
El conflicto entre Israel e Irán en ojos de expertos
En entrevista con La Tercera, los analistas Ely Karmon y Ali Vaez dan cuenta de los objetivos de Israel e Irán en la guerra, y las posibilidades de que Estados Unidos intervenga en ella.

Ely Karmon: “El pueblo israelí comprende que Irán es una amenaza existencial”

Una semana después del ataque israelí a Teherán, los misiles siguen cruzando Medio Oriente en una y otra dirección, y mientras el Presidente estadounidense Donald Trump mira desde lejos y decide si entrar o no en el conflicto, ninguno de los dos bandos beligerantes parece querer detenerse en el corto plazo.
El politólogo israelí Ely Karmon es investigador principal del Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo en la Universidad Reichman, en Herzliya, Israel. Además, se desempeñó como asesor del Ministerio de Defensa de Israel.
En entrevista con La Tercera, Karmon comenta los motivos que han puesto a Israel e Irán en un enfrentamiento bélico y cuán posible es, por ejemplo, que el régimen de Teherán caiga a causa de esta guerra.
Antes de la ofensiva del pasado 13 de junio, de Israel contra Irán, había conversaciones sobre el programa nuclear entre Teherán y Washington. Y eso era lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo afectan estos ataques israelíes esas conversaciones? ¿Incentivan a la República Islámica a tener un programa nuclear?
Al menos en un principio, el Presidente Donald Trump afirmó que las conversaciones eran positivas, que estaban avanzando y que los iraníes estaban respondiendo a las solicitudes estadounidenses.
Pero hace varias semanas quedó claro que los iraníes no estaban dispuestos a aceptar el programa de Trump ni el acuerdo, que implicaba que todos los proyectos nucleares iraníes debían ser desmantelados, y que no habrá enriquecimiento de uranio en suelo iraní. Y los iraníes no aceptaron esta propuesta bajo ningún concepto. Hubo presión por parte del Presidente Trump, con muchas declaraciones, pero hace apenas una semana anunció que habría una nueva, una última reunión en Omán el domingo o lunes pasados. Así que le indicó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que no interviniera hasta que se reunieran los seis negociadores.

Lo que ocurrió es que esto era un engaño, un acuerdo entre el Presidente Trump y el primer ministro Netanyahu, quien inició la guerra el 13 de junio y sorprendió, con una acción estratégica, al régimen iraní. Así las cosas, parece claro que Trump, que siempre dice querer negociar un buen acuerdo, no es aceptado por los iraníes. Por lo tanto, espera que la presión militar de Israel provoque un cambio en el liderazgo iraní que lo obligue a aceptar el plan estadounidense, que, como dije, es muy duro para Irán: le exige el desmantelamiento completo del proyecto y la prohibición del enriquecimiento de uranio en suelo iraní.
Se habla de la necesidad, de la idea de eliminar o derrocar al líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, más allá de solo acabar con el programa nuclear de Teherán. ¿Qué busca Netanyahu con este ataque y qué sería para él un “éxito” en esta guerra contra Irán?
El objetivo oficial del ataque, de la guerra, es destruir el proyecto nuclear y conseguir una solución que impide su reanudación en el futuro. Esto significa que si lo destruimos por completo ahora, debe haber un acuerdo que incluya la supervisión internacional, lo que en su momento fue la supervisión internacional en Irak, tras la Guerra del Golfo, que impedirá que Irán reconstruya su infraestructura. En este contexto, la instalación de Natanz, que es la instalación sobre la superficie, fue destruida. No está claro qué sucedió con la instalación subterránea de Natanz, que cuenta con una gran cantidad de centrifugadoras. La instalación de centrifugadoras de Isfahán también fue fuertemente atacada, y solo la instalación de Fordow permanece intacta por el momento.
El ayatola Jamenei, líder de un régimen que durante años ha pedido la destrucción de Israel, es prácticamente responsable de todo lo ocurrido contra Israel en los últimos 40 años, incluyendo los dos últimos. Apoyó a Hamás en Gaza, a Hezbolá en Líbano y a los hutíes en Yemen, y atacaron a Israel dos veces, en abril y diciembre del año pasado. Por lo tanto, hay personas en la clase dirigente israelí, probablemente incluso el primer ministro, que creen que para lograr un cambio real es necesario un cambio de régimen. En mi opinión, no es algo viable a corto plazo.

El régimen cuenta con numerosas fuerzas sobre el terreno. Las fuerzas de la Guardia Revolucionaria han sido decapitadas, pero hay cientos de miles de militares. También está el Basij, la milicia que controla y vigila a la población. En todas las manifestaciones del pasado, los Basij fueron quienes reaccionaron contra ellas, arrestando, asesinando y encarcelando a personas, etc. Por eso, siguen activos, y hay un millón.
¿Cómo percibe el pueblo israelí este nuevo frente de guerra que libra el país?
El pueblo israelí comprende perfectamente que esta amenaza ha crecido y es una amenaza existencial.
En los últimos meses, cada vez hay más información y datos científicos que indican que los iraníes poseen uranio enriquecido suficiente (más de 400 kilos) como para construir de ocho a 10 bombas atómicas en dos semanas, quizás incluso menos. Y que están construyendo un dispositivo militar, un dispositivo nuclear, que se instalará en los misiles balísticos ya existentes. Así que esta es la mayor amenaza de la que la población es consciente y apoya la guerra en Irán.

No está claro cuánto se mantendrá este apoyo, porque si la guerra termina en una, dos o tres semanas, estoy seguro de que todos estarán contentos. Pero si se convierte en una guerra de desgaste entre Israel e Irán, no es seguro que la población esté contenta. Mucho depende, como dije, de la destrucción de la capacidad balística para atacar a Israel.
Cabe mencionar que la evaluación de los militares, pero también, creo, de expertos como yo y otros, es que Irán tiene mucha más capacidad para atacar a Israel. Ahora, en total, en cinco días, creo que tenemos entre 34 y 40 muertos, y varios cientos de heridos, lo cual representa daños relativamente menores para una guerra como esta.
Ahora nuestra gente, y yo mismo, pasamos cada noche, dos o tres noches en búnkeres, en nuestras casas o en nuestras posiciones defensivas para sobrevivir. Este es un caso nuevo. Es muy difícil psicológicamente, incluso físicamente, pero ese no es el verdadero sufrimiento si se gana la guerra.
Ali Vaez: “Israel busca ser la única potencia de la región, hundiendo a Irán en el caos”

Nacido y criado en Irán, Ali Vaez conoce bien la realidad de su país. Actualmente, dirige en el Proyecto Irán del International Crisis Group, un think tank dirigido a la resolución y prevención de conflictos armados internacionales. Formado como científico (tiene un doctorado en biomedicina y física nuclear), lideró las iniciativas de Crisis Group para ayudar a cerrar las brechas entre Irán y el P5+1 (un grupo de seis potencias mundiales) que condujeron al histórico acuerdo nuclear de 2015.
A su juicio, ¿cómo afectaron los ataques de Israel contra Irán las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán que estaban en curso?
Esta es una de las razones por las que el ataque israelí sorprendió a los iraníes, ya que, desde la perspectiva del Presidente Donald Trump aún no se habían agotado las opciones diplomáticas que justificarían recurrir a la acción militar. Y, especialmente tras la reacción de Trump al ataque israelí, y el hecho de que se mostrara muy partidario del mismo, Irán ha llegado a la conclusión de que todo el proceso de negociación no fue más que una artimaña para encubrir la búsqueda de Israel de una opción militar para abordar la cuestión nuclear con Irán. Por lo tanto, la escasa confianza que existía en el deseo de Trump de llegar a un acuerdo ha fracasado por completo. Esto dificultaría aún más cualquier negociación futura.
Pero la decisión de Irán de renunciar por completo a las negociaciones o de mantener la puerta abierta también depende de la proporción de la capacidad nuclear que quede al final de este conflicto, por ahora. Sabemos que sus instalaciones sobre la superficie están sufriendo daños. Sin embargo, algunas de las instalaciones subterráneas permanecen intactas, incluyendo la más importante, Fordow, un búnker en su montaña.
Y en Fordow, Irán aún cuenta con los dos ingredientes principales que necesita para avanzar hacia un arma nuclear: centrifugadoras avanzadas y una reserva de uranio altamente enriquecido al 60%. Por lo tanto, Irán aún tiene una vía para obtener una bomba, pero una intervención militar estadounidense y el ataque a Fordow también podrían bloquearla.
Donald Trump pidió la “rendición total” en Irán. ¿Es posible esa capitulación sin condiciones? ¿Existe alguna posibilidad de que el régimen sea derrocado en las próximas semanas?
Un cambio de régimen es definitivamente mucho más difícil de lo que creo que Israel o Estados Unidos desean, debido a un simple hecho: no existe una alternativa unida viable para reemplazar a la República Islámica. Por lo tanto, si el régimen se desestabiliza, es más probable que sea reemplazado por el caos interno y una guerra civil en lugar de una transición fluida hacia un orden político sucesor. Y eso empeoraría la situación si la preocupación es realmente la no proliferación, porque entonces se da una situación en la que cientos de científicos nucleares, que saben cómo enriquecer uranio y desarrollar un arma nuclear, estarán sueltos sin un gobierno central capaz de controlar lo que hacen. Podrían incluso desarrollar un programa de armas nucleares de forma clandestina.
Por eso la diplomacia es una vía mucho mejor para garantizar que Irán no obtenga armas nucleares, ya que, de lo contrario, se enfrenta a mucha incertidumbre. Y, especialmente en caso de desestabilización del régimen, aumentaría el número de actores con conocimiento peligroso y disminuiría el control sobre ellos. Esto no es positivo si el objetivo es la no proliferación nuclear.
Entonces, ¿qué está haciendo Israel?
Parece que el objetivo de Israel no es debilitar el programa nuclear de Irán, ya que si se observa el número de objetivos que Israel ha perseguido, la mayoría son, en realidad, no nucleares. Se trata de instituciones gubernamentales, instalaciones militares y centros de mando y control, más que instalaciones nucleares. Y, como mencioné, la más importante de estas instalaciones nucleares, Fordow, sigue intacta.

Ahora bien, es posible que Israel espere que Estados Unidos intervenga y concluya el trabajo destruyendo Fordow. Pero la realidad es que ni siquiera el bombardeo estadounidense de Fordow es necesariamente una solución, ya que los inspectores del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) llevan días sin poder acceder a Fordow. Por lo tanto, desconocen si el material fisible sigue allí o si los iraníes lo han retirado en previsión de un ataque.
Bombardear la instalación significaría que pasarían semanas antes de que los inspectores del OIEA pudieran excavar entre los escombros y acceder al lugar para averiguar qué sucedió con el material fisible. Y en este período, Irán ya podría haber convertido en arma su arsenal de uranio enriquecido al 60%. Por lo tanto, este tipo de enfoque conlleva graves riesgos.
Pero, repito, para Israel, creo que nada de esto importa, ya que su objetivo es eliminar a Irán como adversario regional y asegurarse de ser la única potencia hegemónica de la región, hundiendo a Irán en el caos interno. Otro Estado fallido en la región no es motivo de preocupación para Israel. Pero la realidad es que desestabilizar un país de 90 millones de habitantes no beneficia a nadie, ni a los europeos que sufrirían oleadas de refugiados procedentes de Irán, ni a que Israel pueda vivir en paz y prosperidad en un entorno en el que ha creado tanto derramamiento de sangre y generado tanta ira contra sí mismo.

¿Qué sería para Netanyahu un “éxito” en esta ofensiva contra Teherán?
Existe la percepción de que la decapitación del liderazgo iraní podría provocar el desmantelamiento del régimen. Sin duda, Jamenei es un hombre poderoso en Irán, y aún tiene la última palabra en asuntos de Estado cruciales. Dicho esto, el sistema iraní también ha demostrado ser bastante resiliente. Y, a diferencia de Hezbolá, que era un actor no estatal, Irán es un Estado con instituciones y cargos gubernamentales profundamente arraigados.
Por lo tanto, siempre hay nuevas fuerzas dispuestas a tomar el control. La eliminación del ayatola Jamenei podría desestabilizar aún más el régimen y podría tener dos consecuencias. Surgiría un sucesor mucho más débil que Jamenei y subordinado al poder existente, la Guardia Revolucionaria. O la Guardia Revolucionaria podría deshacerse por completo del cargo de líder supremo y asumir oficialmente el poder como una junta militar. En ambos casos, el tipo de transición de cambio de régimen que Israel tiene en mente no creo que se materialice necesariamente. Solo aumentaría la incertidumbre sobre lo que viene después.

¿Cuál es la solución diplomática para Irán en este momento?
Existe un camino muy estrecho. Pero eso requiere que el Presidente Trump se posicione a la misma distancia entre Israel e Irán y no se alinee con Israel como beligerante. Porque entonces ya no podría negociar un alto el fuego entre ambas partes. Él sería parte en la guerra. Una mayor escalada o posible expansión del conflicto pondría en riesgo la vida de estadounidenses. Hay 40 mil soldados estadounidenses estacionados en la región. Hay cientos de miles de estadounidenses viviendo en Israel. Por lo tanto, a Estados Unidos le conviene que este conflicto no se descontrole.
Si el Presidente Trump no propone un acuerdo que suponga la capitulación y la humillación de una nación afligida y herida, que acaba de sufrir una guerra de agresión, entonces creo que tiene la oportunidad de lograr un acuerdo diplomático más duradero, que resuelva básicamente el estancamiento nuclear con Irán de una manera mucho más sostenible.
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