente sirio, ¿cómo afecta esta nueva relación a Medio Oriente?
Lo que está sucediendo en Siria es resultado de la represión de los movimientos de la Primavera Árabe, que llevaron a los jóvenes a protestar contra la injusticia, la opresión, la distribución injusta de la riqueza y la corrupción sistemática que ha persistido durante décadas y continúa como resultado del golpe de Estado contra la contrarrevolución. Las relaciones en Medio Oriente se encaminan hacia nuevos conflictos y desacuerdos, que podrían beneficiar solo a los intereses estadounidenses. Es evidente que Irán tiene políticas muy desacertadas en Siria, Irak y otros lugares, pero debe reconocerse que Irán ha estado históricamente presente en la región y ha sido vecino de la Península Arábiga durante miles de años.

La primera y más importante pregunta es cómo lidiar con él en lugar de combatirlo, dado que tiene el derecho histórico de coexistir con los árabes. Siempre debemos diferenciar entre Israel e Irán, tal como lo definen las Naciones Unidas, como en la Resolución 242 (1967), emitida tras la guerra de 1967, que exige la retirada de Israel de los territorios que ocupó durante dicha guerra, como Cisjordania y la Franja de Gaza; la Resolución 497 (1981), que declara nula la anexión israelí de los Altos del Golán sirios, y la Resolución 2334 (2016), que declara que los asentamientos israelíes en los territorios ocupados son ilegales y deben cesar de inmediato. El invasor y ocupante extranjero es Israel. Irán, por otra parte, ha estado presente históricamente en esa región.
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